El director del Instituto del Cine y el Audiovisual Uruguayo (ICAU), Martín Papich, dijo a la diaria que reconoce el rol positivo de Asoprod en la resolución de conflictos. Pero agregó que “el diálogo no es sólo con Asoprod, también es con la Cámara Audiovisual del Uruguay, el Centro Cinematográfico, la Sociedad Uruguaya de Actores y los canales privados. Esto es costoso desde el punto de vista de la gestión, pero es imprescindible para que haya un rumbo”. Aseguró que “el balance de estos últimos diez o 15 años es altamente positivo en cuanto a los espectadores, el desarrollo de capacidades y la proyección internacional”, aunque “hubo dificultades puntuales que hay que atender”.

Planteó cuatro objetivos ante la realidad actual: “apuntalar el público y el valor que le da al cine nacional; internacionalización; sostenibilidad e institucionalidad”. Para él la prioridad es “trabajar sobre lo que tal vez sea lo más difícil: un paquete de intangibles, como sensibilidades y sentimientos. ¿Cuál es el rasgo más importante de la concepción de un cine que tenga algo que decir? Que justamente tenga la capacidad de dejar algo en el público, de generar razonamiento, aprendizaje, sensibilidad, entretenimiento en el mejor sentido. Y ese aspecto para nosotros es una prioridad absoluta. A veces, se malentiende que sólo son válidas las películas que venden muchas entradas. No se quiere decir eso. Pero ese dato hay que tenerlo en cuenta aunque no es determinante. Digo este punto porque es el foco estratégico más importante; la razón de ser, incluso marcada por la ley, del fomento de la actividad audiovisual. ¿Qué se entiende por actividad audiovisual? Es la suma del sector audiovisual, es decir, los que hacen y el público. Por eso opto por hablar de actividad y no de sector audiovisual”.

Evaluó que “las condiciones del mercado uruguayo no van a modificarse, por lo tanto la incorporación mayor de la dimensión internacional es importante. Hay proyectos que tienen que ver con esto, en el sentido de atraer producciones grandes aquí y también de generar alianzas a fin de producir contenidos para el mercado internacional. En la medida en que esos proyectos se concreten, van a ir derramando en el conjunto de la actividad. En cierto sentido, es un momento parecido al que vivieron algunas áreas a inicios de los 2000, cuando un grupo de proyectos empezó a trabar contacto en los mercados internacionales y festivales, cuando la coproducción empezó a impactar positivamente, muchas productoras publicitarias empezaron a instalarse en el exterior, y todos sabemos lo que significa la actividad publicitaria para el resto del sector, porque muchos de los recursos luego se vuelcan allí”.

Papich afirmó que una meta hacia la que ya se está en camino, y que tiene que ver con el desarrollo del público, es la “Red Nacional de Circulación de Contenidos”, que implicaría circuitos virtuales, televisivos y formas alternativas de consumo comercial. Otra meta que identificó es el desarrollo de más espacios de exhibición, incluyendo los Centros MEC (hay 125), el circuito de festivales, cineclubes del interior y el apuntalamiento de la Red de Salas Digitales del Mercosur.

En cuanto a una posible solución para la baja convocatoria reciente, planteó fortalecer alianzas entre el cine y la televisión, porque “el cine acá no es parte del panorama de la televisión”, como sucede por ejemplo en Argentina. Considera que “la contabilización de espectadores en salas de cine es un aspecto, es un dato al que hay que sumarle todo esto que estamos intentando promover de forma conjunta. ¿Qué pasa en la televisión? La experiencia de exhibición en estos años ha sido positiva. Hay que ver qué pasa con los ciclos itinerantes, qué cantidad de personas ve películas y contenidos en los Centros MEC, cuánta gente puede llegar a ver películas en el portal de Antel, cuánta gente podría ver películas nacionales en la aerolínea uruguaya. O sea, ese goteo impacta en las salas, en la televisión… cuántos gurises de 12 a 19 años pueden ver cine uruguayo. Más allá de ver las cifras, que nos preocupan”.

En cuanto al plus de tener películas en las que se pueda incluir a estrellas como Darín, el director se preguntó, “¿Cuántos actores hay en Uruguay que son tan buenos o más que Darín y otros del star system argentino? Hay un factor fundamental en los casos de México y Argentina, que es la alianza con la televisión. Acá eso no forma parte de la ecuación de los canales. El cine uruguayo, más allá de unos casos puntuales, no forma parte del modelo de emisión ni de los planes comerciales de los canales privados. Ese factor es fundamental”.

Acerca de los concursos, Papich dijo: “Lo que puedo asegurar es que si hay algo que el ICAU y los mecanismos concursables tienen para exhibir es la cristalinidad. Podemos estar en desacuerdo con algunas opiniones públicas o privadas, pero lo que no se puede plantear es que las decisiones de los concursos están sesgadas para un lado u otro. Porque hay una cuestión clave, que es la participación de jurados nacionales e internacionales en todo esto. Nosotros tenemos una primera reunión con los jurados y luego no tenemos más contacto -salvo que sea por una cuestión técnica- hasta que recibimos el dictamen. Y ahí los jurados eligen en función de antecedentes personales, de producción, de diferentes visiones; ya sea que se trate de productores, guionistas o realizadores, críticos o distribuidores. Se trata de equilibrar diferentes visiones. Ahora, no se puede desconocer que muchas veces se intenta incidir en la conformación de los jurados en función de las diferentes visiones”. ¿En qué sentido? En el de que “muchas veces, en los espacios concursables la conformación de los jurados es el resultado de propuestas de diferentes subsectores”, por lo cual “es importantísimo tratar de mantener la elegibilidad de los proyectos como algo absolutamente claro. Hay que intentar profesionalizar el proceso de elección de los proyectos, hay que incorporar elementos nuevos. Hasta ahora se toma en cuenta la viabilidad y la calidad; son los dos criterios más fuertes. ¿Son los únicos criterios que hay que tener en cuenta? ¿El análisis del jurado debe ser de laboratorio, o teórico, sin tener en cuenta las realidades y las coyunturas, o la diversidad u otros componentes que exceden los proyectos puntuales? ¿Tiene que incidir que el proyecto tenga una aspiración más industrial, o de público, o de autor o de lo que fuera? Es parte del proceso de elegibilidad. También hay que incorporar elementos, porque se confía en los jurados como padrinos del proceso de construcción de un cine uruguayo. Son opciones personales, y ésta es una opinión más. El rol del ICAU no es definir u orientar lo que debe o no opinar un jurado”, enfatizó.