Definir en forma adecuada el método epistemológico o filosofía que se conoce como “holismo” llevaría mucho más espacio que el disponible para esta reseña, y posiblemente lo haría mal, así que quienes quieran interiorizarse en el concepto tienen decenas de libros de difusión filosófica o simplemente pueden recurrir a Wikipedia. Para los que sean demasiado perezosos hasta para eso se puede decir, resumiendo con brutalidad, que es una forma de aproximación a cualquier sistema, considerándolo como un todo que funciona como algo más que la simple suma de sus partes.
Si se tiene esto más o menos claro, se entenderá la individualidad humorística del escritor inglés Douglas Adams (1952-2001), al imaginar a un detective que, en vez de utilizar el método deductivo-reduccionista de seguir cada indicio hasta llegar a la causa original de un crimen, prefiere un estilo de investigación holista, y va registrando una acumulación de hechos aparentemente inconexos, a la espera de que la interrelación entre ellos emerja naturalmente, para descubrir lo que Henry James llamaba “la figura en el tapiz”, es decir, el núcleo que unifica y explica todos esos elementos disgregados. Buena parte del trabajo de un detective así consiste en no hacer nada más que simplemente ver qué cosas atraen a otras.
Adams, conocido sobre todo por su serie de novelas de ciencia ficción poco convencional La guía del autoestopista galáctico, elaboró este divertido concepto en tres novelas sobre el detective Dirk Gently y su Agencia de Investigaciones Holísticas. Posiblemente su mayor obra después de La guía..., esas novelas son más bien inclasificables en lo genérico, ya que combinan elementos policiales con ciencia ficción, terror, simple fantasía y, sobre todo, mucho humor. La serie fue adaptada como programa radial por la BBC, como cómic y, en 2010, como una serie televisiva llamada Dirk Gently (también para la BBC), que recibió críticas bastante amables pero nunca remontó a nivel popular y sufrió mucho la competencia de la serie en apariencia opuesta -pero con elementos similares- Sherlock, y fue cancelada luego de una sola temporada.
Ahora la BBC (en su filial estadounidense) lanzó una nueva serie basada en el personaje, Dirk Gently’s Holistic Detective Agency, confiando en que las aventuras del detective holístico -ahora ambientadas en Estados Unidos- tengan esta vez la capacidad de atraer el esquivo favor del público. Es una tarea difícil, pero esta producción arranca con puntos a favor.
Como decíamos antes, en la concepción holística del inefable Gently, los hechos y las cosas no conducen directamente a nada central, sino que se interrelacionan como elementos parciales de un todo. Teniendo esto en cuenta, resulta bastante coherente que Dirk Gently’s Holistic Detective Agency sea una serie sobre la que es más fácil decir lo que tiene que lo que es o de qué trata. Sí, hay un detective que investiga (o, mejor dicho, no investiga, sino que se acerca a) extraños casos. En los tres primeros episodios han aparecido un grupo de incomprensibles y vandálicos punks que vampirizan energía de las personas, un hacker involucrado en un robo de información que ni él entiende, algunos policías que sospechan pero no saben nada, una baterista aquejada de una rara enfermedad mental que le produce violentas sinestesias, una chica y un perro que aparentemente han intercambiado cuerpos, un montón de skinheads espirituales y siempre sonrientes, alguien que bastante antes de morir contrató a un detective para que investigara el caso de su propio homicidio, un botones de hotel al que parece perseguir la más porfiada de las desgracias, una asesina a la que las leyes de probabilidad del universo protegen hasta hacerla invulnerable, un rockero decadente reencarnado en un obeso habitante de suburbio, un par de militares en misión supersecreta... y todo parece girar alrededor del eufórico y casi insoportable detective, aunque no se sepa por qué y él admita que no sabe nada.
Con tanta fauna al menos interesante, es superfluo protestar por lo (por ahora) hermético de la trama, ya que Dirk Gently’s Holistic Detective Agency se estructura en torno al puro misterio, pero a diferencia de otras series que hacían de esto su gancho -como Twin Peaks o Lost-, la intriga y lo incomprensible son elementos secundarios en relación con un clima humorístico y enrarecido que recuerda mucho al de los hermanos Ethan y Joel Coen en su versión más juguetona. Y aunque la serie está ubicada en Estados Unidos y apunta al público de ese país, hay una extravagancia muy británica en su tono general, que la emparenta con la fantasía desbocada y elegante de Doctor Who, algo que no debería llamar la atención, ya que la idea original de Dirk Gently provino de una serie de argumentos que Adams escribió para esa famosa serie de la BBC.
El atractivo del asunto tiene mucho que ver con sus personajes, entre los cuales se destaca la pareja central, una especie de Holmes-Watson compuesta por Gently (Samuel Barnett en una actuación hiperactiva y carismática pero al borde de lo tolerable) y Todd (Elijah Wood, que cada vez se parece más a un hermano mayor, menos nervioso y más desgraciado de Daniel Rad- cliffe). Pero dentro del nutrido elenco que los acompaña, lleno de figuras llamativas, brilla especialmente la asesina -extraordinariamente desaliñada y antinaturalmente afortunada- Bart Curlish, que es interpretada por Fiona Dourif, hija del legendario Brad Dourif. Este último es un dato redundante, ya que la actriz no sólo es físicamente una versión femenina y más joven de su padre, sino que además todo su peculiar y desajustado lenguaje corporal parece un homenaje directo a la actuación de aquel en Atrapado sin salida (Milos Forman, 1975).
Las reseñas han sido hasta ahora bastante ásperas con Dirk Gently’s Holistic Detective Agency, a la que acusan de incoherencia en su trama, algo así como acusar a Game of Thrones de incluir dragones. Es una pena, y puede afectar las posibilidades de esta serie entretenida, confusa y carismática, que por momentos parece una combinación de Preacher, Los archivos X y Seinfeld, lo que para mí es una oferta muy atractiva pero tal vez no lo sea para todo el mundo. O, por lo menos, no para los amargos que quieren entender todo de principio a fin.