En una de las más recordadas rutinas de su espectáculo de stand-up Raw (1987), Eddie Murphy -en aquel entonces el más popular de los comediantes negros de Estados Unidos- contaba una conversación (real al menos en parte) que había tenido con Bill Cosby, y el consejo que le había dado al respecto Richard Pryor. Cosby y Pryor -como si fueran las versiones humorísticas de Martin Luther King y Malcolm X- se habían convertido en los dos polos de la comedia afroestadounidense: el primero proponía una integración responsable de los negros con el resto de la sociedad, estimulando el estudio y las conductas ejemplares en sus comunidades; Pryor, como siempre indomable, prefirió la confrontación directa y la representación -hilarante pero combativa al fin- del racismo y la lucha racial en sus facetas más callejeras. Murphy contaba entonces (imitando impecablemente las voces) que Cosby lo había llamado para recriminarle el lenguaje grosero e hipercargado de sexualidad de sus rutinas humorísticas, y pidiéndole que encarnara un mejor modelo para sus jóvenes fans. Murphy, preocupado ante el reproche de uno de sus ídolos, decía que había consultado también a Pryor, y que éste le había dicho simplemente que mandara a cagar a Cosby.

Casi 30 años después, el amable Bill Cosby ha caído en la más abyecta de las desgracias -no por su mensaje moderado, sino por las decenas de denuncias de abuso sexual que se le han amontonado-, mientras que el frecuentemente obsceno Pryor (fallecido en 2005) es universalmente reconocido como el mayor y más revolucionario de los comediantes de stand-up, infinitamente citado por las nuevas generaciones. No parece muy raro entonces que el director Lee Daniels (Precious, El mayordomo) haya pensado que es un momento ideal para hacer una biopic sobre su turbulenta vida, ni que, teniendo en cuenta el estatus como comediante de Murphy y lo exacto de su imitación de Pryor en aquel sketch, haya pensado en el actor de Un detective en Beverly Hills para el elenco. Sin embargo, no será Murphy el que tenga la nada sencilla tarea de personificar a una de las personas más graciosas del siglo XX, lo que, a pesar de lo idóneo que parecía para el rol, tiene una simple explicación: a los 54 años está pasado de edad para interpretar un papel que gira alrededor del ascenso de Pryor y su apogeo, cuando era apenas un treintañero. Lógicamente, entonces, el papel que Daniels le tiene reservado a Murphy es el del padre de Pryor, mientras que éste será interpretado por el comediante de stand-up Mike Epps; escaso parecido físico con su personaje se le puede encontrar, pero los departamentos de maquillaje han hecho maravillas en otros casos.

En todo caso, la figura que más ha llamado la atención en el elenco elegido no es Murphy ni Epps, sino quien ya ha sido confirmada para interpretar el papel de la abuela de Pryor: nada menos que Oprah Winfrey, conductora y actriz de fama limitada fuera de su país, pero tal vez el personaje televisivo más conocido dentro de Estados Unidos. El rol de Winfrey no sería para nada lateral, ya que el pequeño Pryor fue criado justamente por su abuela, en un prostíbulo que ésta regenteaba en Peoria, Illinois, de modo que ella fue la figura más influyente durante el crecimiento del humorista, algo que puede verificarse en el reciente y muy completo documental Richard Pryor: Omit the Logic (Marina Zenovich, 2013).

El director Lee Daniels está trabajando en este proyecto desde hace ya varios años, pero tan sólo hace unos días la productora The Weinsten Company dio luz verde al proyecto, que viene a sumarse a una serie de films -como Selma o la reciente biopic sobre los NWA- que revisan desde el punto de vista negro las ásperas relaciones raciales de la historia y la cultura recientes de Estados Unidos, en un momento en que esas relaciones no parecen estar pasando por su mejor momento.