La política y la libertad de expresión ya se hicieron eco antes de que comience la 67ª Feria Internacional del Libro de Frankfurt. Ayer, la rueda de prensa para presentarla estuvo marcada por serias medidas de seguridad: Irán ha cancelado su participación como protesta por la inclusión del escritor y ensayista Salman Rushdie, nacido en Bombay en 1947, nacionalizado británico y autor de Los versos satánicos (1988), novela que es considerada una blasfemia por el régimen iraní. Cuando se publicó, el ayatolá Ruhollah Jomeini, líder de la revolución que instauró ese régimen, dictó una fatwa -condena a muerte emitida en el marco de la ley islámica- contra Rushdie y todos los que hubieran participado en la edición y difusión de la novela: el traductor del libro al japonés, Hitoshi Igarashi, fue asesinado en 1991, y tanto el traductor al italiano, Ettore Caprioli, como el editor noruego, William Nygaard, han sobrevivido a varios atentados.

En estos días, los líderes iraníes protagonizaron una fuerte protesta por la presencia del escritor en la feria, donde la mayoría de los participantes son empresas editoriales, pero algunos gobiernos organizan exhibiciones para las industrias de sus países. Ante la cancelación de Irán y su intento de boicot a uno de los encuentros editoriales más importantes del mundo literario, los organizadores no demoraron en dar su opinión: “Su biografía y su vida literaria otorgan a Rushdie una voz de gran influencia en todo el mundo para debatir sobre libertad de expresión en el mundo editorial. La publicación de literatura polémica y sus consecuencias afectan no sólo a los autores, sino a toda la industria. Por eso la libertad de expresión y sus límites son nuestros temas clave este año”, expresaron.

Durante la conferencia de prensa, Rushdie convocó a defender la libertad de expresión amenazada por la intolerancia religiosa, afirmando que sin esa libertad “los otros derechos no existen”. Por su parte, el director de la feria, Jürgen Boos, lamentó la postura de las autoridades iraníes, y afirmó que la feria es “un lugar de diálogo” en el que la libertad de expresión “no es negociable”. Añadió que confía en que lo del gobierno de Irán “sólo sea una interrupción temporal de los contactos que hemos tenido”, y aseguró que editoriales independientes de ese país estarán presentes. Antes de cerrar su intervención, el director recordó que Rushdie “todavía está amenazado de muerte a causa de su obra”. Meses después del atentado de enero de este año contra la revista Charlie Hebdo, en Francia, en el que los atacantes mataron a 12 personas, Boos enfatizó la importancia de la libertad de expresión, a la vez que reconoció “una fuerte politización” de esta 67ª edición de la feria.

El encuentro tendrá como invitado de honor a Indonesia, y los organizadores destacaron que ese país, que cuenta con la mayor población musulmana del mundo, “es un ejemplo de tolerancia y diálogo” y llega con una nutrida delegación de 70 autores. La feria, que estará abierta al público general sólo durante el fin de semana, culminará el domingo con la entrega del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes al escritor germano-iraní Navid Kermani, autor de novelas y de ensayos acerca del islam. Otro de los invitados será el célebre escritor británico Ken Follet, quien presentará la adaptación a videojuego de su famosa novela Los pilares de la tierra. Pero además estarán presentes otras figuras destacadas como Isabel Allende, el danés Jussi Adler-Olsen o el antropólogo británico Nigel Barley.

Entre los autores indonesios se encuentra Laksmi Pamuntjak, que presentará su última novela, The Question of Red, una historia de amor que se desarrolla en medio de la violenta represión anticomunista de los años 60 en su país. Pero más allá de la presencia de Indonesia como invitado especial, el salón editorial enfatizará en general la producción asiática, con un mayor número de expositores provenientes de Malasia, Tailandia, Vietnam y Singapur.