El subgénero conocido como nü metal predominó en el rock mundial durante aproximadamente un lustro -a principios de este siglo-, pero nunca tuvo un gran prestigio entre los críticos (o siquiera entre el resto de los rockeros). Como se sabe, el nü metal combinaba el arsenal de riffs propios del metal intercalado con elementos del hip-hop (tanto en los ritmos como en las voces), en una unión que tuvo sus lejanos orígenes en la fusión RUN DMC-Aerosmith, y que luego fue desarrollada por grupos tan experimentales como Faith No More, antes de degradarse en manos de bandas tan populares como dudosas, del estilo de Linkin Park, Papa Roach y Staind, generalmente odiadas por todo el mundo excepto por sus fans.

Entre estas bandas, una de las más exitosas e irritantes fue Limp Bizkit, comandada por el ególatra empresario millonario Fred Durst, quien sin embargo siempre tuvo la deferencia de reconocer su admiración por uno de los grupos pioneros del estilo, los siempre politizados y furiosos Rage Against the Machine. La admiración de Durst llegó al punto de incluir en su repertorio “Killing in the Name of”, el clásico de Rage Against the Machine, presentándolo como un tributo a “la banda que empezó todo esto”.

Pero el amor y la admiración no eran exactamente recíprocos; en una entrevista que publicará próximamente la revista Rolling Stone con el bajista de Rage Against the Machine, Tim Commerford, el periodista le mencionó los elogios de Durst hacia su banda, lo que no fue precisamente bienvenido. Commerford contestó: “Pido disculpas por Limp Bizkit. En serio. Me hace sentir realmente mal que hayamos inspirado semejante porquería”. Y como si no hubiera sido claro, Commerford -que erróneamente pensaba que Limp Bizkit estaba disuelta, cuando está simplemente inactiva por el momento- agregó: “Pero se fueron. Eso es lo hermoso. Queda sólo una banda y es Rage, y en lo que a mí respecta, es lo único que importa”.

El periodista de la Rolling Stone podría haber recordado (o tal vez lo hizo) que en la entrega de premios de MTV del 2000, al perder en su categoría Rage Against the Machine ante Limp Bizkit, Commerford -un tanto colocado- se agarró tal rabieta que se subió a una de las grúas de iluminación del escenario y permaneció pendiendo peligrosamente a gran altura hasta que lo bajaron. Un gesto que hoy recuerda diciendo que lamenta “no haber sacudido esa cosa (la grúa) hasta que se viniera al suelo y se destruyera todo”.