La serie Westworld fue lanzada este año por HBO con grandes esperanzas de que fuera capaz de llenar el enorme hueco que va a dejar, en un par de años, el final de Game of Thrones. Es pronto para saber si esta nueva producción llegará a semejante nivel de éxito, pero a la primera temporada -de la que este domingo se emitirá el último de sus diez capítulos- no le ha ido nada mal en términos de público. El gran problema para proyectar ese dato hacia el futuro es que, cuando comenzó la serie de los dragones, ya se sabía que su trama seguiría, al menos durante algunos años, la de los muy atractivos libros de George RR Martin, mientras que la cuestión con Westworld, que sin duda le saca partido a su alto presupuesto y cuenta con un gran elenco, es hacia dónde se dirigirá su argumento. En él hay elementos de interés, pero los responsables han jugado a que algunos datos claves estén apenas esbozados en pistas sutiles, mientras la trama avanza hacia revelaciones que ya comenzaron y prometen ser más, lo cual pone a la serie en continuo riesgo de que el público se canse o se decepcione.