-¿Cómo surgió El Resto de Nosotros?
-Fue por una inquietud que yo tenía en la cabeza: hacer cosas que si bien podrían ir con Traidores... A veces nos expresamos mal y decimos que hay temas que no irían para una banda, pero los temas pueden ir, lo que pasa es que Traidores ya tiene consigo una especie de etiqueta o un modo de hacer las canciones, que de repente puede ser que las que yo tenía no encajaran tanto con eso. Por otro lado, tenía ganas de hacer cosas con gente diferente, algún otro vocalista, y no componer siempre para Juan [Casanova]. Con Marcelo Oliveira, el baterista, también compartíamos esa inquietud de hacer algo que esté por fuera, sin etiquetas, sin el peso de...; justo se dio que Alejandro [Spuntone] también estaba buscando algo para hacer, y quedamos.
-¿En todos estos años después de Los Traidores seguiste componiendo?
-Sí, toda la vida, desde que largamos y antes también. Lo de antes no tiene registro, menos mal. Es lo que me gusta, estoy todo el tiempo componiendo.
-Por el contrario, Spuntone empezó a hacer sus primeras armas.
-Ale trajo dos canciones: “En blanco” y “Soy mejor”, que están bárbaras. Él se tira abajo diciendo que son sus primeras composiciones, pero están geniales.
-La mayoría de las letras de El resto de nosotros hablan de amor y de relaciones. Es un cambio bastante radical si comparamos con aquellas primeras canciones de Los Traidores.
-Son estados y momentos. En 1985 el panorama era completamente otro. Éramos jóvenes, queríamos rebelarnos contra el sistema, y el punk ayudó muchísimo a eso. Teníamos muchas cosas por las que contestar. Nunca me planteo lo que voy a escribir cuando lo voy a escribir; si veo algo que me molesta lo plasmo en un papel. Cuando escribimos las letras de Montevideo agoniza [1986] con Juan, era un estado que teníamos; después vinieron los otros álbumes un poco más depurados, no tan directos. Es lo que te hablaba de las etiquetas, tanto en las letras como en la actitud que tiene que tener una banda, me gusta estar un poco más libre. Nunca estoy pensando: “Ahora voy a componer un punk rock”.
-El sonido general del disco es más bien acústico, pero tiene los punteos limpios característicos de tu estilo. Por ejemplo en “Amor pasajero”.
-Eso empezó como una broma que le hacía a mi mujer, con un solito que tenía: “Esto lo voy a poner en algún lado”. Suena como español o balada de los 60. Soy medio fanático de [Leonardo] Favio y esas cosas. También me saqué las ganas de hacer “Otro día sin vos”, que de alguna manera también es un tema más melódico. Pero a mí me gusta la belleza de las canciones; las etiquetas, que las pongan otros.
-Me hablabas del punk, pero Los Traidores musicalmente no eran muy punk que digamos.
-Es más rico, más tirado a The Smiths o a The Clash, que tenían mucho juego de distorsión con alguna violita limpia.
-Y algo de The Police.
-Sí, claro. En aquella época los parámetros que teníamos venían de afuera. Me gusta mucho George Harrison, mi música está basada en The Beatles. La otra vez estaba charlando sobre “Sólo fotografías”; ese estilo de tocar lo saqué de los Beatles, reformé la mano derecha para que tuviera otro sonido y pudiera ser compatible con la distorsión, y no meter el viejo shake en guitarra acompañando el tambor. Lo separé un poco del tambor y la gente debe imaginar que era más The Police, pero para mí es beatle. The Smiths es uno de mis íconos también, me encanta Johnny Marr. Me gusta el diálogo que tienen ese tipo de guitarristas con el vocalista. Me gustan los tipos que hacen rítmica: tejer una melodía debajo del cantante y ser vos el que está hablando a la vez con una guitarra es mucho más complicado que hacer un solo rápido. Porque tenés que respetar lo que está haciendo tu vocalista y a la vez atrapar a la gente con algo atrás que no es un chingui-chingui.
-El arpegio de “Some Girls are Bigger than Others”, de The Smiths, es un buen ejemplo de lo que hace Marr.
-Es magistral. Lo pude sacar después de muchos años. Pero la pelota es componerlo, ahí está la genialidad. Harrison sabía exactamente dónde meter un solo, qué hacer. Hay muchos guitarristas de ese estilo; los ingleses son más de eso. En Traidores yo quería algo así para acompañar a Juan. Y más con una banda formada por bajo, batería y una guitarra.
-El punk inglés no quería saber mucho sobre The Beatles. La leyenda dice que al bajista de Sex Pistols lo echaron porque le gustaba The Beatles.
-Claro, para ellos la beatlemanía no existía. Pero si escuchás bien, en The Clash y Sex Pistols, por decirte las más representativas, hay mucha melodía, pese a que gritan. Las melodías de ellos las podés escribir. Hay mucha sobriedad en la composición y está muy bueno.
-¿The Clash fue la banda punk que te marcó?
-La canción “London Calling” fue la que me marcó. La forma de tocar de los tipos; salí un poco del molde beatle. Esa canción fue la que me voló las chapas. Después, obviamente, toda la discografía. Y Never Mind the Bollocks [1977]: los critiquen o digan lo que digan, los Pistols son lo más grande que hay; para mí, superan ampliamente. Es el circo del punk hecho realidad. Está bárbaro.
-La canción “Buenos días, presidente”, de Los Traidores, me parece la “God Save the Queen” uruguaya; sobre todo por su letra. ¿Quién la escribió?
-Seguramente haya surgido de algún título que mandamos. Yo debo de haber escrito alguna parte y Juan otra. No te podría decir exacto. Encuentro ahí frases de ambos, que tenemos formas diferentes de escribir. Particularmente me encanta, disfruto muchísimo de tocar esa canción que, por lo que estoy viendo, en cualquier momento tiene que volver... “El himno” [“Montevideo agoniza”] también: tiene un dejo rockabilly.
-¿Cómo se censuraron esos temas?
-Me parece que fue una protección del sello [Orfeo], más que nada. No debe de haber habido... y si hubo -porque circuló un rumor-, yo no lo supe.
-¿Los del sello dijeron “esto no va”?
-Claro. “Estas canciones no, porque la ministra de Educación -o quien fuera- nos está prohibiendo...”. Había como una prohibición de grabar esos temas, pero nunca supimos si fue una autoprotección del sello o fue algo que hayan mandado del gobierno. Había varias versiones. Nosotros en ese momento vivíamos colgados de la palmera, ni nos importaba. “-Pasó esto. -Uh, ¡hay que componer más canciones!”, y ya está.
-Si fue una autoprotección del sello habría sido bastante paradójico que los censuraran ellos para que no los censuraran después...
-Tal vez se habían enterado de algo. En aquel momento, con decir una mala palabra en una canción ya estaba todo mal. Decías “mierda” y a la gente le llamaba mucho la atención. En “Juegos de poder”, la frase “te quieren coger” la tuvimos que camuflar. Había censura, es real. Pero nunca vimos nada, que viniera la cana a decir “No lo toquen”, o algún papel que dijera: “Estas canciones no se pueden grabar”. Sí sé que se armaba revuelo en todos lados cada vez que tocábamos. Estaban todas las camionetas...
-¿Por qué en cualquier momento tiene que volver “Buenos días, presidente”?
-Por la situación actual. No soy politólogo ni me pondría a opinar de atrevido, pero lo vivo día a día, lo converso con la gente. Si rascás un poco en lo profundo, hay distintos tipos de laburantes: el que está muy cómodo quizá te diga que la situación es ideal, o se queje porque le sacan algo... Pero es muy distinto cuando la peleás día a día con el boleto justo. Mucha gente llega a fin de mes con la lengua afuera; los sueldos están muy por abajo. Fue como una pequeña traición que pasó, como una fiesta que venía haciendo [José] Mujica y de repente se cayó todo. ¿Cómo fue? Muy raro.
-¿Tenías esperanzas en el gobierno de Mujica?
-Yo vivía en Buenos Aires y me alegré un montón. Veías que había un cambio, y lo hubo en cierta forma, en muchas cosas se avanzó. Pero las posibilidades en Uruguay siguen siendo nulas, como en los 80. Por eso mucha gente por privado -en el Facebook o lo que sea- te dice que las letras de Montevideo agoniza son actuales. El éxodo va a seguir existiendo mientras no cambien las reglas de juego.
-¿Ya nadie lo podrá salvar?
-No creo. Los mismos actores de siempre en la política, perpetuados ahí eternamente... Debe de estar bravo meterse en el poder en un país tan raro como éste.
-“God Save the Queen” también se mantiene vigente, porque en Inglaterra sigue la monarquía y la reina sigue siendo Isabel II; en cambio, The Sex Pistols hace mucho que no existe.
-Podemos decir que los Pistols se vendieron o que los capturó el sistema; yo creo que desde Mozart en adelante es todo comercial. ¿Cómo hace una banda para transmitir su mensaje si la escuchan diez personas? La industria de la música es medio extraña. La industria es la industria, mientras que tus pensamientos no... A mí me gustaría vivir de la música, no lo voy a negar.
-El toque de El Resto de Nosotros de mañana está organizado por el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo. O sea que el Estado algo hace por la música.
-Sí, tenemos gestores culturales... Es como en aquellos momentos, que tocábamos con un letrero de Coca-Cola; a alguna gente le caía mal. Y el público no era público, todos estábamos aprendiendo. Una marca no te puede condicionar: si pone plata para que el show pueda ser viable, menos mal, porque si no, capaz que no se puede hacer. La gente a veces es medio necia con eso. Ahora, si no fuera por estos toques, no tenés dónde trabajar. No hay. Yo no estoy votando a nadie ni haciendo ninguna concesión: voy y toco.
-¿Qué tendría que hacer el Estado para fomentar más la música?
-Queda un poco egoísta decir sólo “la música”; debería apoyar un poco más todo lo que es el arte en general: brindar espacios, capacitaciones, préstamos, etcétera. Y sacarles los impuestos a los instrumentos, que son una barbaridad. Te los terminás comprando afuera; paseás y te sale más barato. Tienen que dar posibilidades, de repente no al nivel de Inglaterra o Estados Unidos, al arte que sea bueno y que elige la gente... Tampoco vas a promover cualquier basura.
-Pero ahí entramos en el delicado tema de quién decide qué pasa y qué no, y con qué criterios.
-Claro, estamos en un momento un poco raro en que los medios son los verdugos o los vendecosas. Es muy difícil para las bandas nuevas. ¿Dónde van a poder desarrollarse, si de El Resto de Nosotros apenas pasan alguna canción?
-Ahora está el fenómeno de las bandas de cumbia nuevas, que salen una semana sí y la otra también, y no se diferencian mucho entre ellas.
-No digo que no existan, pero no puede ser que sea lo único. Dale la chance a otra gente, a los que hacen teatro, por ejemplo. La cultura es fundamental, habla de un país. Si vamos a tener esa cultura de los Wachiturros, me bajo.
-Algunos tampoco vieron con buenos ojos el rock posdictadura...
-Sí, pero el rock es una cosa más internacional, una falopa más legal. Cuando está bien hecho y las letras hablan de algo, la gente se moviliza sola, que fue lo que pasó. Me parece que el panorama en general estaba mejor en los 80 que ahora. Explotó aquel movimiento y era todo muy cultural; acertado o desacertado, pero muy cultural. Ahora lo veo como una marionetada detrás de la otra. No se puede hablar de movimiento: las bandas están aisladas y hay muy pocos mánagers dedicados a eso. ¿Dónde hay prensa especializada, gente que diga “este vocalista tiene un estilo” y analice?
-Viviste el enfrentamiento entre canto popular y rock; en 1985 hubo un incidente frente a la Intendencia de Montevideo cuando tocaban Los Traidores.
-Tuvimos varios incidentes; de ése se supo. En aquel momento Uruguay era reaccionario a full. No te olvides de que veníamos de una dictadura: mucha gente muerta del cerebro -no era para menos-, privada de cultura; lo único que sobrevivía era el canto popular, y las bandas de rock habían quedado en el olvido. De hecho, ahí está la historia, no teníamos referente alguno. Hubo un incidente en la Intendencia, que es el más famoso, entre cantopopu y punks; después pasó entre heavies y punks. Ibas al interior y te querían matar por los pelos parados y el pantalón roto. Ahora te venden un pantalón roto a 6.000 pesos; me rompían los huevos a mí y ahora es moda. Ahí está el sistema, las tiene todas: absorbe y lo transforma en dinero.
-¿Por qué desapareció de un día para el otro la movida del rock de los 80?
-Nosotros somos responsables directos de haber hecho las cosas mal. Una banda ejemplo es Buitres -más allá de que se llame Los Estómagos o Buitres-, por cómo trabaja en el mercado uruguayo, que es la nada. Son profesionales y laburan muy bien, me saco el sombrero.
-Creo que ése es el tema principal, que el mercado es chico. Ya que estábamos con los Pistols: Johnny Rotten debe vivir de las eternas reediciones de Never Mind the Bollocks. Si Montevideo agoniza hubiera salido en otro país, capaz que estaríamos en una mansión.
-Yo viví mucho tiempo en Argentina, y amigos y gente conocida me decían: “No puedo creer que con esa canción, ‘Flores en mi tumba’, no estés viviendo de esto”.
-Hay una banda brasileña nueva, Panamericana, que hace una linda versión de esa canción. Me parece que acá le quedaría muy bien a Jaime Roos.
-Sí, ¿por qué no? Pero te digo de corazón, por suerte no hay bandas tributo a Traidores. La otra vez me preguntaron, y dije: “No, por favor. No quiero”. Pero a la vez también me llama la atención...
-¿No te gustan las bandas tributo?
-No es que no me gusten, cada uno tiene derecho a hacer lo que quiera. No me parece que esté bueno que haya tantas. Lo que hicieron [Guzmán] Mendaro y Spuntone fue una cosa rica, de homenajear a las canciones icónicas del rock. En su momento, Juan hacía un tributo a Legião Urbana. Pero ta, haceles un tributo cada tanto; tampoco están muertos. Hay tributos a The Beatles, concursos en The Cavern y todo, pero sacala un poco. El asunto es cuando no funciona todo correctamente, y funciona sólo una cosa. Eso es lo que choca un poco: que estés mordiéndote a semanas de hacer una Trastienda, metiste 200 entradas y de repente te enterás de que una banda tributo llenó dos veces. O estos nuevos de la cumbiancha, que hacen un Teatro de Verano, disco de oro...
-Hay una historia que dice que Los Traidores tocaron en un acto del Partido Colorado en 1988, y que algunos punks les pasaron factura. ¿Cómo fue realmente?
-Eso fue un engaño, una cosa rara que nunca se aclaró. Cuando estás en el meollo de todo eso -y más en aquel momento-, no estás muy pendiente; lo decide tu mánager y te dice: “-Mirá, hay que tocar en tal lado. -Listo”. Nos enteramos después. Fue un toque más al que tuvo que ir la banda. Capaz que un día fuimos a tocar a algún lugar donde también había algo extraño. Nunca supimos bien qué fue, era de la Juventud Batllista o no sé qué porquería. Nunca nos dijeron: “Mirá que van a tocar para tal cosa”. De repente nos pasaron factura dos o tres, pero estaba todo bien. Ahora lo ves en perspectiva y es como lo que te decía del cartel de Coca-Cola: ¿a quién le puede joder si se puede llevar a cabo un rock & roll?
-El año que viene Montevideo agoniza cumple 30 años. ¿Piensan festejarlo?
-Sería muy interesante. Con Juan hemos hablado de lo de los 30 años. Está bueno festejar cada tanto con la gente que sigue a la banda y darle un show o lo que sea. Pero es muy complicado mover ese monstruo para el lado correcto, para que no vuelva a caer en el ida y vuelta; lo tomamos con pinzas. Se hacen cosas puntuales, ganas nunca faltan. Estamos en el corazón de mucha gente; de otros no. La generación nueva no sabe lo que es Traidores. Es una desinformación que hay, no se la puede culpar.
-¿Qué te gusta hoy del rock nacional?
-Boomerang, por ejemplo, y una canción que escuché de Los Hermanos Láser, “Perfume”, está bárbara. Después no hay mucha cosa de la que te diga “me encanta”. Me gusta el pop-rock, y eso está dentro de los parámetros brit que me encantan.
-Hoy la actitud contestataria que tenían Los Traidores se perdió.
-Sí, las nuevas generaciones están tiradas para otra cosa. No he visto nada parecido. Y de repente lo punk que hay no tiene buena calidad, por eso no sobresale ninguna banda. Hay letras muy voladas ahora: muy tiradas hacia el amor, que no me parece mal. Ojo, que las letras de El Resto también tienen otro tipo de mensaje, son bastante darkies también. Hay frases como “no dejes huellas que te puedan hacer volver”, “no brilles tanto que no hay nada para iluminar”. Por la gente que se agranda...
-¿Qué tienen pensado para más adelante con El Resto de Nosotros? ¿Otro disco?
-Pregunta complicada... Sí, otro disco. Vamos a ver qué pasa, porque si bien esto está muy joven, al no tener posibilidades de expandirse, se desarrolla de otra manera o muere.