“Hay que ver a 18 de Julio mucho más vacío que un domingo, cuando está la feria de Tristán Narvaja. Hay que ver a la Ciudad Vieja desértica”, decía ayer el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, visiblemente conforme con la adhesión al paro general de 24 horas convocada por la central. La dirigencia sindical se congratuló del acatamiento que tuvo la medida. A pesar de que no hubo movilización de masas, sino una escueta conferencia en la sede de la central sindical, Pereira sostuvo que la adhesión y el paro de actividades significaron, en los hechos, “la más grande movilización que el movimiento sindical hizo en los últimos diez años”, es decir, desde que gobierna el Frente Amplio (FA).

Otros dirigentes de la central también destacaron la importancia de la adhesión, aunque de forma más mesurada. José Fazio, de la Unión Nacional de Obreros y Trabajadores del Transporte, dijo que la medida se cumplió entre 100% de los trabajadores de los sindicatos del rubro, y contó que en la terminal de ómnibus de Maldonado ocurrieron incidentes con las patronales. En tanto, Ismael Fuentes, de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercios y Servicios, aseguró que el acatamiento superó las expectativas, en un rubro en el que “parar al 100% no ocurrió ni va a ocurrir nunca”. “En el Barrio de los Judíos había 50% de comercios cerrados. Hay un fuerte acatamiento. En algunos casos están cubriendo con personal jerárquico los puestos de los trabajadores que no fueron”, ilustraba ayer al mediodía Fuentes. Pereira destacó que “decenas de miles de pequeños comerciantes” se sumaron a la medida, “conscientes de que si a los trabajadores les va bien, a ellos les va bien. No se pueden sentir empresarios si tienen un quiosquito y trabajan diez o 12 horas para sacar un sueldo”.

La medida resume uno de los peores momentos de la relación entre el PIT-CNT y el FA, a raíz, entre otras cosas, de los lineamientos salariales para el sector privado, que eliminan el correctivo anual por inflación y desplazan el mecanismo hasta 24 meses. “Son pautas que logran el objetivo de que el salario acompañe el crecimiento de la economía en un solo escenario [de baja inflación], y ése es el problema”, describió el único integrante del oficialismo presente en el salón de actos de la sede del PIT-CNT, el diputado Óscar Andrade, quien hace menos de un año era parte del Secretariado Ejecutivo de esta organización. Pereira fue aun más lejos: dijo que las pautas salariales del gobierno “son una traba al avance de los cambios que el movimiento sindical propone” y anunció que la central no va a firmar un solo convenio colectivo en los Consejos de Salarios “que no tenga un correctivo por año”. “No es la intención del movimiento sindical ni romper el bloque político y social de los cambios ni torcerle el brazo a nadie”, agregó, ante una decisión que podría llevar a que el gobierno vote en la mayoría de los Consejos de Salarios junto a las cámaras empresariales, si es que pretende cumplir con sus lineamientos. Tras mencionar que la inflación interanual alcanzó en julio 9,02% (superando los aumentos previstos para algunos sectores por el Ejecutivo en los lineamientos), Pereira dijo que el dato “no es para alarmarse, pero tampoco para jugar a la lotería con los salarios”.

A su turno (luego de hablar de los 70 años del lanzamiento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki), el secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, dijo que existen “decisiones jurídicas y señales en el tercer gobierno del FA de carácter negativo”. Mencionó una “mirada vinculada a la hiperprudencia”, habló de una posible “congelación del salario real” con las nuevas pautas, “cuando no pensar en el deterioro abierto y la rebaja del poder de compra del trabajador”. También advirtió de los peligros de que el gobierno termine en una suerte de “profecía autocumplida”: que, de tanto anunciar prudencia y mesura, la gente efectivamente termine recortando sus gastos e inversiones y afectando a la economía.

Al final, Pereira le dedicó algunas palabras al senador blanco Luis Lacalle Pou: “Debe vivir en otro país cuando plantea, en el semestre con mayor movilización sindical, qué va a hacer la central con estas pautas salariales. Se podría colocar del lado de los trabajadores y hablar con los intendentes blancos para que en las intendencias haya negociación colectiva”.