En La espera (película de 2002 basada en la novela Torquator de Henry Trujillo) confluían tres personajes: una madre, una hija y un vecino que debían convivir con el fastidio de siempre: la vida, la frustración y la dependencia. Cerca de las nubes (2005) nació como un documental sobre la campaña electoral de 2004 en Quebracho (Paysandú). Pero así como sucede en ciertos pueblos del interior del país, el director descubrió que esa campaña apenas llegaba al pago y se decidió por un retrato mínimo de los pueblerinos. Seis años después, Aldo Garay volvía al género documental con El casamiento (ganador de la XXVI edición del Festival de Cine Latinoamericano de Trieste), trabajo que se centró en la relación de una transexual y un obrero de la construcción marcado por el alcohol y la miseria, a quien Garay había conocido 21 años antes (recordando al mejor estilo de Richard Linklater en Boyhood). Esta vez, el uruguayo compitió en la Berlinale con El hombre nuevo, documental al que el jurado internacional del festival -encabezado por el director norteamericano Darren Aronofsky- distinguió con el premio Teddy como mejor documental de temática homosexual.

El film narra la historia de Stephanía, una travesti nicaragüense que de niña fue adoptada, en plena revolución sandinista, por una pareja uruguaya militante de izquierda, y que en la actualidad debe sobrevivir cuidando coches en el centro de Montevideo. La película acompaña el reencuentro de Stephanía con Nicaragua, donde alguna vez fue hijo, hermano y niño, y a donde hoy regresa esperando ser aceptada como mujer. Antes de conocer el fallo del jurado, el realizador dijo a la agencia Efe que la cinta coincidía con una necesidad muy personal de Stephanía de regresar y conocer qué había sido de su familia. La idea del documental surgió hace 20 años, cuando Garay conoció a Stephanía en Nicaragua: “No es que trabajáramos 20 años juntos. Fue hace tres años cuando se planteó de verdad la idea de que ya había llegado el momento de narrar esta historia”.

Alcanzando un número inédito en la historia del certamen alemán, los tres principales pre- mios Teddy fueron para tres películas latinoamericanas, entre las que se encuentran -además de El hombre nuevo- el largometraje de ficción Nasty Baby, dirigido e interpretado por el chileno Sebastián Silva, y el corto San Cristóbal, del también chileno Omar Zúñiga Hidalgo, trabajo que narra la historia de dos jóvenes que intentan vivir en paz su relación amorosa, mientras enfrentan la homofobia de un pueblo de provincia.

El sábado culminó esta 65ª edición del Festival de Cine de Berlín, donde se distinguió con el Oso de Oro como mejor película a la iraní Taxi, de Jafar Panahi -quien debió filmarla de forma clandestina, ya que no sólo tiene prohibido abandonar su país, sino además filmar-; el Oso de Plata fue para la chilena El club, de Pablo Larraín.