“Creo que hasta acá llego”, fue lo que comentó el director nacional de Trabajo, Juan Castillo, el 24 de agosto, después de que la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, anunciara el decreto de esencialidad de los servicios educativos.

Castillo fue hasta 2012 una de las figuras más visibles del PIT-CNT; ese año se volcó de lleno en la política partidaria y se postuló, sin éxito, a la presidencia del Frente Amplio. Tras ocupar una de las tres vicepresidencias de la fuerza política, el ministro de Trabajo y Seguridad Social nombrado por Tabaré Vázquez, Ernesto Murro, lo designó como titular de la Dirección Nacional de Trabajo.

La extensa carrera sindical de Castillo no lo eximió de ser víctima de los cánticos de algunos sindicatos de la enseñanza que el lunes ocuparon la Dirección Nacional de Trabajo: “Che, Castillo, che, Castillo, qué contento se te ve, vos ganás más de 100 palos y yo no llego a fin de mes”, entonaron. Tras la declaración de esencialidad, el dirigente puso su cargo a disposición de Murro y del sector político al que pertenece, el Partido Comunista del Uruguay (PCU).

“Nosotros le planteamos a Juan [Castillo] que no tome la decisión solo, y que lo vamos a respaldar en lo que elija”, dijo el diputado comunista Óscar Andrade, que reconoció que “hay una tendencia de una parte del movimiento a concentrar en Castillo los ataques, como si fuera responsable de las dificultades económicas”. Por lo pronto, Murro no le aceptó la renuncia y el Ejecutivo del PCU se reunirá hoy y analizará el caso. Según dijo Andrade, la situación de Castillo es difícil e incómoda. “Ahora es fácil ir a putear al Negro Juan [Castillo]. Nosotros tenemos que analizar si fue lo mejor engancharlo en una changa donde lo estamos sobreexponiendo. Su tarea es muy complicada y ahora ambas posibilidades son difíciles”.