En 1966 Marvel Comics realizó una de esas pequeñas revoluciones culturales que no siempre recogen los libros, al presentar a Black Panther (pantera negra), el primer superhéroe negro. Pero no afroestadounidense, porque era el rey de Wakanda, un país ficticio de África. El primer superhéroe afroestadounidense sería Falcon (halcón), nacido en Harlem; pero había algo simbólicamente incómodo en él, ya que era ladero del blanco y rubio Capitán América y nunca tuvo su propio cómic. Recién en 1972 llegaría Luke Cage, también conocido como Power Man.
No fue producto de una reivindicación de visibilidad, sino de la moda en el cine de la blaxploitation (mezcla de black -negro- y exploitation -explotación-), que se alimentaba de la imaginería callejera de los barrios negros, presentados como una especie de nuevo Salvaje Oeste: alcanzó su cenit a principios de los años 70 y, al tiempo que utilizaba comercialmente la difícil realidad de determinados barrios y sus altos índices criminales, permitía que algunos reclamos de sus comunidades llegaran a un público masivo, siendo factor a la vez de conocimiento y de afirmación de estereotipos.
Cage, primer representante de la blaxploitation en el cómic, era un joven pandillero de Harlem, encarcelado (cage, redundantemente, significa “jaula”) por un crimen que no cometió, que en la prisión había sido usado para un experimento militar que le dio una piel dura como el acero y una fuerza sobrehumana. Evadido de la cárcel, trabajaba como “héroe de alquiler”, luchando contra las mafias de Harlem a cambio de un salario (que rara vez cobraba).
La popularidad del cómic duró lo que la moda de la blaxploitation, y a fines de los 70 Marvel unió a Cage con otro héroe, Iron Fist, también afectado por la decadencia de una moda (la de las artes marciales), pero tras algunos años agónicos la serie fue cancelada. Resucitó en los años 90, aliada a la estética y las ideas asociadas con el hip-hop. Desde entonces, Cage ha sido parte constante y popular de la escudería de héroes de Marvel, tan variada hoy en lo étnico que cuesta creer que un superhéroe negro fue algo revolucionario. Y un antihéroe con conciencia social, como Luke Cage, aun más.