Teatro para el fin del mundo (TFM) nació hace tres años en México, con el objetivo de intervenir espacios abandonados o marcados por la violencia, reflexionando sobre cuál es el rol del teatro frente a esos escenarios. Del 26 al 29 de noviembre se realizará -en el Cerro- la primera edición de TFM Montevideo. En diálogo con la diaria, la actriz, directora y coordinadora general de TFM en la capital, Susana Souto, dijo que en el caso particular de Montevideo, primero pensaron cuáles eran las condiciones de la ciudad para realizar una réplica del festival, y por qué era necesario, “ya que no sólo se trata de espacios abandonados, sino también vinculados a la emergencia. En el caso de México se realiza en Tampico [Tamaulipas], una ciudad signada por la violencia y la fuerte presencia de cárteles de narcotráfico, e incluso los propios espacios en los que se desarrolla el TFM han sido marcados por esa violencia. El objetivo es ganar esos espacios para el arte y para el uso de la comunidad”.

La coordinadora explicó que la locación del Cerro surgió desde un comienzo, porque es un barrio que cuenta con muchos espacios abandonados, que además se vinculan a un pasado productivo -como es el caso del frigorífico o del Parador del Cerro-, “muy implicados con la noción de emergencia social y vulnerabilidad”, aclara. Cuenta que en el caso del parador están trabajando en medio de un asentamiento, por lo que el trabajo se realiza sobre el espacio y el contexto.

Este proyecto cuenta con un antecedente: un colectivo uruguayo participó en 2012 en la primera edición del TFM en México. Luego gestionaron la visita de su director, Ángel Hernández, que en febrero y octubre estuvo en Montevideo. En las visitas desarrolló dos laboratorios y una intervención escénica, y así comenzó a gestarse el TFM Montevideo, mientras que, en paralelo, sucedía lo mismo en Córdoba y Valparaíso. “En febrero se hizo un taller de intervención -para el que se anotaron más de 100 personas- en el Instituto Nacional de Artes Escénicas. Ya en octubre funcionó de otra manera, y una parte del taller se realizó en coordinación con el sindicato de la pesca, interviniendo un barco abandonado de la rambla portuaria”, explicó Souto, que a comienzos de este año recibió el Fondo de estímulo a la formación y creación artística y se propuso generar y viabilizar esta propuesta. En esta tarea la acompaña un colectivo de 20 personas, entre los que se encuentran cocineros, fotógrafos, actores, diseñadores y realizadores audiovisuales.

El TFM montevideano integra un circuito: en la primera semana de noviembre se desarrollará el TFM de Tampico, en la segunda semana será el turno de Valparaíso, en la tercera de Córdoba y en la cuarta de Montevideo, instancia en la que recibirán la visita de un grupo de cada ciudad. Además, en estos días se abrirá una convocatoria para que tres grupos uruguayos participen en el festival.

Al ser un proyecto íntegramente independiente, el colectivo organizó una fiesta para el viernes 10 de julio en Tractatus. El encuentro cuenta con dos objetivos: por un lado, dar a conocer el TFM y lanzar la convocatoria, y por otro, recaudar fondos para el festival (como la entrada es libre, es necesario comunicarse con ellos por medio de Facebook). Participará la banda de rap Porno y se exhibirá un audiovisual, porque uno de sus planteos es que sus actividades “den cuenta de lo que somos”.