-¿Cuándo te enteraste del nombramiento?

-Creo que fue un sábado previo a fin de año, cuando ya tenía mi vida ordenada; cuando me disponía a disfrutar de las vacaciones, luego de muchísimos años, recibo la llamada, algo que no esperaba.

-¿Conocías el funcionamiento interno de la DNC?

-No. Mi vínculo con la DNC era desde el terreno teatral, y la conocía como artista y como dirigente gremial. Eso me había acercado a su funcionamiento y a sus programas. Conozco desde antes a algunas coordinaciones, por razones de trabajo, y en algún caso por conocimiento personal, ya que hay muchos artistas trabajando. Pero mi vínculo, en verdad, era totalmente externo. Para mí ha sido y será un aprendizaje intenso, ya que una cosa es verlo desde afuera y otra es ingresar a este mundo complejo de la dirección.

-¿Cómo fuiste avanzando?

-Estuvimos trabajando desde que supe que asumiría esta responsabilidad. Hugo [Achugar] inmediatamente se puso en contacto conmigo y comenzamos a conversar, primero a nivel general, y luego sí comenzamos a afinar miradas sobre determinadas áreas. En las últimas semanas trabajamos de manera muy intensa, tuve una muy buena transición. Igualmente, esto no inhabilita que haya que continuar el abordaje y la profundización de cada uno de los temas. Ésa fue la primera aproximación teórica a lo que después comencé a conocer en la práctica. En mi primer día, que de hecho fue ayer [por el lunes], al menos llegué con una composición del lugar, de algunos de los problemas que tendré que afrontar, y de ciertas fortalezas con las que voy a contar. En ese sentido [Achugar] ha sido una ayuda invalorable.

-¿Ya conformaste el equipo de trabajo?

-Estamos en proceso. En primer lugar, incorporo al equipo a Begoña Ojeda, quien hasta ahora se desempeñaba como la coordinadora responsable de los Fondos Concursables. Además de ser una persona muy proactiva y capaz, con mucha capacidad de diseño y organización, conoce mucho la interna. Porque no sólo ha trabajado, sino que también ha desarrollado uno de los tantos programas estrellas. Éste ha sido un programa muy complejo de implementar, y ella lo ha venido ejecutando muy bien.

-¿Qué cargo desempeñará?

-En realidad, uno de los problemas que tenemos, y que tendremos que abordar, es el de la estructura. Porque la DNC ha crecido mucho, sobre todo en los últimos diez años, y ha ido generando distintas acciones y programas, pero no ha ido creando una infraestructura funcional acompasadamente. Tampoco existe una estructura de gobierno, digamos, de cargos, y eso es lo que vamos a tener que atender en la próxima rendición, para caminar hacia un esquema estructurado de cómo debería funcionar la dirección. Por lo tanto, el cargo que naturalmente debiera ser de subdirección, ya que trabajará a mi lado y asumirá mi rol cuando no esté, hoy lo llamamos Dirección General de Programas Artísticos. A su vez, y esto es parte de la estrategia, incorporé a Fernando Alonso, un gestor y licenciado en Comunicación de Salto. De hecho vive ahí y se quedará ahí, porque la idea es construir una mirada sobre el interior pero también desde el interior, para no reducirnos, en la práctica, al pensamiento montevideano. Y esto será reforzado porque tenemos que ingresar otras personas al equipo. Hay que ver cómo ordenar mejor el área artística, ya que ahí estamos teniendo dificultades...

-¿Como cuáles?

-Quien hoy coordina el Instituto Nacional de Artes Escéncias [INAE], Gabriel Calderón, se estaría yendo en breve.

-¿Pensás rever algunas direcciones?

-En general mi política es que todas las direcciones que ya están designadas y funcionando correctamente permanezcan. Algunas tengo que designar, y en el caso del INAE, hay que definir junto a Gabriel [Calderón] cuándo se retira, para así proceder. Gabriel, por su parte, está dispuesto a conversar su decisión, ya que esto obedece a una opción vocacional de continuar desarrollando su carrera. Pero ya sabemos que en un breve plazo no contaremos con su dirección.

-¿Qué objetivos te planteás a mediano plazo para esta gestión?

-En estos momentos estamos analizando la situación. Nosotros tenemos un mandato, que ya es público, y que se llama Plan Nacional de Cultura. Vamos a abocarnos a su concreción. Es un trabajo que se inicia desde la administración anterior; en ese sentido ya existen insumos, a los que se deberá procesar y analizar, y a partir de ahí diseñar un programa que nos permita profundizar ciertos conceptos, y seguramente llegar a algunas conclusiones para dar cabida al nacimiento de una ley de cultura. Pero, como dije, es un proceso que hay que analizar; en particular, entendiendo a la cultura como una herramienta esencialmente transformadora y que nos permite, como sociedad, encontrarnos, proyectarnos, comprendernos. Dentro del discurso de valores del presidente de la República, me interesa que la cultura realmente sea una bandera que acerque más a todo el país, y para eso quiero trabajar en el fomento de programas de circulación. No porque no existan, sino porque deseo duplicar esfuerzos para consolidar la idea de corredores culturales a lo largo y ancho del país, y a favor de todas las disciplinas. Por otro lado, se ha avanzado mucho en algo fundamental, la conformación de la Red de Directores de Cultura, iniciativa del gobierno saliente, que a nosotros nos importa atender especialmente, y poder dar un paso más. Es decir, institucionalizarla de manera de que esta red se conforme a nivel de Congreso de Intendentes, y desde allí poder incidir en la elaboración de políticas de cada departamento, respetando las autonomías.

-Hablando de circulación, ¿se piensa continuar en la línea de descentralización en cuanto a los derechos y la ciudadanía cultural desarrollados a partir de los centros MEC, las Fábricas y Usinas Culturales?

-Sí, pensamos continuar en la misma línea. Por un lado tendremos un trabajo imprescindible en lo que tiene que ver con los centros MEC, por lo que implica la presencia territorial. Y si bien los mantendremos, aspiramos a revisarlos, ya que algunos de ellos han venido creciendo de acuerdo al influjo de las demandas, y hoy -gracias a la experiencia y a la madurez acumulada- estamos en condiciones de realizar esa revisión. También revisaremos los Fondos [Concursables, FC], no porque vayan a dejar de existir sino porque hay que analizar más a fondo cómo es la sinergia entre el sistema de fondos que tenemos: los FC, los Fondos de Estímulo a la Formación y Creación Artística, los fondos de incentivo, los fondos de infraestructura, y los de apoyo a los proyectos del interior por otro, porque además tenemos Cofonte [Comisión del Fondo Nacional de Teatro] y otras cosas. Éste es un espectro bastante amplio, y además existen fondos surgidos de propuestas departamentales. Por eso es necesario analizar este universo y ver de qué manera lo potenciamos, con el objetivo de colaborar con una mejor producción artística, y sobre todo, atendiendo a que el desarrollo no sea sólo montevideano sino que pueda darse a nivel del país. Hoy tenemos una red de teatros que pensamos reflotar, y que felizmente se ha recuperado gracias al fondo de infraestructura.

Por otro lado, hay que tener en cuenta una articulación que va más allá de lo interno, y que tiene que ver con la convivencia de los demás ministerios que de alguna manera impactan sobre el área. Hay una fuerte alianza con el Ministerio de Desarrollo por medio de las políticas sociales, con el de Turismo y con el de Industria y Energía por el desarrollo de las industrias creativas, y con Relaciones Exteriores por la presencia de las propuestas uruguayas en el extranjero. Es necesario analizar globalmente el funcionamiento; aprovecharemos para abordar las intervenciones de las empresas del Estado en el fomento de determinados programas, ya que ellas están, directamente, desarrollando políticas. Ya es hora de poder ver el bosque, y potenciarlo lo máximo posible.

-¿Se piensa coordinar las políticas culturales que desarrollen los entes autónomos?

-Es la intención, porque además también nos sucede internamente. Otra particularidad del ministerio es que, por un lado, tiene una DNC, y en forma paralela existen otras unidades, que son muy trascendentes e incidentes en lo que tiene que ver con la cultura en el país, pero que no son la DNC. Entiéndase Biblioteca Nacional, Archivo, Instituto del Cine y Audiovisual del Uruguay, TNU [Televisión Nacional de Uruguay], SODRE, etcétera. También es necesario coordinar esto internamente. Por ejemplo, en 2016 la Biblioteca Nacional cumple 200 años, y éste no es un tema de la Biblioteca Nacional exclusivamente, sino también del ministerio y del país. Se cumplen 200 años del Reglamento de Tierras este año, a lo que se refirió el presidente, y esto no es un tema exclusivo del Museo Histórico Nacional. Necesitamos un ámbito muy grande de articulación y convivencia.

-Además de revisar los FC y los Centros MEC, ¿qué políticas se piensa continuar o rever de la administración anterior?

-Básicamente vamos a mantener las políticas. Sí las analizaremos, y esto es algo que la administración anterior ya estaba tratando de realizar. Hay un área muy sensible, la ciudadana. Hoy contamos con dos departamentos: el ciudadano, que se dedicaba esencialmente al desarrollo de las Usinas, las Fábricas y una serie de programas inclusivos, y por otro lado el territorial. Éstas son dos áreas que seguramente modificaremos. Además, contamos con la línea de trabajo en territorio mediante la figura que tenemos en Salto, y creemos que esto nos puede proporcionar mucha más potencia, utilizando los mismos mecanismos o recursos que hoy tenemos. Al mismo tiempo, me gustaría que el sistema de fondos alimentara la circulación; eso habrá que ir implementándolo. Algo que se vincula con esta política es que haremos un lanzamiento de los lineamientos de trabajo de la DNC el 16 de marzo, en la ciudad de Salto, porque queremos ser claros en cuanto a que se perciba nuestra intención de trabajar para fortalecer los lazos con el interior. A partir de abril realizaremos una gira nacional, llegando a las 18 capitales del interior del país, con un esquema de trabajo de la DNC, y también con la promoción de la formalización del trabajo. Creemos que es una manera de, por lo menos, comenzar a avanzar sobre el tema, además de escuchar lo que quieran decirnos. Nos parece que con respecto a los fondos, por ejemplo, es necesario seguir trabajando en la democratización de la información, porque para Montevideo acceder a estas lógicas es una cosa, pero para el resto del país es otra. A veces existe cierta resistencia, pero por desconocimiento de los mecanismos de apoyo.

-Con respecto a los FC, ¿cómo ves la cuestión de que se profesionalice el sector que “sabe llenar formularios” y no necesariamente quienes plantean los mejores productos artísticos?

-Exacto. En cuanto a esto, la intención es poder generar un desarrollo global, y atender de igual manera a todas las disciplinas. La idea es que los programas de circulación participen no sólo en lo que tiene que ver con las artes escénicas, sino además las artes visuales, donde existe relativamente poca itinerancia, además de los artistas plásticos y escritores. La intención sería crear centros culturales en cada espacio y teatro con una oferta artística diversa, y a su vez poder elaborar políticas de fomento para acercar a las audiencias y fomentar al público, para que así pueda existir un diálogo entre el creador y el espectador-público-lector.

-¿O sea que desde el propio territorio se trabajaría en la formación de públicos?

-Ésa es nuestra idea inicial. La herramienta fundamental para implementarlo será la Red de Directores de Cultura y el trabajo que podamos ir concretando y desarrollando desde el interior. En la medida de lo posible, también queremos profundizar los lazos con el exterior, ya que hay mercados abiertos a los que hay que llegar, así como seguir profundizando en la línea de ciudadanía. No sólo debemos contar con productos al servicio del ciudadano, sino que también debemos ganar al ciudadano, para que él mismo genere sus mecanismos creativos. Sin detallar, la DNC cuenta con muchos programas en el ámbito de la salud mental y la reclusión.

-Antes, como presidente de SUA, estabas más próximo a la militancia y a la defensa de los trabajadores de teatro, pero ahora este cargo es más próximo a la gestión cultural.

-Igual no se debe descuidar que aún hay un capítulo abierto en lo que tiene que ver con la formalización de los contratos.

-En cuanto a eso has sido el defensor más visible de la Ley del Artista, con la que hasta el día de hoy el MEC sigue en falta. Pero, además, la DNC tiene contratos a término o precarios ¿Cómo te vas a relacionar con esta situación?

-Es un tema muy complejo. Hoy [por ayer] mantuvimos la primera reunión con los coordinadores y expusimos algunos lineamientos. Creo que deberemos desarrollar un gran esfuerzo para resolver algunos problemas de procedimiento, que no son sencillos, algunos problemas políticos y otros ya más conceptuales, que tienen que ver con la ley. Lo que es seguro es que debemos encontrar los mecanismos para que esa ley incluya a todos los artistas, no sólo los escénicos y los de la poesía, que son los que están alcanzados. Además, esta implementación exige un cambio de estructura. Los artistas también se resisten -naturalmente- a ser formalizados, porque implica cobrar “menos”. En verdad no es que se cobre menos, pero si se aporta un salario nominal son necesarios los aportes, y la contraparte también tendrá los suyos. El artista, muchas veces, prefiere contar con el cobro sin los aportes. Esto es necesario trabajarlo, y en definitiva, tengo la certeza de que cualquier sector de la vida laboral del país tendría estos mismos problemas si no estuviera suscripto a las normas. Creo que a nosotros nos faltan controles. Nuestras sociedades, desde el punto de vista laboral, parecen más estructuradas dentro de las jornadas ordinarias de ocho horas, muchas veces de lunes a sábado. Pero el trabajo del artista es distinto, porque es intermitente y eventual, y desde hace mucho tiempo el artista se debió emplear para poder comer. Por ende, no le ha depositado mucha energía a formalizar su condición como artista, ya que su vínculo con el arte es más creativo. Entendemos que es un camino complejo que vamos a transitar, contemplando el tiempo necesario para resolverlo.

-¿Ésa es la política que seguirá la conflictiva situación actual de SUA y su cooperativa?

-Desde el MEC impulsaremos la formalización, y eso también traerá, como consecuencia, una reacción en cascada de otros organismos. Para llegar a esto debemos corregir algunos problemas administrativos, algo que no nos será sencillo. A su vez, aspiramos a trabajar en lo que tiene que ver con la información, la difusión y la implementación de las acciones necesarias para llevarlo a cabo. Sobre el último mes del período anterior se realizó un llamado a cooperativas, y la idea es comenzar a ensayar ese camino que tiene que ver con contratar artistas por medio de una cooperativa. Es una buena iniciativa; resultará insuficiente para la demanda de contrataciones que tenemos, pero no deja de ser un primer paso. Estudiaremos detalladamente cómo lo implementaremos y cómo lo ampliaremos a otras instituciones.

-Te referías a otras instituciones y nombrabas a la Biblioteca Nacional. En el mismo sentido, ¿cómo se piensa coordinar con la Intendencia de Montevideo [IM] para no superponer recursos y esfuerzos?

-Con la IM tenemos buen diálogo. En lo personal tengo un muy buen diálogo con el actual director [Héctor Guido] y creo que eso nos ayuda mucho (y de hecho he mantenido algunos contactos informales). Simplemente requiere que nos organicemos para poder sumar esfuerzos. Incluso no descartaría que pudiéramos buscar canales de complementariedad o coordinación para poder desarrollar festivales como el FIDAE [Festival Internacional de Artes Escénicas].

-Este año debería realizarse el FIDAE, ¿cómo lo piensan coordinar?

-Veremos. Porque es necesario definir muchas cosas. Gabriel [Calderón] se está yendo, el INAE se queda sin coordinador; por eso, creo que es una posibilidad ampliar el espectro y buscar otros socios estratégicos. ¿Qué FIDAE me gustaría? Uno coordinado con la IM y con alguna intendencia del interior de manera activa. La inversión existió, y el festival anterior no fue sencillo, pero me gustaría profundizar en este sentido, y así poder instalar la idea de un FIDAE a dos años.

-Como actor, ¿cómo visualizás el INAE?

-Me parece muy bueno que se hayan realizado acciones interesantes en el ámbito de la formación, la reflexión; el trabajo a nivel de crítica es muy potente. Lo que falta -y trataremos de trabajar en eso- es abarcar más el territorio nacional. Hoy por hoy, contamos con un nivel de ofertas que no impacta sobre Artigas, Cerro Largo o Durazno, y es necesario buscar la forma de generar funciones en ciertas clínicas de esos territorios, junto a la posibilidad de acercar a Montevideo artistas del interior, para así poder trabajar en su desarrollo personal. Habrá que ver si podemos contar con la posibilidad de clínicas a lo largo del país. Por eso será importante la gira de abril, ya que recogeremos de primera mano los reclamos. En cuanto a lo artístico, no podemos desconocer que existen niveles, que muchas veces van de la mano de la formación académica; lo que debería llevar, también, a reflexionar sobre la necesidad de crear algún otro polo de formación artística en el país.

-¿Es una posibilidad?

-Es una intención, y en lo personal me gustaría desarrollarlo.

-Vinculado con lo teatral, el deseo de que la Comedia Nacional deje de pertenecer a la órbita de la IM para pasar al MEC fue un tema instalado en la campaña municipal. Así como sucede con la Orquesta Sinfónica del SODRE y la Filarmónica, ¿crees que tiene sentido que exista otro cuerpo estable de Montevideo, cuando también funcionaría en la capital?

-No, y creo que el tema se planteó, pero de alguna manera ya se desinstaló. No hay condiciones objetivas para que la Comedia Nacional ingrese al MEC. Se conversará en el esquema de Cultura, pero no creo que vaya más allá de las declaraciones que en primer lugar se manejaron a nivel de prensa. Y además no parecería ser viable.

-Una de las críticas constantes a la DNC tiene que ver con los museos: las personas los encuentran cerrados o con programaciones no muy pensadas a priori. ¿Cómo lo visualizás?

-Lo hemos tenido en cuenta. Me encanta que esto se plantee como problema y que se comience a ver como tal, porque esto habla de una demanda o de un vínculo de la sociedad con los museos, cuando, hace unos años atrás, los museos casi no existían. En términos museísticos, Uruguay ha dado un gran salto en los últimos cinco años, constatable en el Sistema Nacional de Museos, la Ley de Museos y los registros. Si bien es muy incipiente, ya nos delinea un camino. Nosotros vamos a trabajar sobre este tema, y nos interesaría ver las posibilidades de articulación con las que contamos. Ya se está trabajando en un cambio de concepto y el modo de vincularse con la sociedad. Deben estar dentro del menú de la oferta cultural de todos los uruguayos. Es real que nuestros turistas llegan y encuentran los museos cerrados. Creemos necesario trabajar sobre eso, porque somos conscientes de la situación.

-La DNC está integrada por varios departamentos. El Departamento de Industrias Creativas [Dicrea] coordina a los clústeres editorial y de música, cuestionados en su momento por no desarrollar el sector. ¿Se profundizarán medidas en ese sentido?

-Todavía no hemos tenido la posibilidad de dialogar con cada programa en particular, y estamos viendo lineamientos generales. Nos interesa fortalecer todas las áreas artísticas, y nos gustaría poder incidir en el fomento de la actividad, en la mayor profesionalización, pero también en el desarrollo de infraestructuras que tengan como centro al ciudadano. Estamos pensando diversas cuestiones. En sí creo que podemos lograr buenas condiciones para pensar políticas más amplias en todas las disciplinas. Cada una de las áreas tiene sus demandas particulares, en el ámbito de las letras también existe una serie de demandas concretas, y más allá de los premios, nos gustaría trabajar activamente en el desarrollo de la lectura, una herramienta formativa de primer orden. Hemos tenido algunas conversaciones con organismos vinculados con las letras, en lo editorial y artístico, y coincidimos en la necesidad de demandar mayor participación en la elaboración de programas que difundan la lectura.

-El año pasado, Achugar nos decía que, en un eventual tercer gobierno del Frente Amplio, esperaba que la cultura se convirtiera en una política de Estado. ¿Creés posible el cambio?

-Lo vamos a pelear. La cultura viene ganando lugar. Hace diez años, nadie hablaba de políticas culturales, y hoy el presidente incorpora en su discurso el concepto de plan de cultura, invitando a pensar la cultura en conjunto. Creo que nos damos cuenta, cada vez más, que la cultura es una herramienta esencial, y que debe estar incorporada al menú de gobierno y de Estado, tanto como la salud, el trabajo y la educación. Todavía no estamos en el ideal, pero sí existe una mayor conciencia. Es un juego a dos puntas: por un lado, nuestros gobernantes sienten cada vez mayor sensibilidad hacia el tema, y por otro, nuestra ciudadanía se acerca y demanda bienes culturales cada vez más, participando activamente en la creación cultural.

-¿Cuál es el desafío para estos cinco años de gestión?

-Me sentiría muy satisfecho si lográramos articular los programas que ya existen. En la medida en que podamos establecer relaciones entre todos los actores culturales del país, estaremos dando un paso fundamental. También quisiera dejar profesionalizado el sector, o al menos dejar mucho más en claro la función que cumple la formalización del trabajo.