El Teatro para el Fin del Mundo (TFM) comenzó hace cuatro años en México, cuando este colectivo se propuso intervenir espacios abandonados o marcados por la violencia, preguntándose cuál era el papel que podía desempeñar en ellos la actividad teatral. Esta nueva edición montevideana -que se extiende hasta el domingo- se desarrolla en los barrios Cerro y La Teja, siempre con entrada libre.

En su momento, la actriz, directora y coordinadora general del TFM en la capital, Susana Souto, explicó a la diaria que, en este caso particular, primero se pensó cuáles eran las condiciones de la ciudad para realizar una réplica del festival, y también por qué era necesario hacerlo, dado que la idea es que los espacios a los que se va no sólo estén relativamente abandonados sino también vinculados con situaciones de emergencia, en la medida en que la principal motivación es “ganar esos espacios para el arte y para el uso de la comunidad”. Con esos criterios, la locación del Cerro estuvo planteada desde el comienzo, porque es un barrio en el que hay áreas en las que, además del abandono, persisten vínculos con un pasado productivo, que agregan un componente de vulnerabilidad y emergencia.

Entre propuestas de danza, teatro, circo, talleres, intervenciones y música (el programa se puede consultar en www.tfmmontevideo.blogspot.com.uy). Hoy el Centro Cultural Florencio Sánchez recibirá al espectáculo uruguayo Tomada urbana, y el ex Parador del Cerro, a la obra italiana Desaparecidos #43 y Autopsia a un copo de nieve. Entre las múltiples propuestas, el domingo a las 19.00 en la Planchada del Cerro se presentarán Viceversa, una creación multidisciplinaria de circo contemporáneo que cruza elementos de acrobacia de dúo, malabares, lira, clown y danza; las propuestas teatrales Bienvenida Casandra (Argentina) y Nuremberg, obra escrita y protagonizada por Santiago Sanguinetti, que cuenta con la dirección de María Dodera; y el cierre estará a cargo de los metaleros Children of Dragon Maiden.