Uno de los distintivos del programa es el de siempre tener a un host (anfitrión) externo al show, que luego participa en todos o de algunos de los sketches.

A algunos anfitriones les bastó pasar una vez por Satudrday Night Live (SNL) para pasar a la historia, ya sea por su talento -como Richard Pryor, que fue como un rayo negro e hilarante atravesando el show de Lorne Michaels-, o por la falta de éste -como el grosero comediante Andrew Dice Clay, que dejó en claro que la estupidez y el prejuicio no combinan bien con SNL-, pero otros se amoldaron tan bien al formato que se volvieron figuras recurrentes y asociadas indeleblemente con el show. A quienes han sido anfitriones de SNL cinco veces o más se los considera pertenecientes al llamado “Club de las Cinco Veces”, todo un título nobiliario dentro de la cosmogonía sabatina.

El más sorprendente de los integrantes del Club de las Cinco Veces debe ser el cantante y actor Justin Timberlake, quien se dio a conocer como líder del insoportable grupo de cantantes juveniles N’Sync. Timberlake, que venía con ese nefasto precedente y no tenía formación de comediante, generó una química instantánea con el resto del elenco y se reveló como un complemento humorístico ideal del programa, siempre dispuesto a reírse de sí mismo, haciendo incluso que alguien como Bill Hader lo pusiera como ejemplo de anfitrión ideal (mientras que un músico de procedencia similar, como Justin Bieber, se convirtió en uno de los invitados más odiados -y faltos de gracia- de la historia del programa). Pero los campeones indiscutibles del rol de host de SNL son Steve Martin y Alec Baldwin, quienes asumieron este rol 15 y 16 veces respectivamente.

Lo de Martin, un comediante ya famoso cuando fue invitado por primera vez, es más natural, pero fue en SNL donde Baldwin -hasta principios de los 90 conocido casi exclusivamente por su faceta de galán- reveló un talento humorístico inesperado que lo llevaría a protagonizar junto a Tina Fey 30 Rock, sitcom basada justamente en la producción de SNL.

Eso en cuanto a las armonías, pero si SNL es universalmente reconocido por la infinidad de talentos que descubrió, también hay que hacerle un estante para los nombres a los que no reconoció o no le dio la oportunidad que se merecían. En primer lugar hay que recordar a algunos comediantes que fueron contratados pero cuyo pasaje por el programa no duró más de una temporada, en la que además sus roles fueron mínimos. Entre ellos se cuentan Jenny Slate, quien brillaría luego en Parks and Recreation pero que nunca pudo recuperarse luego de haber soltado la palabra fucking en uno de sus primeros roles; Damon Wayans, a quien se lo quiso convertir en el nuevo Eddie Murphy a la fuerza; Joan Cussack, que no pudo desplegar su elegante gracia; Sarah Silverman, tal vez demasiado transgresora para el estilo del SNL tardío; el gran contador de chistes Gilbert Gottfried y nada menos que Robert Downey Jr., que fue despedido en una de las grandes purgas del programa.

Más triste aun son algunos de los nombres que no pasaron la prueba de aptitudes, entre quienes están el demasiado excéntrico Andy Kaufman, Lisa Kudrow (más tarde una de las estrellas de Friends), Stephen Colbert, Steve Carell y, aunque sea difícil creerlo, Jim Carrey, quien se vengaría de este pifie histórico realizando como anfitrión en el programa el mismo sketch que presentó en la prueba en la que lo rechazaron.