La historia de The Smiths fue brillante y fugaz, con una discografía casi perfecta en apenas un lustro. Tras la separación del grupo en 1987, Morrissey emprendió una carrera solista de perfil un tanto más bajo, pero en la que siguió editando discos tan emotivos como personales, sin haber caído nunca en la tentación de hacer una reunión de The Smiths, a pesar de haber recibido ofertas multimillonarias. Contestó con su inconfundible estilo una serie de preguntas de la diaria, en vísperas de su primer show en Montevideo, hablando sobre esta visita y también sobre sus amores y odios de siempre.

-Se te considera un artista culto e informado dentro de la música pop. ¿Qué sabés sobre Uruguay?

-Es difícil enterarse de algo en Inglaterra, porque sólo recibimos noticias relacionadas con las celebridades o vacías de contenido. Si Corea del Norte bombardeara Uruguay y la princesa Kate Middleton se comprara un vestido nuevo el mismo día, el vestido de Kate Middleton estaría entre las noticias de portada de la prensa. Latinoamérica no se registra mucho en los medios británicos. Sé que Uruguay es cívicamente amistoso y ha estado activo contra la cárcel de la bahía de Guantánamo, y también que ha encarcelado políticos que violaron los derechos humanos. Eso nunca ocurriría en Inglaterra, o de otro modo [Margaret] Thatcher y Tony Blair habrían sido enviados a prisión.

-Muchas de tus letras se asemejan a las del punk, pero no tu música. ¿Cómo fue tu relación con el punk cuando llegó, en los años 70?

-Fue muy activa. Vi a los Sex Pistols tres veces en 1976, y también a The Ramones, y a Patti Smith en 1977. Me encantaba la indignación moral con la que todos esos artistas se enfrentaban al mundo. Parecía hacer que tener éxito valiera más la pena.

-Una de tus canciones más notorias de tu disco debut Viva Hate era “Margaret on the Guillotine”, en la que fantaseabas con que le cortaran la cabeza a la Dama de Hierro. ¿Cómo te sentiste cuando ella murió?

-El doctor que atendía a Thatcher mientras agonizaba también es mi médico personal en Londres. Me dijo que ella tuvo que soportar un dolor terrible al final. Murió en el hotel Ritz de Piccadilly, no por elección, sino porque su casa estaba rodeada de paparazzi noche y día, y ella no quería ser fotografiada yendo y viniendo del hospital. Yo nunca voy a perdonarle haber volado el crucero Belgrano y haber matado a todos esos chicos argentinos. Eran sólo chicos que no representaban amenaza alguna para las tropas inglesas, y la nave se estaba alejando de la zona de exclusión, no se dirigía hacia ella. A nadie le importa la verdad, por supuesto, pero Thatcher fue una persona inherentemente malvada, y todos los hechos están ahí para ser estudiados. Su muerte fue festejada ruidosamente en toda Inglaterra. Sí, ganó elecciones, pero eso no es un indicador de que fuera ampliamente popular, ya que números ampliamente superiores de personas votaban por los otros partidos, cuyos votos sumados eran mayores que los del que se consideraba vencedor. Es todo una estafa... y es por eso que la gente siempre está tan poco contenta con la política.

-¿Te considerás un artista politizado?

-Soy un testigo, y desprecio la injusticia social. Eso es todo.

-Fuiste muy claro recientemente acerca de tu rechazo a Donald Trump, precandidato por el Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos. ¿Realmente pensás que puede llegar a ganar?

-En Estados Unidos a la gente le fascina esa mentalidad de seguir a figuras que técnicamente están dementes pero que son chocantes de una forma entretenida, como un accidente de auto. Donald Trump, Sarah Palin, Ann Coulter... Ah, la lista no tiene fin. No podés creer que exista gente así, entonces te quedás con la boca abierta. Creo que los políticos estadounidenses no tienen ni idea de qué hacer de aquí en adelante, y así aparecen los Donald Trump...

-Le diste al mundo su más famoso eslogan contra la música dance, el “cuelguen al DJ” de “Panic”. ¿Aún sos un enemigo de esa clase de música, si es que lo fuiste alguna vez?

-No soy enemigo de ningún tipo de música, pero me resulta difícil escuchar cualquier cosa que no comprenda lo que siento.

-Parece que sos una estrella absoluta entre los jóvenes de origen mexicano de la Costa Oeste de Estados Unidos. ¿Cuál creés que es la conexión?

-Creo que les gustan las canciones y, realmente, eso es todo. No soy un símbolo sexual, no soy una estrella de rock, no soy Flash, no soy una celebridad. Soy sólo las canciones que canto. Eso es todo.

-Siendo un fan de los grupos de chicas de los años 50, ¿qué opinión te merece la actual oleada de música pop interpretada y compuesta por mujeres jóvenes como Robyn o Carly Rae Jepsen?

-Escucho a cualquiera que tenga algo que decir. ¡Muy pocos lo tienen!

-A pesar de haber escrito una autobiografía, siempre fuiste muy enigmático en relación con tu vida privada, incluso en un país tan intrusivo en ese aspecto como Inglaterra. ¿Cómo lo conseguiste?

-¡No sé! Creo que los medios tienen terribles problemas para tratar con alguien que no se comporta como un cliché. Vos tenés que tener una esposa, o tenés que ser visto en los clubes nocturnos con supermodelos... De otra forma, sos simplemente demasiado confuso y complicado para los chismes de tabloide.

-¿Terminaste la novela que estabas escribiendo?

-Sí, lo hice. Se llama List of the Lost. Fue publicada el mes pasado por Penguin en la colección New Fiction. Está a punto de ser publicada también en Taiwán y Japón.

-Siempre creí que Manchester era un polo musical más interesante que Londres; además de ustedes, de allí vienen Buzzcocks, The Fall, Joy Division, The Stone Roses, etcétera... ¿La ciudad conserva ese espíritu, esa tradición de rock y pop diferente, alguna banda equivalente a aquéllas?

-Sólo puedo hacer suposiciones, pero no he escuchado de nada. Creo que es porque el éxito musical en Reino Unido ahora está controlado por la industria del entretenimiento, de modo que no hay nada que provenga de una raíz, y lo que sea que esté pasando en la calle ya no es cubierto por los medios. Tenemos a Adele, que es la artista más exitosa del mundo y, sin embargo, nunca hizo una gira. Así son las cosas hoy en día. Está absoluta y únicamente relacionado con la inversión financiera. Te eligen para volverte una megaestrella, con el objetivo de darle un perfil al sello. Y te van a descartar a la misma velocidad.

-¿Notás tu influencia en alguna banda reciente que te guste?

-Sí, pero no da para mencionar nombres. Las bandas siempre están muy contentas de conocerme en persona, lo cual es fantástico.

-Fuiste un notorio fan de The New York Dolls y jugaste un rol esencial en su reunión de 2004. ¿Seguís en contacto con ellos?

-No son la clase de gente que forma amistades, y a ellos no les gusta mi música, así que no había mucho de qué hablar con ellos excepto... ¡de ellos! ¡Puedo aceptar eso!

-¿Con qué canciones de The Smiths seguís sintiéndote más identificado, después de más de un cuarto de siglo desde que fueron compuestas?

-Oh, eso es muy difícil de contestar, porque realmente es un catálogo tan magistral... Es fácil elegir “How Soon is Now?”, porque no ha envejecido en sus 31 años de existencia. Todavía podría ser mañana un éxito, un número 1, si Warner tuviera alguna idea al respecto. ¡Pero no la tienen!

-Hoy en día, ¿significa algo para vos la palabra o el concepto de “rock”?

-No, para mí, no.