El viernes pasado el diario británico The Telegraph publicó lo que sería un relato desconocido de Sherlock Holmes, el primero en descubrirse en más de 80 años. El relato había sido hallado por el historiador Walter Elliot en una publicación de 1903 lanzada para recaudar fondos para la construcción de un puente en la ciudad escocesa de Selkirk, y narra la aventura de un periodista escocés que viaja hasta Londres para encontrarse con el legendario detective de Scotland Yard y su compañero Watson; Sherlock le demuestra sus poderes deductivos adivinando que Watson pensaba viajar a Escocia en días próximos.

Un descubrimiento muy bienvenido, teniendo en cuenta la persistente popularidad de Arthur Conan Doyle y su personaje, pero cuya autenticidad ha sido puesta inmediatamente en duda por el estudioso de Doyle Mattias Boström, que cotejó periódicos de la época intentando clarificar si el escritor había tenido algún contacto con la publicación escocesa y, si bien comprobó que la conocía, al mismo tiempo llegó a la conclusión de que el cuento se trata de un pastiche, de una imitación realizada por algún locatario como homenaje a Doyle, quien habría visitado Selkirk en ese entonces.

Según Boström, nunca pretendió aguarles la fiesta a quienes creían haberse topado con un auténtico texto de Doyle, sino simplemente averiguar las circunstancias de su publicación, y de éstas emergió que por el estilo y por los requisitos de la publicación, el relato no es obra del creador de Sherlock Holmes, sino de un entusiasta imitador.