El Teatro para el Fin del Mundo (TFM) surgió hace tres años en México, con el objetivo de intervenir espacios abandonados o marcados por la violencia, a partir de la pregunta de cuál era el papel que podía desempeñar la actividad teatral en ellos. Desde hoy y hasta el lunes 30, con entrada libre, se desarrollará en el barrio del Cerro la primera edición del TFM Montevideo.
En su momento, la actriz, directora y coordinadora general del TFM en la capital, Susana Souto, explicó a la diaria que, en este caso particular, primero se pensó cuáles eran las condiciones de la ciudad para realizar una réplica del festival, y también por qué era necesario hacerlo, dado que la idea es que los espacios a los que se va no sólo estén relativamente abandonados sino también vinculados con situaciones de emergencia, en la medida en que la principal motivación es “ganar esos espacios para el arte y para el uso de la comunidad”. Con esos criterios, la locación del Cerro estuvo planteada desde el comienzo, porque es un barrio en el que hay áreas donde, además del abandono, persisten vínculos con un pasado productivo -como en el caso del frigorífico o del Parador del Cerro-, que agregan un componente de vulnerabilidad y emergencia.
Para el Festival, el TFM realiza una fuerte apuesta a la comunidad, además de involucrar directamente a 50 personas como parte de la organización. Cuando lanzaron la convocatoria dirigida a grupos nacionales, los organizadores plantearon un catálogo de espacios para que los elencos pudieran optar por locaciones acordes a sus propuestas escénicas. Según contó la coordinadora, uno de los escenarios más requeridos fue el Parque Tecnológico Industrial del Cerro (PTI), que, si bien está reconstruido -a partir de lo que antes era el Frigorífico Artigas- y en funcionamiento, aún incluye las ruinas de uno de los galpones, donde antes funcionó un cuerpo de Bomberos. Ése fue el espacio elegido del terreno que ocupa el PTI, y allí mismo se presentarán dos compañías: la italiana Instabili Vaganti (el viernes a las 20.30), que genera mucho interés porque es una propuesta de “teatro físico” surgida a partir de la experiencia de una fábrica europea, vinculada con la idea de la automatización corporal que genera determinado tipo de trabajo; y la uruguaya de circo Magma (hoy a las 19.30). La apertura del festival se realizará en la entrada del Cerro -en la plaza Rodney Arismendi-, con las bandas musicales Made In Taiwán y Máquina Zen.
A esos escenarios se sumarán el Centro Cultural Teatro Florencio Sánchez, el Centro Comunal y la playa del Cerro, ya que los organizadores se propusieron asociarse con el entramado de las instituciones presentes en la comunidad. En esos lugares habrá, además de propuestas artísticas, mesas redondas, talleres, discusiones abiertas y mesas de debate.
Del programa, que se puede consultar en www.ladiaria.com.uy/UIz, Souto destacó los espectáculos internacionales, en particular al del grupo mexicano El Ghetto (el lunes a las 21.30, en el ex Parador del Cerro), que ha participado de manera ininterrumpida en todos los TFM de su país; así como otras propuestas provenientes de las ciudades argentinas de Buenos Aires y Córdoba, y las nacionales, entre ellas una performance en la playa que realizará la Escuela de Bellas Artes, y que incluirá un video mapping en la arena. Además, se presentará el trabajo que realizó el propio equipo del TFM a partir de una residencia en el ex Parador del Cerro, llamado Retroversión (el domingo a las 21.30), un espectáculo concebido para ese espacio que dialoga con la memoria y la historia del propio parador.