Probablemente el mejor trompetista de jazz del momento, Wynton Marsalis se presenta en Montevideo el 23 y el 24 de marzo en el teatro Solís. Está de gira con la Lincoln Center Jazz Orchestra, un ensamble de exquisitos músicos, que él mismo destaca como “de los mejores del mundo”. Pudimos tener un breve diálogo con él antes de su llegada a nuestra capital.

-¿Cuál es su primer recuerdo relacionado con la música?

-Sin duda, el sonido del piano de mi padre. Era un sonido muy cálido y muy inteligente.

-¿Cómo era la escena del jazz cuando empezó a ir a clubes?

-Muy difícil. Iba muy poca gente y era muy difícil. Todos los músicos con los que hablaba estaban pasando por situaciones complicadas. Todos tenían que pelearla mucho para vivir.

-Usted es, sin duda, un compositor muy exigente. ¿Qué lugar le da a la intuición a la hora de componer?

-Eso es muy importante, porque no podés controlar qué música es la que viene a vos. No hay posibilidad de manejar eso: algo pasa a través de vos o no. Eso es espiritual. No sé de dónde viene. Sólo sé que viene a mí.

-¿Cuáles cree usted que son las diferencias entre lo que un músico aprende en las clases de música y lo que aprende tocando con otros músicos?

-Depende de cómo sea el formato y de la calidad de las clases. Una clase también puede ser como estar tocando con una banda. Ése es mi método de estudio. Así es como enseño música.

-¿Cómo fue su formación musical?

-Muy parecida a eso: mi padre era un gran músico de jazz y enseñaba de esa forma en mi casa.

-¿Siente que en el proceso de enseñar se transmite algo más que información o técnica?

-Un montón de cosas, nunca se trata sólo de pasar información. Se transmite mucho sobre cuál es tu aproximación a la música, tu sistema político, tu nivel de conciencia, tu profundidad espiritual, tu integridad, y muchas más cosas como ésas. La información es la parte fácil de la educación.

-¿Cuál cree que es el factor más importante en la enseñanza de la música?

-Enseñar el sentido y el significado que tiene. Las cosas tienen un sentido y un significado, y uno tiene que enseñar y mostrar esos sentidos y significados.

-¿Qué puede contarnos sobre su trabajo como director de orquesta en el Lincoln Center?

Empecé hace 27 años. El Lincoln Center estaba organizando conciertos; tenía una biblioteca y también funcionaba como una muy buena escuela, que abarcaba desde niños pequeños hasta adultos. También hay programas en los que vamos a escuelas públicas y a las casas de adultos mayores, y hacemos un programa de radio sobre jazz, que tiene alcance nacional. Organizamos una entrega de premios de música para la comunidad y desarrollamos actividades de beneficencia para otras instituciones de la zona. No segregamos por raza ni por edad.

-En este momento, usted se encuentra de gira con la orquesta del Lincoln Center. ¿Qué composiciones están tocando y cómo fueron seleccionadas?

-Tenemos diez arregladores en la banda, y son de los mejores músicos del mundo. Estamos tocando juntos hace un buen tiempo. Ellos se toman la tarea muy en serio y realmente pueden tocar. Éste es un gran período para esta banda.

-¿Cómo ve la música de América Latina?

-Eso se refiere a un montón de músicas. Me encanta la música de todos lados y hay grandes músicos. También hay que decir que uno de los ingredientes del jazz es esa música. Yo tomé clases y enseño a músicos de América Latina, y estoy muy cerca de esa comunidad. Nuestro bajista, Carlos Henriquez, es del Bronx (también tocó con Paco de Lucía, Bob Dylan y Willie Nelson) y siempre está al tanto de la música latina. Él es como un hijo para mí, y yo aprendo mucho de música con él y tengo un tremendo respeto por esa tradición, así la música venga de Argentina o de Cuba.

-¿Piensa usted que las mejores composiciones de jazz ya fueron escritas y grabadas?

-No hay manera de saberlo, porque no es posible ver qué es lo que viene. Así como nadie sabía que ibas a tener a los griegos escribiendo tragedias, y cientos de años después viene William Shakespeare y las escribe también. Capaz que los griegos decían: “No va a venir nadie a escribir tragedias como nosotros”. Y no vieron venir a Shakespeare. El arte habla a través del tiempo. Habla y expande el tiempo. Imposible saber.