Anoche, en el teatro Solís, se realizó una nueva ceremonia de entrega de los premios Florencio a la actividad teatral, en esta ocasión con un jurado reducido, del que se apartaron los críticos más jóvenes y que estuvo integrado por Myriam Caprile, María Rosa Carbajal, Carlos Casina, Hugo Castillos y Yamandú Marichal. La gran ganadora fue la nueva adaptación, por parte de Jorge Denevi y 18 años después, de Viaje de un largo día hacia la noche, la desgarradora obra autobiográfica de Eugene O’Neill que, junto con la versión de Gerardo Begérez de Mi hijo solo camina más lento, escrita por el croata Ivor Martinic, fueron las más premiadas de la ceremonia.
La puesta de Denevi se impuso en las categorías de espectáculo, dirección, actriz (Nidia Telles), actor de reparto (Álvaro Armand Ugón) y ambientación sonora (Alfredo Leirós), mientras que la de Begérez ganó en actriz de reparto (Soledad Frugone) y elenco. El premio a la revelación fue para Valeria Fontán, como autora y directora de Los heridos, en la que ocho historias se cruzan en un hospital psiquiátrico, mientras que la contundente Mané Pérez fue distinguida en la nueva categoría de unipersonal, por su interpretación de La fiera, del argentino Mariano Tenconi Blanco.
En comedia, la obra premiada fue El crédito, y su director, Mario Morgan, se quedó con el galardón a la dirección en ese género; como actriz de comedia la distinguida fue Cristina Morán (La pipa de la paz) y como actor, Leonardo Franco (Tu cuna fue un conventillo, de José María Novo). El autor nacional premiado fue Federico Roca por Día 16, en el rubro de actor se impuso Rogelio Gracia (Clase, de Guillermo Calderón), y en las categorías técnicas ganaron Leonardo Hualde (iluminación en Todo por culpa de ella, de Graciela Escuder), Cecilia Bello y Lucía Silva (escenografía en El capote, de Nicolái Gogol, dirigida por Fabiana García, Pablo Albertoni y Richard Riveiro), y Soledad Capurro (vestuario en Me llamo barro aunque Miguel me llame, de María Varela), mientras que como espectáculo musical triunfó Tu cuna fue un conventillo, y como espectáculo extranjero lo hizo la portuguesa Edipo, de la compañía Do Chapito.