Que esté Acorazado Potemkin en Sala Cinemateca no parecería tener nada de excepcional, pero conviene alertar a los cinéfilos que esta vez no se trata del clásico mudo de Serguéi Eisenstein, sino de un trío homónimo de Buenos Aires al que casi puede considerarse un dream team del rock subterráneo argentino de los años 90. Conformado por Federico Ghazarossian en bajo, Luciano Esaín en batería y Juan Pablo Fernández en guitarra y voz, Acorazado Potemkin se formó en 2009 y fogueó su material tocando en vivo hasta que en 2011 editó su primer disco, Mugre, que causó una gran impresión en los circuitos alternativos porteños, ganando entusiastas elogios de crítica y público. En 2014 sacó su sucesor, Remolino, y ambos discos están disponibles para descargar libremente en http://www.acorazadopotemkin.com.ar.

El grupo se enmarca en cierto fenómeno que está ocurriendo en los márgenes de la música pop mundial, en el que las propuestas más jóvenes y enérgicas están siendo ofrecidas por músicos en su cuarta o quinta década de vida. Pero esto no es nada sorprendente si se revisa el currículum de los integrantes de la banda; Federico Ghazarossian hizo sus primeras armas en el bajo como integrante virtuoso de las dos legendarias bandas comandadas por Palo Pandolfi: Don Cornelio y la Zona en los años 80 y Los Visitantes en los 90. Luego de la frustrante separación de esta última banda -que siempre pareció estar a punto de convertirse en un fenómeno nacional y nunca llegó a serlo-, Ghazarossian abandonó el rock y el bajo eléctrico y se dedicó a estudiar el contrabajo y tocarlo en orquestas de tango, dejando su instrumento original en el estuche durante ocho años. Pero como contrabajista volvió a acercarse al rock por medio de la ecléctica banda Me Darás Mil Hijos. Y gracias a ella conoció a Juan Pablo Fernández, hermano del líder de Me Darás..., con quien armaron Acorazado Potemkin, volviendo Ghazarossian al bajo eléctrico.

Juan Pablo Fernández es un viejo conocido de los uruguayos porque fue el guitarrista de Pequeña Orquesta Reincidentes, una formación que visitó frecuentemente Montevideo durante los años 90 y que generó cierto culto entre los capitalinos. Los Reincidentes combinaban un sonido denso y oscuro a lo Nick Cave con influencias gitanas y balcánicas, y con una nada despreciable cuota de aires tangueros, tal vez uno de los distintivos más notorios de la personalidad musical de Fernández, quien además fue el compositor de la banda de sonido de la película Whisky, de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella. A la alianza de Fernández y Ghazarossian se sumó el baterista Luciano Esaín, hermano del famoso productor indie Mariano Manza Esaín y representante del lado más pop del under porteño. Se trata de un baterista de extraordinaria solidez, ha participado en bandas como Playmobil y Motorama y actualmente sigue tras los parches de Valle de Muñecas, junto a su hermano Mariano.

¿A qué suena Acorazado Potemkin? Según su propia definición, a “mugre-rock-punk”, y es cierto que es un proyecto más rockero y distorsionado que las anteriores bandas de sus integrantes, pero entre sus melodías se cuelan toques de blues, de milonga y de la peculiar escuela de guitarras del rock argentino en general, desde Claudio Gabis hasta Skay Beilinson; todo tamizado por el sentido melódico del canto apasionado de Fernández, un cantante capaz de hacer sonar arrabalero hasta a un tema de punk poshardcore y de escribir letras tan rioplatenses como la de “Gloria”, que dice: “Que no se burlen de ti / Pero vos, no te burles de mí / La Gloria fue, fue esa prostituta que me dio su nombre verdadero / Ahora sé que es verdad, el amor está en la boca de quien me roba la voz / Y me enamoré de vos porque a nada decías que no / Al final comprendí que a nada dirías que sí”.

En todo caso, hoy a las 22.00 Acorazado Potemkin se presenta junto a Eté & the Problems (recientes ganadores del Graffiti a mejor canción con su tema “Jordan”) en Sala Cinemateca, dentro del ciclo Aut-Out, que combina grupos afines con repertorios y presencias poco convencionales. Dos grandes bandas por el precio de una, en colaboración con una institución que necesita ayuda; es decir, programa completo.