No me trajiste a la nena
La última entrega o el relanzamiento de Star Wars (que acaba de desplazar a Avatar como la película más exitosa de todos los tiempos en Estados Unidos: ver página 12), parece haber sido diseñada con un cuidado casi histérico de no ofender a ninguno de los grupos que suelen ofenderse cuando son ignorados o subrepresentados en cualquier producto de alcance masivo. Así, como se señaló en la reseña del film hace unos días, dos nuevos protagonistas “buenos” están interpretados por un negro y un latino (John Boyega y Oscar Isaac), y el principal rol heroico está a cargo de una mujer (Daisy Ridley), contrapesando de ese modo una crítica histórica que señalaba la absurda escasez de mujeres en la saga (a pesar de la indudable fuerza del rol de Carrie Fisher, que al parecer no es suficiente para estos tiempos). El personaje que interpreta Ridley, además, ha sido publicitado en todas partes como la figura central de la nueva trilogía y tiene su adecuada representación en el omnipresente y desbocado merchandising relacionado a la película. ¿En todo? No, alguien se olvidó de incluirlo en la versión Star Wars del Monopolio, lanzada junto con la película, y ardió Troya.
Hasbro, la compañía que maneja ahora la producción y venta de juguetes relacionados con Star Wars, sacó a la venta su nueva versión galáctica del Monopolio con cuatro estatuillas -dos representantes del lado bueno de la Fuerza (Luke Skywalker y Finn) y dos del lado oscuro (el histórico Darth Vader y Kylo Ren)-, elección arbitraria que despertó la ira de mucha gente con ganas de enojarse: ¿por qué Finn era uno de los personajes y no Rey, el personaje interpretado por Ridley, que podía considerarse más importante? ¿El sexismo galáctico atacaba de nuevo?
Los representantes de Hasbro, que posiblemente ni pensaron dos segundos en esta contingencia, trataron de explicar su decisión con la pobre excusa de que incluir a ese personaje en el juego del lado de los personajes “buenos” iba a ser uno de esos temidos spoilers para quienes no habían visto el film. Lo mismo que podía decirse sobre la inclusión de Finn o Kylo Ren, por otra parte, pero antes que borrar con un mísero figurín todos los esfuerzos de la película para ahuyentar su fama de sexista, decidieron rápidamente lanzar una nueva edición de este Monopolio estelar, que sí incluye a Rey. Los fans de Han Solo, que ni se asomó al juego esta vez, no parecen haberse molestado por su desplazamiento por el siempre más soso Luke Skywalker.
El libro que te estaba esperando (I)
La librería Morioka Shoten, ubicada en el exclusivo barrio de tiendas de lujo Ginza, en Tokio, ha encontrado la forma de que sus clientes no sean presas de la indecisión y de que sus trabajadores no tengan que romperse mucho la cabeza para encontrar con qué satisfacerlos: el establecimiento sólo vende ejemplares del mismo libro durante toda una semana. Convencido su dueño, un experimentado librero llamado Yoshiyuki Morioka, de que buena parte del público no va a una librería a ver libros sino a buscar uno en especial, decidió adaptar su negocio a algo así como la filosofía del “plato del día” de los restaurantes, pero llevada al extremo. Así, la semana pasada Morioka Shoten solamente vendió ejemplares de una novela de la escritora finlandesa Tove Jansson, y la semana que viene sólo ofrecerá otro título completamente distinto. El recurso parece de un minimalismo reductivo demencial, sólo posible en un país tan pendiente de las novedades como Japón, pero no es tan sencillo como parece, ya que Morioka renueva sus instalaciones internas durante cada semana como si fueran una especie de exposición del libro elegido, agregándoles materiales sobre su autor, ampliaciones del material gráfico, etcétera. Además, la mera selección funciona como una recomendación por parte de esta librería tan exclusivista como prestigiosa, que tiene un éxito razonable de ventas y que tal vez no deberíamos haber incluido en “Mundo idiota” sino en “Mundo vivísimo”.
El libro que te estaba esperando (II)
El portal de noticias (chismes) Primicias Ya, creado por el inefable Jorge Rial y con representación en la red de Intrusos, titula una nota -como si estuviera hablando de alguien a quien atraparon con una bolsa de un kilo de pasta base- “La adicción literaria de Gianinnna [sic] Maradona”, en la que se explica el fenómeno aparentemente inverosímil de que la hija menor de Diego Maradona, a cuyo nombre de pila se le obsequia una “n” adicional en buena parte de la nota, haya quedado cautiva de un libro y no de la discografía de Márama o algo así. De todos modos, al adentrarse en la nota uno descubre que Gianinna Maradona no se ha entregado a la lectura compulsiva (“¡la adicción literaria!”) de todas las bibliotecas de La Plata, sino que su adicción se limita a un libro, un best seller.
El libro en cuestión tampoco es lo que definiríamos a priori como literatura adictiva, sino que se trata de The China Study, un texto bastante radical del nutricionista y bioquímico estadounidense T Colin Campbell que justificaría científicamente varias de las teorías de los veganos y que es presentado por sus editores como “el más completo estudio sobre nutrición jamás realizado”, pero que el cronista de Primicias Ya -decidido, al parecer, a que Gianinna lea algo de ficción y se haga adicta a la literatura- describe como “un complejo estudio sobre nutrición jamás realizado”, llevando el trabajo de T Colin Campbell al terreno de la ciencia ficción.
¿Cómo se convirtió esto en noticia? Como casi siempre en estos casos, mediante una serie de tuits entre Gianinna y su hermana Dalma, en los cuales la primera escribió la frase “Adicción por este libro! Pobre mi hijo!”, a lo que Dalma respondió, con sabia cautela popular, “POBRE BENJA!!!!!! Porque no te leés una revistita????”. La verdad, ¿para qué jugársela con cosas tan adictivas?