El 9 de abril llega a Uruguay, por primera vez, una muestra de su trabajo. Se expondrá en la galería Kiosco (25 de Mayo y Colón), gracias al esfuerzo de Caja Baja, imprenta artesanal tipográfica local que intenta rescatar el valor de este tipo de impresión.

-¿Cómo pasaste de ser un ingeniero de AT&T a estar en un galpón sin agua caliente imprimiendo todo el día?

-No lo sé, pero imprimir es la actividad que mejor sé hacer. Me ayuda a comprender el mundo en el que vivimos, me permite tomar una idea y llevarla al mundo físico. Creo que todos pueden hacerlo y deberían hacerlo. Es un derecho humano.

-Contame un poco de la experiencia de trabajar y vivir en un pueblo tan pequeño como York, Alabama.

-Es un pueblo muy pequeño, de alrededor de 1.100 personas. Fue un lugar que me permitió mejorar mis habilidades, ya que el costo de vida era muy bajo y así me pude concentrar únicamente en imprimir. Encuentro que mi vida está totalmente dedicada a poner tinta en papel. Soy una persona solitaria. Incluso ahora en Detroit, la mayor parte del tiempo la paso en mi taller, aunque también interactúo con personas y amo compartir el taller con otros impresores. York me permitió desarrollarme como impresor porque no tenía que concentrarme en ganarme el sustento del día a día, y el poco dinero que ganaba era suficiente para abastecerme.

-¿Por qué dejaste de hacer libros y te dedicaste a hacer únicamente pósters?

-¡Democratización! Los libros que hacía eran para un público limitado, y las “cosas bellas” tienen que ser para todos. Los pósters le permiten a cualquiera poder vivir la experiencia y adquirirlos. Creo que como creadores hacemos cosas hermosas para compartirlas con el mundo. Cualquiera puede pagar un póster de 20 dólares, pero pocas personas pueden pagar un libro de 2.500 dólares.

-¿En qué estás trabajando ahora?

-En varios proyectos. El más grande es una reedición de las 14 frases que hice en 2009. Es el tipo de proyectos a gran escala que disfruto. Cuando lo termine voy a realizar mi edición número 25. Cada una de las ediciones cuenta con 15 pósters y cada uno de los pósters tiene que pasar por la impresora tipográfica seis veces; sí, son unas 2.200 impresiones. Una vez que los termine -espero que sea a mediados de abril-, empezaré con otro proyecto grande.

-En un tiempo en el que lo políticamente correcto domina el lenguaje, vos te hacés llamar “Negro”. ¿Por qué?

-¿Cuando hablás de lo políticamente correcto te referís a lo políticamente correcto que esclavizó a millones de africanos? ¿O a lo políticamente correcto que asesinó a millones de indígenas de las Américas? ¿O a lo políticamente correcto que colonizó a Uruguay? Porque todo eso en algún momento fue políticamente correcto. Yo soy un negro porque soy un descendiente de africanos esclavizados por “Estos Estados Unidos de América”. Cuando los primeros africanos llegaron a las colonias inglesas fueron llamados “Negro” que era la palabra española para “black”. Así que sí, soy un negro.

-En Uruguay hubo una campaña para eliminar la definición “trabajar como negro” del diccionario, ya que se la considera una definición racista. ¿Qué opinión te merece?

-También me gusta el término nigger. “Trabajar como un negro”... Me gusta, voy a hacer un póster con esa frase. ¿Cómo se escribe en español? “Trabajar como un negro” significa trabajar duro para tu esclavista. Durante la esclavitud los africanos trabajaban de sol a sol todos los días. ¿Conocen en Uruguay la historia de John Henry? Puro trabajo, pura energía. Busquen información al respecto.

-Hay muchas referencias a los estereotipos africanos de fines del siglo XIX en tu trabajo. ¿Por qué elegiste ese camino?

-Utilizo estos estereotipos porque son parte de la cultura de “Estos Estados Unidos de América” y no deberían ser olvidados. “Estos Estados Unidos de América” quieren aparecer ante el resto del mundo como los más moralmente correctos y sagrados, la meca de la libertad, lo libre y la justicia, pero no es así. Han destrozado gobiernos democráticamente electos en muchos países de todo el mundo y también suprimen la libertad de opinión dentro de nuestras fronteras. A la civilización de “Estos Estados Unidos de América” le encantaría que estos estereotipos, que ellos crearon, fueran eliminados de la faz de la Tierra, pero me niego a sacarlos. Los uso para confrontarlos y hacerlos testigos de la naturaleza racista e imperial de “Estos Estados Unidos de América”.

-¿Qué influencia tuvo en tu trabajo tu pasaje como docente por la Universidad de Indiana?

-En esa universidad descubrí que amo compartir mi conocimiento, pero la universidad no es el lugar para hacerlo. Necesito un ambiente que no sea tan estructurado. Un ambiente que atraiga a gente de mente inquieta, no por mi grado académico o por los créditos que le pueda dar, sino por las ganas de crecer en su proceso creativo.

-¿Arte como concepto o como objeto de valor?

-El arte es una manera de negar la humanidad de las personas. Excluye a las masas; por eso no me gusta utilizar el término “arte”. La gente ama la belleza. La gente ama diseñar. La gente ama hacer cosas. Había cosas hermosas antes de que existiera el concepto de arte. ¿Y quiénes las hacían? ¡La gente! El ceramista, el herrero, el zurcidor, el carpintero, el granjero. ¡La gente! Los artesanos. El arte es una construcción desarrollada por aquellos que buscan excluir a las masas.

-Tenés una visión muy pesimista del arte. ¿Por qué?

-Por lo que te decía: porque excluye. Somos humanos porque incluimos, compartimos. Aceptemos nuestra humanidad.

-¿Cuál es el proceso que utilizás para crear tus pósters?

-Imprimo con impresión tipográfica, también conocida como letterpress. La letterpress es una forma de impresión que se concentra en el texto. Uso máquinas de impresión que tienen por lo menos 50 años, pero algunas de mis impresoras ya están cercanas a los 100. Utilizo tipografías de madera. Es un proceso muy sexy.

-Son muy relevantes los mensajes que imprimís. ¿De dónde provienen y por qué los elegís?

-Los textos de los pósters vienen de leer a otras personas. Todo el mundo tiene pensamientos que los inspiran, y quiere compartirlos. La gente me da frases todo el tiempo. Por otra parte, disfruto mucho leyendo fábulas y proverbios antiguos; hay verdaderas gemas de sabiduría en estos dos géneros literarios.

-¿Cuánto creés que durará este rescate de la impresión tipográfica?

-Hasta que la civilización se desmorone.