Hay algo interesante a priori en la colaboración entre la dibujante María Concepción Maco Algorta y el guionista Pablo Roy Leguísamo. Entre los antecedentes de Maco está Aloha (2011), un libro en el que no sólo brillaba la calidad de su dibujo, sino también el trabajo sobre la narrativa secuencial, la organización de las viñetas en las páginas y los recursos metahistorietísticos; un libro singular ante todo, al menos para el contexto de la historieta uruguaya más reciente. La evolución de Roy en los últimos años es clara y contundente, y lo coloca entre los dos o tres guionistas más interesantes de la escena local, en gran medida por su atención a las estructuras narrativas, su aplicación al detalle histórico y su amplitud de registros. Si en Maco es visible cierto impulso “experimental” (o al menos desafiante de las pautas más lineales de lectura), en Roy aparece más bien un buen hacer de corte algo conservador o disciplinado. Cabía suponer, entonces, que la combinación de sus talentos podía estallar en un libro fallido u ofrecer una obra de gran calidad. El compilado Maco & Roy Greatest Hits es una evidencia a favor de la segunda posibilidad, pero no sólo eso: está además la sorpresa de que esa relación entre ambos puede configurarse de varias maneras y ofrecer un panorama sorprendentemente diverso.
Entre los cinco trabajos reunidos en este volumen, acaso el mejor sea el único previamente inédito, creado para la edición de Greatest Hits. Se trata de “Alicia entre viñetas”, una adaptación/reescritura/apropiación de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, resuelta con inteligencia, sensibilidad, humor y no pocos aciertos especiales. Una historietista debe adaptar Alicia y, ante la inminencia de la hora de entrega del trabajo, toma unas pastillitas para facilitar, estimular y apurar la creación. A partir de allí, la aventura de Alicia es reconstruida bajo el efecto de la sustancia ingerida, con la oruga convertida en un hippie veterano y disperso prendido a su pipa de agua, y la Reina de Corazones devenida una drag queen, además de un par de pasajes experimentales especialmente brillantes en los que vemos a la protagonista percibir el mundo que la rodea como un boceto a lápiz atravesado por líneas de perspectiva, y luchando contra la compartimentación a la que la someten las viñetas en la página.
Otro gran momento “Serendipity”, publicada originalmente en la revista Lento, en la que la forma de las viñetas y la división de la página se convierten en elementos esenciales. Hay también momentos metanarrativos particularmente graciosos, como el diálogo entre unos Maco y Roy ficcionales a modo de epílogo de “El castillo interior-Moradas segundas”, una adaptación del texto de Santa Teresa de Jesús, bellísima desde el punto de vista gráfico pero que no está, como apropiación o adaptación, a la altura de “Alicia entre viñetas”.
Todo compilado tiene momentos menos interesantes, y quizás el de este libro sea la brevísima “Entre silencios”, que, por otro lado, es la única historieta ofrecida en colores (y, por cierto, colores notablemente bien elegidos). Cierra el libro una adaptación de La señora Cornelia, una de las Novelas ejemplares de Cervantes. En algún momento cabe preguntarse si valía la pena incorporar los más o menos consabidos juegos de Maco con la división de la página y la secuencia narrativa (es el único caso en que cabe aplicar el término “consabidos”: para todos los demás, los recursos de la dibujante lucen frescos y oportunos), la historieta se sostiene perfectamente desde el excelente guion de Roy.
Fue sin duda una buena idea compilar estas obras. Reunidas se complementan, se apuntalan y, especialmente, estrechan todavía más la relación creativa entre dibujante y guionista. Esperemos que esa relación nos depare más sorpresas en el futuro.