-¿Cómo surgió la idea de crear un canal porno? ¿Qué te motivó a invertir?
-Yo me dedico al sexo, vengo avanzando en todas las áreas del sexo, y seguiré así. La pornografía es uno de los negocios más redituables del mundo. Es un negocio que está dominado por multinacionales que no invierten nada y se llevan todo. No hay producción latina. Las marcas estadounidenses envían [a los canales latinoamericanos] material de segunda mano que ellos ya no utilizan, que es de mala calidad. Nosotros estamos acostumbrados a consumir esos productos malos. Sin embargo, dos de esas marcas tienen más de siete millones de abonados, cada uno, en Latinoamérica. No invierten nada, y se llevan todo.
-¿Qué características diferencian tus películas de las estadounidenses?
-Nuestras películas muestran el sexo nuestro de cada día. Nos hemos acostumbrado a ver películas [extranjeras] guionadas, que tienen costumbres que no son nuestras. Vemos películas en las que aparece una chica que trabaja en la limpieza en una mansión, que de repente está operada y es rubia. Es bastante irreal, no te sentís identificado con la historia. Nosotros presentamos un sexo más real, con chicas lindas pero no todas operadas, en nuestro lenguaje, con nuestras costumbres.
-¿Cómo sería un guion de tus películas?
-Son historias que vos podés vivir; desde un levante en un boliche hasta el levante de la chica de la panadería, de la farmacia, del restaurante, la jefa. Son todas fantasías más reales. Si estás teniendo sexo con una persona y te dice “¡oh yeah!”, te va a sacar de contexto. Perdés la fantasía.
-¿Acercar las películas a la realidad implica un sexo más amateur?
-Sí, tiene un concepto amateur por el tema de que los actores no son profesionales, además es el estilo que tratamos de llevar. Lo amateur no significa que sea casero, sino que es más real. La opción de sexo amateur en internet se va para cualquier lado; esto no es una filmación con el celular, hay un pienso atrás y miles de dólares.
-¿Cuántas personas trabajan en Divas TV?
-Muchas, no sé exactamente. Hay cuatro o cinco directores de películas, los camarógrafos, los productores, las actrices, yo. Nadie tenía experiencia en esto, y los directores y camarógrafos que han logrado con nosotros un poco se estresan con el producto, entonces cambian mucho, o se toman descansos de seis meses.
-¿Por qué se estresan? ¿Se fastidian con el resultado?
-No, es porque no trabajan con actores profesionales, se les hace difícil. Es estresante la dinámica de filmar esto. Estamos hablando de que hay mucha sensibilidad en todo sentido… hay gente teniendo sexo, están nerviosos frente a la cámara porque no son profesionales. En Latinoamérica no existe profesionalismo en el tema.
-¿Por qué esa diferencia numérica tan grande?
-Porque es mucho más difícil encontrar un hombre actor que una actriz, a pesar de que la oferta de hombres es mayor. Más hombres quieren ser actores porno que mujeres. De 100 mails que recibimos, 90 son de hombres, y sin embargo se da a la inversa el resultado, porque los hombres tienen problemas de erección cuando se ponen nerviosos. Vienen pensando que es tener relaciones sexuales, pero en realidad están actuando. No es algo tan simple como muchos piensan. La mujer tiene más facilidad para eso. Ahora igual tenemos muchas ofertas de chicas, al principio nos costaba mucho, pero desde que el canal ha adquirido notoriedad pública han aumentado muchísimo.
-¿Es lo mismo ser trabajadora sexual que actriz porno?
-No. Menos de diez meretrices trabajaron conmigo en el prostíbulo y en las películas. Han pasado varias a casting, pero generalmente el perfil que tienen no coincide con el que buscamos para la película.
-¿Qué perfil buscás para uno y otro lado?
-El tema del físico es importante. De repente vos ves una chica y es muy linda en persona, pero en cámara no rinde. Ponele que capaz que tiene pancita y en cámara se le nota mucho. También está el hecho de que las meretrices muchas veces continúan trabajando en la película, y es muy diferente trabajar que ser actriz; esto requiere toda una expresión que les cuesta, porque ya están acostumbradas a otra cosa, entonces quedan muy frías. Eso es algo que miramos mucho en los castings, cómo se desempeñan frente a la cámara.
-¿Las hacen tener sexo en los castings?
-Sí. No, no las “hacen” tener sexo, no las obligan. Sí hay un casting previo en el que la chica se muestra, y luego pasa a otra etapa en que la chica tiene sexo, si quiere. Nosotros analizamos los defectos, si son muchachas muy frías, si hacen cosas muy automáticas.
-¿Cuál considerás que es el motivo por el que las mujeres se interesan en la actuación pornográfica?
-Hay de todo. Hay mujeres que vienen para cumplir fantasías, hubo una peluquera, una policía. Incluso se han filmado con sus parejas, después mandan el video, les gusta mucho. Hay chicas universitarias que no sé por qué lo hicieron, pero también les gustó.
-¿Cuánto les pagás?
-Es variable, depende de la actriz, de cuánto rinde, de la oferta que nosotros le hagamos y qué demande. Hay actrices que han ganado 6.000 dólares en cinco o seis películas. Por ejemplo, Mía Etcheverría hoy está cotizándose a más valor, en Estados Unidos está cobrando 4.000 dólares por escena; nosotros no le vamos a pagar eso, pero sí tenemos que adaptarnos a ese precio, tenemos que acercarnos para poder tenerla en nuestras películas.
-¿Qué inversión global hiciste?
-Mejor no te digo.
¿Qué cable-operadores tendrá Divas TV?
-En Montevideo, todos, sólo falta llegar a un acuerdo con uno. Y en muchos del interior. Hay 170 cables más o menos, estaríamos en unos 80, 90. En los departamentos nos falta alguno con el que de repente no hemos firmado, pero la propuesta está hecha.
-Se podría decir que vivís tanto en Argentina como en Uruguay. ¿Por qué elegiste Uruguay para fundar el canal?
-Primero porque es mi país, y segundo porque es más seguro y más rápido crear el negocio acá. En Montevideo tengo toda la infraestructura relativa al sexo. Además, jurídica y comercialmente, para producir películas es más seguro; hay muchos chantas en Argentina. Tengo 150 películas argentinas que me ha sido difícil producir, y no he producido más por eso.
-¿Tenés algún otro proyecto en marcha?
-Tengo la intención de hacer el Museo del Sexo en el Mercado del Puerto, con un fin turístico; tengo varios locales ahí y quizá salga para fin de año. También he tenido alguna charla con Salud Pública por un proyecto educativo.
-¿En qué consiste?
-En Uruguay es muy difícil enseñarle a un chico de 12 años a tener sexo, cómo cuidarse… es difícil que se acepte socialmente que se le enseñe a un niño o niña a ponerse un preservativo. Sería sobre la vida sexual, la parte psicológica, las decisiones a tomar.
-¿No resulta contradictorio educar en ese sentido cuando en las películas que hacés se tiene sexo con cualquiera?
-No, las películas son una expresión. Es un tema social lo que lo vuelve pervertido. No tiene nada de contrario; al revés: tengo la responsabilidad social de educar a menores para que cuando vayan a ver películas de este tipo, el tema de la responsabilidad lo asuman y lo vean como algo más normal. El sexo es un desarrollo.