Los expertos en maquillaje, en colaboración con los técnicos de efectos especiales mediante procesamiento digital, han conseguido -especialmente en películas de superhéroes como las de los X-Men y Capitán América- rejuvenecer a algunos actores y personajes para breves escenas de flashback que se remontan muchos años antes del presente de la trama, pero el director de cine estadounidense Martin Scorsese se apresta a llevar esa posibilidad a un nuevo nivel en su próxima película, The Irishman, y el beneficiario del experimento será su actor fetiche, Robert de Niro.

The Irishman, cuyo estreno se anuncia para 2018, cuenta la historia de un notorio asesino a lo largo de una considerable cantidad de años. Será protagonizada por De Niro y, según Scorsese, este aparecerá durante largos trechos de la película con la misma apariencia que tenía cuando comenzó su carrera, hace más de 40 años, porque se realizará un tratamiento digital de lo que filme el ahora veterano actor. Según dijo el propio De Niro, Scorsese está interesado en esta posibilidad desde que vio El curioso caso de Benjamin Button (2008), en el que un director tan interesado en los avances técnicos como David Fincher conseguía variar en formas asombrosas la edad aparentada por Brad Pitt en distintos momentos de esa película. Ahora el productor Gastón Pavlovich confirmó a la revista Cinema Blend que se está trabajando con una idea similar para The Irishman. “Es una tecnología extraordinaria que hemos estado mirando. No se usan elementos prostéticos ni maquillaje, los tenés actuando y la tecnología es capaz de hacerlos pasar por distintas edades. Vi algunas pruebas y parecen extraordinarias”, declaró. “Pudimos filmar a Bob [De Niro] y tan sólo hacer una escena, y lo vimos volver a como era hace 20, 40 o 60 años, así que estamos esperando hacer eso, desde ese punto de vista, para The Irishman... Imaginen cómo se veía De Niro en El padrino 2 [1974], bueno, más o menos es cómo se va a ver nuevamente”.

De cualquier forma, el objetivo no parece particularmente ambicioso en un año en el que el director Gareth Edwards “resucitó” digitalmente (con permiso de sus herederos) a Peter Cu- shing, fallecido en 1994, para que prestara su rostro y expresiones al villano Moff Tarkin en Rogue One: una historia de Star Wars, al procesar una mezcla de escenas filmadas por otro actor y de la participación de Cushing, interpretando a ese personaje, para la primera película de la saga, realizada en 1977.