-¿Esperabas esta designación?
-No, para nada. Alguna vez me habían preguntado si me podía llegar a interesar, pero nada más que eso. Daba por sentado que era la directora de la EMAD, que era artista y docente, y que ése era mi camino. Cuando me llamó Daniel Martínez tuve que decidir, aunque como mujer no le podía decir que no. Porque después de haber luchado, declarado y trabajado tanto para que las mujeres tengan espacio, visibilidad, y puestos en lugares de decisión, si me negaba era absolutamente incoherente. Como trabajadora de la cultura y como gestora también era una oportunidad de aprendizaje y de asumir responsabilidades. Si bien el ofrecimiento fue muy impactante y muy rápido, no lo dudé.
-¿Será que desde el teatro se han preocupado por mejorar la gestión, y por eso se llama a gestores de las artes escénicas? Héctor Guido y el actual director nacional de Cultura, Sergio Mautone, vienen de la misma área.
-El teatro, dentro del sistema de las artes, es la más colectiva, la que necesita más gestión, la que implica coordinar gente, la que obliga a saber de producción, comunicación y números. No se puede ser director de una obra o de un grupo sin conocer estas cuestiones. Además, yo pertenezco a la generación que [Gonzalo] Carámbula decidió formar en gestión. Soy hija de ese proyecto y formo parte de esa generación que en los 90 éramos los artistas emergentes, cuando Carámbula y [Thomas] Lowy pensaron el primer curso de gestión cultural del país. Entonces hubo una selección de varios artistas, y sería interesante averiguar quiénes eran y qué hicieron, porque había muchos de las artes visuales, de la danza. En ese espacio fue cuando comenzamos a discutir la economía de la cultura y el marketing -en los 90 era ésa la línea-. Para mí fue muy útil, y de hecho en esos cursos aprendí a gestionarme la carrera. Por eso, hoy soy hija de esa generación que dijo ‘hay que formar en gestión’. De alguna manera seguí trabajando en gestión, y es algo que siempre me interesó.
-¿Cómo ves la política cultural de la IM desde que el Frente Amplio está en el gobierno?
-Hemos conquistado muchísimas cosas y se ha hecho un trabajo muy importante sobre el territorio: todo lo que ahora atiende el MEC, tanto en el interior del país como en Montevideo, más las usinas y el trabajo de descentralización con los municipios, que es fundamental. Y a veces ésta es una parte que desde el centro no valoramos o no miramos como deberíamos. La hegemonía de la cultura artística a veces genera que los barrios, que son el alma de la ciudad, se olviden de articular con los artistas y los grandes centros culturales de referencia. Aquí hay algo que se debe seguir potenciando. También creo que es necesario mejorar la relación de lo departamental con lo nacional: deben trabajar juntos, no se tienen que divorciar presupuestos. Si bien hay cosas que son responsabilidades nacionales y otras departamentales, es importante ver cómo articular y trabajar en eso. Se ha trabajado mucho en la profesionalización de los artistas y en su formación terciaria; y en otras cuestiones, como la marca país en el exterior. Pero hay mucho por hacer, y lo que me parece interesante del programa de Martínez en cultura es esa idea de que la gente con discapacidad pueda tener accesibilidad, ir a un centro cultural, moverse por la ciudad y disfrutar de la cultura. Debemos encarar la cultura como un proceso de querer más a la ciudad, de no ensuciarla, de reciclar. Esto no se puede ver de manera aislada. En las ciudades se han hecho trabajos maravillosos que generan compromiso de los artistas y los ciudadanos. Además, la perspectiva de género será transversal, y en ese sentido hay mucho trabajo por hacer.
-Estamos en épocas de recortes. ¿Ya conocés el presupuesto con el que vas a contar?
-Toda transición parte del presupuesto anterior. Esto se comenzará a discutir ahora, cuando elaboremos el presupuesto del próximo quinquenio, y cuando presentemos en la Junta la rendición de cuentas de la administración anterior, para luego, sí, presentar el propio.
-¿Continuarás algunas políticas de la gestión anterior?
-Fundamentalmente, continuaremos con el programa Esquinas, y Alba Antúnez [su directora] continuará trabajando en el equipo. Nuestra idea es fortalecer muchísimo el área de descentralización y enfatizar el territorio de la ciudad y el trabajo de articulación. Creo que la administración anterior hizo sus énfasis, y ésta desarrollará otros.
-¿Por ejemplo?
-Las miradas transversales para la accesibilidad y las políticas de género, atendiendo a todas las manifestaciones culturales: la cultura visual y la cultura urbana -con todas sus subculturas- deben emerger y florecer. También es necesario generar un trabajo con toda la red de infraestructuras que tiene el departamento, y ver de qué manera eso también se articula con las inquietudes barriales. Pero ésta también es una ciudad de escritores, y ese lado no fue muy trabajado. Me parece que es necesario ponerlo más en primera fila. Desde los cafés y los escritores hasta las historias y las casas de (no las organizaciones, sino donde vivieron) los escritores; qué escritor vivió en cada barrio, y cómo es posible trabajar con la memoria barrial y ese escritor. En ese sentido hay mucho por hacer entre la ciudad y los autores. Por otro lado, se le dará un gran énfasis a la infancia. Éste es el futuro de la sociedad, y por eso nos proponemos trabajar con ellos el consumo de cultura y el hacer cultura, además de entusiasmarlos con la cultura en sí. Será necesario cruzarlo con la tecnología y con aquello que ellos ya cuentan, como el Plan Ceibal. Hay que generar una red de funcionamiento, y por suerte el planteo de la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] es muy transversal. A la infancia se la atenderá, se la cuidará y se la escuchará en los cabildos de niños y jóvenes, pero también en la cultura y la economía. Esto no es -y no debe ser- una isla.
-¿Y el programa de Fortalecimiento de las Artes, que fue emblema de la administración anterior y que contaba con un gran presupuesto?
-Hay que revisarlo. Sobre todo hay que sentarse a conversar, volver a convocar al Consejo Departamental de Cultura, que agrupa a todas las organizaciones. Creo que además de las gremiales hay que ampliarlo a otra gente de la cultura, que también debe opinar. Y, sobre todo, hay que discutir, poner arriba de la mesa el presupuesto con el que cuenta, compararlo con el presupuesto que tiene Descentralización y las infraestructuras de la intendencia. Es decir, ése era el dinero que se manejaba hasta ahora en Cultura, ¿cómo pensamos esto ahora? Hay que conversarlo. No debe ser una decisión de alguien, la gente tiene que poder opinar, decir. No puede ser una decisión desde ese escritorio [indica el suyo]. Recién estaba reunida con Alba Antúnez hablando del territorio y de los municipios, porque precisamente, la primera actividad oficial fue recorrer con el intendente los ocho municipios, hablar con la gente, presentarnos. No podés pensar este departamento sólo desde acá, sino que hay que trabajar con la ciudadanía activa de una forma seria.
-También se apuntó a la especificidad de las salas: teatro y danza en el Solís, música en la Zitarrosa. ¿Pensás reverlo o continuar por el mismo camino?
-No concibo que yo piense algo. Puedo tener énfasis y sensibilidades -soy muy sensible al tema género, por ejemplo- frente a determinados temas. Ahora, la decisión de si tal sala debe ser de música o de teatro no la puedo tomar sola. Tampoco lo puedo decir en esta entrevista, porque sería de una irresponsabilidad absoluta: tengo que conocer a los equipos, ver cómo están trabajando, cuál es la evaluación y qué informe pueden presentar, qué dan los indicadores de público, qué tipo de público tienen, de qué barrio y de qué edades. Manejo la encuesta de consumos culturales y me hago un recorte general, pero cada sala también debería tenerlo, y si no lo tiene es necesario que lo elabore. Es el caso de la Tarjeta Libre, que está unida a Fortalecimiento de las Artes: el plan de Martínez propone proyectarla, es decir, que se pueda ampliar el porcentaje que la usa. El tema es cómo se articulará. ¿Se va a articular con la Tarjeta Joven? ¿Se trabajará, como está planteado, articulando las ciudades inteligentes con todo lo tecnológico y lo que implique software? ¿Cómo se puede trabajar para hacer rendir mejor el presupuesto? También hay que tener en cuenta al presupuesto participativo, que para la cultura ha sido clave, y al que creo que hay que reforzar. En cuanto a lo barrial, hay que conocer cuáles son las necesidades y las inquietudes, y qué proyectos quieren sostener y les haría bien como zona. En un momento como éste, en el que todo está en red y yo puedo acceder rápidamente a los planes que desarrollan mis colegas en Buenos Aires, cómo no lo vamos a hacer en Montevideo. Claro que no me dará el tiempo para estar en cada uno de los territorios, pero voy a tratar de estar lo más posible. La idea no es que yo me pase el día en el Solís, la Verdi o la Comedia [Nacional], sino que pueda contar con una idea muy amplia del departamento de Cultura. Por supuesto que a las salas y a la infraestructura hay que atenderlas y mantenerlas, y esto fue una de las primeras cuestiones que empezamos a observar. Ahora, ¿cómo hacemos, con recursos limitados, para atender todo? Hay que ser muy creativos, y no se puede pretender que todo lo subvencione el Estado. Yo misma, como artista, nunca lo pretendí. Hay cosas que tengo que gestionar yo y otras que me encantaría tener en mi barrio, pero eso implica compromiso y ensuciarse las manos. Para poder cambiar el plan de estudios de la EMAD nos pasamos un año discutiendo. Ningún cambio se da si no se conversa, no se discute y no se elabora entre todos.
-Recapitulando, ¿los objetivos a mediano plazo serán la descentralización, el trabajo con la infancia, los programas de carácter social y la cuestión de género?
-Eso es importante, porque cuando te ponés a ver la cantidad de mujeres que estrenan, dirigen y están presentes en la cultura, son una minoría escandalosa. Sólo pido que miren las estadísticas. Y esto también tiene que ver con los contenidos. Si la mayoría del público es femenino, ¿por qué los contenidos no son creados por mujeres? A esto se suma la posibilidad de acceso a la cultura de todas las personas con discapacidad. Después, ponernos a punto con el estado de las infraestructuras.
-En cuanto a la música, ¿cómo percibís el vínculo del carnaval con la IM?
-Estoy muy contenta con que el carnaval y la criolla estén en el departamento de Cultura. ¿Sabes por qué? Porque son fiestas populares que atraviesan a toda la sociedad. Los corsos y los tablados de barrio, las actividades que tienen que ver con la artesanía que implica la construcción y la decoración de carnaval son una actividad maravillosa para la ciudad, y parte de su diversidad cultural, tanto como Fernando Cabrera. ¿Cómo puedo mantener esa hermosa tradición de unidad que tiene el arte uruguayo en determinados niveles, articulando trabajo y atención en relación a la necesidad de una expresión de cultura popular? Esto nunca es fácil, siempre hay tensiones y contradicciones (hay gente que quiere centros culturales en su barrio y otra que no, hay quienes quieren que el carnaval inunde la ciudad y otros que desparezca).
-El año pasado Tabaré Vázquez aseguró que DAECPU (Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay) debería administrar el Teatro de Verano.
-Hay toda una historia con DAECPU a partir de los distintos documentos que la IM ha firmado, pero al día de hoy el Teatro de Verano depende directamente del Departamento de Cultura. Tenemos el Museo del Carnaval y la gerencia de Eventos. Este carnaval no -porque ya está muy próximo-, pero lo que tenemos planteado para los siguientes es sentarnos con todas las organizaciones relacionadas con estas grandes fiestas populares para conversar qué carnaval quieren ellos, nosotros y Montevideo. Además de cómo articular a los jóvenes innovadores con el carnaval y la criolla. Cómo la cultura más de vanguardia y experimental puede dialogar con esas tradiciones. Estoy segura de que a DAECPU y a la gente vinculada al carnaval les va a interesar ese diálogo. Les tiene que interesar, porque son ciudadanos de Montevideo, y de alguna manera vamos a formar grupos de trabajo en los que estarán presentes todos estos componentes. Más allá de todas las cosas que uno lee sobre el Teatro de Verano, creo que en este nivel uno tiene que conversar, y ellos nos tienen que conocer como equipo. Hoy me preguntaban: ‘¿El Solís seguirá siendo de elite?’. Que el que pregunta se haga cargo de lo que dice. Lo que sé es que se deben buscar indicadores para conocer la situación, y si nos interesa que el carnaval cruce públicos, hay que pensar cómo.
-Vinculado a lo musical, se está viviendo una compleja situación en cuanto a los espacios privados destinados a música en vivo.
-Ya se armará un grupo de trabajo -en el que participará este departamento- concreto para el tema de habilitaciones y locales, en el que se considerarán todas las áreas: desarrollo económico, cultura, vecinos, la Defensoría del Vecino. Nosotros queremos articular mucho con la Defensoría del Vecino, porque ellos reciben muchas denuncias y propuestas. Creo que es vital cruzar información y miradas. Eso es lo que me entusiasma y me parece un gran desafío, y por eso no sufro tanto con dejar el teatro.
-Te referiste a la necesidad de mejorar el vínculo entre lo municipal y lo nacional. ¿Existirá una coordinación con la DNC para no duplicar esfuerzos y recursos?
-Ya hablamos con Mautone, hace un par de días también nos comunicamos con Luis Mardones, asesor de la ministra [María Julia Muñoz], y si bien aún no nos hemos reunido, ya compartimos la necesidad de hacerlo.
-Cuando asumió, Mautone planteó la posibilidad de realizar en conjunto el FIDAE (Festival Internacional de Artes Escénicas).
-Todavía no hemos recibido esa información. Y si bien ya estoy trabajando, todavía sigo en transición.
-En la campaña municipal se discutió si la Comedia tenía que pasar a la órbita del MEC, ¿creés que tiene sentido?
-Por ahora no está planteado que la Comedia tenga que pasar al MEC. Lo que sí está planteado, y con lo que yo concuerdo 100%, es que existen cosas que son responsabilidad del gobierno nacional, otras que son responsabilidad del gobierno departamental, y algunas que son conjuntas. Hay que estudiar cómo. Para mí, es lógico que la Comedia pueda hacer giras por todo el territorio, porque es un elenco de referencia, y lo viene haciendo con gran esfuerzo. El tema es cómo se financia, porque además de mantener las infraestructuras de Montevideo no se puede mantener la circulación en el territorio. Es necesario articular a nivel presupuestal, porque las bolsas son finitas, y por eso hay que ser creativo y trabajar en coordinación. Eso lo vamos a tener que negociar. No hay otra posibilidad. De hecho, esto me pasaba antes en la EMAD, cuando me decían que la escuela podía recorrer los centros MEC. Yo les preguntaba: ‘¿Ustedes pueden financiar los traslados y nosotros nos encargamos de los contenidos?’ Hay que encontrar ese tipo de articulaciones. No hay agenda oculta, sino la voluntad de encontrarnos y de buscar otras formas de gestión, como gestiones mixtas, alianzas con el SODRE, con privados, con los fideicomisos. Hay que encontrar la manera.
-En la misma línea que la Comedia existen dos orquestas sinfónicas montevideanas, la OSSODRE y la Filarmónica.
-Ésa es otra de las realidades históricas que se han dado. Hay que seguir trabajando como hasta ahora para racionalizar, optimizar, unificar objetivos y no duplicar. También está claro que lo bueno del departamento es que tiene su estructura: un director de División [Promoción Cultural], que es Jorge Navratil, el de Artes y Ciencias, que es Juan Canessa, pero también está la Secretaría de Deporte, con Pablo Sanmartino, y la gerencia de Eventos, a cargo de Gerardo Reyes, con quienes trabajaremos en conjunto. Yo puedo pensar muchas cosas, pero tengo que decidir y liderar en función de la gestión y el programa de gobierno que la gente votó.
-En el MEC y en la EMAD marcaste una clara impronta en cuanto a la profesionalización y el quiebre de funcionamientos burocráticos, lo que te llevó a enfrentarte con estructuras previas ¿Cómo pensás vincularte ahora, con mucha más responsabilidad y gente a tu cargo?
-Ya nos estamos vinculando, y toda la transición relámpago fue posible, en gran parte, por los funcionarios y funcionarias del departamento, que fueron muy solidarios en hacerme llegar la información. Y si bien hay burocracia, siempre hay una parte que quiere trabajar y comprometerse. Esa demonización se relaciona mucho con cómo vos te plantás. Yo apuesto a esa gente que quiere trabajar. Cultura es un departamento muy grande, y por eso también se le ha cargado muchas responsabilidades que en otros países son nacionales, y que quedaron en el gobierno municipal por historia. Por eso se habla de los cuerpos estables; es algo lógico, porque eso pesa en el tamaño y en la historia del departamento. Existe el turismo cultural, las fiestas populares, el deporte, los cuerpos estables... es enorme. Pero bueno, hay que repensar, estudiar, y ver cómo reunificarlo.
-En 2007, cuando dejabas la dirección de la EMAD, decías que era casi un lugar común referirte a lo complejo de ser, a la vez, municipal y artista, o municipal y docente. ¿Cómo lo ves ahora?
-Justamente por eso me salgo del rol de artista. Voy a dejar de lado mi sensibilidad artística y personal activa. La docente cada tanto dará algún seminario internacional, porque después de este cargo tengo que seguir trabajando, y por eso -ya lo hablé con Martínez- no detendré drásticamente mi carrera académica. Tenía una agenda que ya estoy bajando, pero hay cosas que no puedo cancelar. Una cosa es decir que soy directora de la EMAD y mantengo lo artístico porque es un modo de dialogar con los estudiantes, pero otra es ser directora de Cultura. No puedo mirar sólo el teatro sino todas las disciplinas, toda la ciudad. Mi gusto ya no importa. Mi impronta para trabajar, sí.