El barrio está en silencio. La tarde está tranquila pero con esa tensión de la espera. Hoy es el día. Apenas una brisa mueve los eucaliptos; el ceibo de enfrente, el de lo de Marta, se mueve muy lento, como acompañando. En la calle, sólo Luisito y Esteban juegan en la esquina.

Prendo las luces para darme seguridad, aunque sé que está todo pronto. Por las dudas. Pruebo el sonido. Ya sé que lo conectó y lo probó Antonio, pero... “Hola, hola, probando. Uno, dos, tres”. Desde el fondo se escucha “Quedate tranquilo, todo funciona, todo va a salir bien, ¡vamo’ arriba!”.

Llega Beatriz con los alimentos para la parrilla y Hugo apronta todo para el fuego. Me siento un momento sobre uno de los bancos de la platea; observo, escucho ese silencio que empieza a dejar de serlo. ¡Qué lindo!

El sol va cantando la retirada y la noche se adueña del lugar, ya están todas las luces invitando a acercarse y el barrio responde. Van llegando con sus sillas, otros apurando el paso para quedarse con los bancos bien cerquita del escenario (qué lindo nos quedó, parejito, firme, ancho para que se puedan mover todos y el arte se construya).

La música va creando el entorno y una frase me atrapa: “Porque no tengo nada que me sobre, / por eso es que yo digo que soy rico. / Porque prefiero ser un tipo pobre / a ser alguna vez un pobre tipo”. Qué temón. Y sin duda acá somos todos ricos.

Todo está casi casi como lo soñamos cuando al Chato se le ocurrió largar: “Che, ¿y si armamos un tablado?”. Trámites, habilitaciones, trabas, apoyos, reuniones y más reuniones. Que no llegamos, que lo dejamos para el otro año, ¡que no!, que llegamos, dale que sale.

La noche está especial, la barriada acompaña, la platea está repleta y al fondo se siguen acomodando. El Flaco ya tuvo que decir como cien veces que los botijas tengan cuidado con los cables.

Se escuchan los bocinazos del micro de la murga (los camiones ya casi no andan, ahora es a ritmo de marcha-bus). Ahora sí todo está pronto, la magia carnavalera está por comenzar. La murga sube, su público la aplaude y empiezan a cantar. Comenzó carnaval, nuestro carnaval en el tablado del barrio.