Este año se cumplen 50 años del debut cinematográfico de Arturo Ripstein, el maestro mexicano que a sus 21 años ya jugaba en las grandes ligas: en 1965 estrenó Tiempo de morir, un western mexicano que vale la pena conocer no sólo por su blanco y negro, por la intensidad de su ritmo y porque inauguró la impronta de su director -personajes marcados por la desgracia y la fatalidad-, sino también por su guion, a cargo de Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes.

Los organizadores del 19º Festival de Cine de Lima (que se realizará del 7 al 15 de agosto) homenajearán a Ripstein y a su esposa, Paz Alicia Garciadiego, guionista de sus películas a partir de 1986, cuando versionó El gallo de oro, de Juan Rulfo. Este homenaje responde a su “destacado trabajo y apoyo al desarrollo de arte en la región”, reconociendo el trabajo constante de este cineasta mexicano, que cuenta con más de 40 producciones y con joyitas cinematográficas como El lugar sin límites (1977), Profundo carmesí (1996) y El castillo de la pureza (1972)

Por otra parte, el alemán Werner Herzog -director de Fata Morgana (1971)-, fundador junto con otros cineastas del nuevo cine alemán, será el principal invitado a esta edición del festival limeño, que contará con una sección retrospectiva del director alemán con una selección de sus producciones más reconocidas. De este modo, Herzog vuelve a Perú, donde filmó en medio de la selva amazónica películas como Aguirre, la ira de Dios (1972), Fitzcarraldo (1982) y el documental O Wings of Hope (2000), que narra la historia de Juliane Koepcke, la única sobreviviente de un accidente aéreo. Parece que durante el rodaje, el alemán obligó al reparto de Aguirre... a padecer las sofocantes temperaturas selváticas, para así poder recrear la expedición del explorador español Lope de Aguirre, desde las montañas incas a la Amazonia, intentando dar con el mítico El Dorado, aquella tierra del oro. En Fitzcarraldo, en cambio, Herzog solicitó a los actores mover un barco por la montaña, para así representar el proyecto del peruano -de origen irlandés- Brian Fitzcarrald, un excéntrico amante de la ópera que quería construir un teatro en medio de la selva.