Como para dejar en claro que en la cultura francesa hubo un antes y un después del atentado contra la revista Charlie Hebdo, y cuando aún no se han acallado las polémicas respecto de la provocativa novela Sumisión, de Michel Houellebecq -en la que el escritor se imagina una Francia gobernada por un partido islámico-, el tema de las relaciones entre Occidente y Medio Oriente ha sido predominante entre los ganadores y concursantes en el premio Goncourt, el mayor galardón literario de la nación francesa.
Este año ese premio fue concedido, el martes, a la novela La Boussole (la Brújula), de Mathias Énard, un profesor de árabe y persa residente en Barcelona. El libro -elogiado por la crítica y considerado una obra de gran erudición- gira alrededor de un musicólogo enfermo y un grupo de depresivos estudiantes de la cultura de Medio Oriente, y da saltos en el tiempo desde la Edad Media hasta los ajusticiamientos de Estado Islámico. Énard se presenta a sí mismo como un “heredero del orientalismo”, y ha declarado que la distinción entre Oriente y Occidente es falsa, ya que “hoy en día hay muchas cosas del otro en nosotros”.
Pero el islam y Medio Oriente también estaban presentes en varios de los libros que competían con La Boussole, como Les Prépondérants, del franco-tunecino Hédi Kaddour, que trata sobre la difícil relación entre los colonos franceses y los jóvenes nacionalistas del Magreb, o Ce Pays Qui te Ressemble, libro de memorias de Tobie Nathan sobre su juventud como judío en El Cairo. Tan sólo Titus N’Aimait Pas Bérénice, una novela de amor de Nathalie Azoulai, se apartaba algo del signo general. Otra de las que se consideraban principales competidoras, la novela de ficción alternativa 2084, del argelino Boualem Sansal, trata de una Francia futura bajo un califato islámico, en una trama muy similar a la de Sumisión, no obstante lo cual el libro de Sansal fue muy elogiado por Houllebecq.
Para combinar con la temática evidentemente preponderante en la selección de libros de este año, el jurado del Goncourt anunció la lista de los finalistas en el Museo Nacional Bardo de Túnez, el mismo lugar donde en marzo pasado un grupo de terroristas islámicos mató a 22 personas, en su mayor parte turistas. El sitial de jurado del Goncourt se conserva de por vida, y en este momento dicho jurado está presidido por el periodista Bernard Pivot e incluye al novelista Tahar Ben Jellouny y al filósofo Régis Debray, viejo conocido de América Latina.
Establecido en 1903 por la Academia Goncourt, bicentenaria patrona de la literatura gala e histórica adversaria de la Academia Francesa, el premio Goncourt es el más prestigioso de las letras galas. Consiste exclusivamente en una retribución simbólica de diez euros, cifra irrelevante, ya que la concesión de dicho premio implica que el libro galardonado se convierta inmediatamente en un best-seller. Entre los anteriores ganadores se encuentran Marcel Proust, Simone de Beauvoir, Marguerite Duras y, cómo no, Houellebecq. Entre otras particularidades, este premio puede otorgarse sólo una vez al mismo autor, a pesar de lo cual Romain Gary lo consiguió dos veces, una de ellas con un libro escrito bajo seudónimo sin que el jurado supiera.