Bana al Abed es una niña siria de siete años que el lunes fue evacuada hacia la periferia oeste de Alepo. La llamada “niña tuitera de Alepo” -que en la foto de la agencia de noticias AFP que aparece en esta página está posando para una selfie junto a un activista de una ONG- acumuló miles de seguidores en pocos días por los mensajes que escribía en Twitter desde la zona de conflicto (en realidad, ella hacía los relatos y la cuenta la administraba su madre, Fátima, que también fue trasladada).

Como sea, el caso de Bana al Abed sirvió para empezar a visibilizar uno de los aspectos más delicados de la guerra en Siria: la situación de los niños. Ayer El País de Madrid publicó una nota, basada en información aportada por portavoces de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la que afirma que unos 15.000 menores perdieron la vida desde que comenzó el conflicto en Siria. La nota agrega que 47 de los 2.700 niños que fueron evacuados en las últimas semanas son huérfanos y que medio millón de niños de Alepo sufren traumas psicológicos como consecuencia del conflicto, según las estimaciones de la ONU.

“Los niños están agotados y deshidratados, tras haber permanecido 21 horas hacinados en el autobús, sin poder parar ni para hacer sus necesidades, y sin agua potable”, relató al diario madrileño el director de un orfanato, luego de los traslados que se efectuaron el lunes hacia la zona oeste de Alepo.