La tensión no para de crecer entre Caracas y Washington. El lunes el mandatario estadounidense, Barack Obama, anunció una serie de sanciones contra diplomáticos venezolanos, argumentando la necesidad de “proteger el sistema financiero de Estados Unidos de los flujos financieros ilícitos de la corrupción pública venezolana”. Las sanciones consisten en negar el visado, congelar los activos en suelo estadounidense, y “prácticamente cualquier otra cosa, siempre y cuando no afecte el comercio de petróleo”, explicaron fuentes de la Casa Blanca. Obama justificó su decisión afirmando que Venezuela era “una amenaza para la seguridad nacional”. Ante los cuestionamientos acerca de cuál sería la capacidad real del país caribeño para comprometer la seguridad estadounidense, el mandatario afirmó: “Algunas zonas de nuestro territorio nacional, fundamentalmente en el estado de Colombia, están al alcance de los misiles venezolanos”. El mandatario explicó que si bien Colombia es “el último estado que se anexó a la Unión, no por eso merece menos protección que Utah, Arizona o California”. “Si queremos que más países latinoamericanos pasen a formar parte de nuestro territorio nacional, hay que proteger al estado número 51”.

La crisis que vive Venezuela tuvo repercusiones también en Uruguay. Es que el presidente de ese país, Nicolás Maduro, aludió en forma indirecta al vicepresidente uruguayo, Raúl Sendic, tratándolo de “cobarde” por haber expresado que no tenía conocimiento de injerencias de Estados Unidos en Venezuela. La cancillería criticó fuertemente a Maduro, pero los actuales directores de ANCAP arremetieron contra Sendic. “Cómo se nota que él ya no tiene que pedirles petróleo a los venezolanos. Cuando era presidente de ANCAP jamás hubiera hecho esto, pero ahora nos manda a la guerra con un tenedor. El día que tengamos que ir a pedirles petróleo nos van a sacar a patadas”, aseguró un integrante del directorio del ente.