-¿Tu candidatura a la secretaría general supone una continuidad respecto de la actual gestión? ¿En qué aspectos supondría un cambio?

-La continuidad es la continuidad histórica de un partido más que centenario, y ésa es la enorme responsabilidad que tenemos todos los socialistas, la de seguir haciendo un partido que incida en la realidad política, que profundice sus raíces en el interior y en todos los ámbitos de la sociedad, que apoye a un Frente Amplio que es, sin lugar a dudas, el camino de las transformaciones en este país, y que además defienda al gobierno. El cambio va asociado a la izquierda. Cuando se alcanza algo, es para proponerse una meta mayor, para que haya mayor igualdad, para llevar a la práctica todos los derechos para todas las personas. Me parece que nadie se puede adueñar de la palabra “cambio”.

-La lista 4, que apoya la candidatura de Daniel Olesker, ha dicho que el PS perdió peso político y se alejó de las bases sociales. ¿Estás de acuerdo con ese diagnóstico?

-Acá no hemos encarado una campaña en contraposición con lo que plantean los compañeros de la lista 4; tenemos demasiadas ganas de que las cosas sean de una manera diferente como para enroscarnos en los puntos de diferencias. Sobre la pregunta, es muy difícil que la gente pueda entender la posición del PS cuando un organismo resuelve, se difunde una posición y un grupo de compañeros dice que no es unánime -como si el partido fuera de unanimidades- y siente la necesidad de difundir su posición. Yo pertenezco a ese PS donde se aplicó la disciplina después de haber dado todas las oportunidades de debate. Este partido no ha perdido incidencia ni a nivel sindical ni a nivel social, lo que ha perdido es la capacidad de síntesis partidaria, y eso es lo que hay que devolverle: escuchar las mil voces para generar únicas posiciones que nos permitan incidir y tener una voz clara. Me importa un estilo de búsqueda de consensos, porque creo en la superación de las diferencias.

-¿Cómo se puede mejorar la situación del partido en el aspecto financiero?

-Tenemos una situación crítica que hay que revertir en un plazo lo más breve posible. Hubo una previsión que no se confirmó desde el punto de vista de los resultados electorales, y en eso la búsqueda de un culpable me parece un camino equivocado. En ese análisis participamos todos. Yo hace tres años y medio que no estoy en la orgánica partidaria, pero asumo todo, en particular los errores, porque éste es mi partido, y estoy dispuesta a intentar superarlo. Estamos bregando por que los organismos vuelvan a tener la centralidad que siempre tienen en un partido estructurado como el nuestro. No se construye tirando los temas por la prensa o por las redes, en lugar de hacerlo en los ámbitos orgánicos, y la verdad es que somos defensores de la nueva tecnología para difundir las posiciones, no para solucionar las diferencias.

-¿Ha habido una sobreexposición mediática en esta campaña?

-Ha habido mucho más energía puesta en las diferencias que en la difusión de los acuerdos o en los avances. Mucho más señalamiento de las insuficiencias y errores del gobierno que difusión de la titánica y maravillosa tarea que en 11 años de gobierno se ha llevado adelante. Uno es con la política como es en la vida. Nunca pensamos en la destrucción ni en el “cuanto peor, mejor”, para después construir. El proceso de acumulación lo tenemos en nuestro ADN.

-¿Qué aprendizajes te dejó la presidencia del FA que serían útiles en la secretaría general?

-La reafirmación de que cuando uno puede seguir discutiendo para seguir contribuyendo a la síntesis partidaria tiene que tratar de darse esos tiempos. No hay empujones. De lo que se trata es de abrir esos espacios, por eso estoy absolutamente convencida de la importancia de generar en el FA espacios para los jóvenes. Quiero una estructura que les diga a los jóvenes que importan, y veo con enorme alegría que muchos jóvenes hoy en el PS aceptan el desafío y van en lugares salibles en la nueva dirección, y lo mismo ocurre con muchos compañeros del interior. Estoy convencida de que la inclusión en nuestras estructuras es clave, y no tengo dos varas para trabajar por la inclusión en la sociedad y ser excluyente en las estructuras; la línea es que estemos todos.

-¿Qué ideas están pensando para la secretaría general?

-Darle impulso a la regionalización. El interior nos reclama mucha más participación en las decisiones, y eso me parece bueno. Nosotros tenemos que seguir obsesionados por hacer de Uruguay un único país. Creo que es necesario tener una capacitación y formación de cuadros mucho más decidida. Tener mirada programática, vínculo organizativo y mirada política. Quiero un partido discutidor, que mire a largo plazo.

-¿Cuáles son los debates ideológicos más importantes que deberían encarar el FA y el PS?

-El mundo y cómo cambia tan rápidamente. Desde el punto de vista económico, hay una puja por un multilateralismo que ojalá cuaje para beneficio de la humanidad; hay otras formas de dominación que tienen que ver con la generación de la información y su difusión, y uno lucha en esa globalización por hacer ver nuestras diferencias. Sin duda, aquellos desafíos que tienen que ver con el gobierno mundial en materia económica y cultural son claves, sumado al desafío permanente de una fuerza política como la nuestra, que busca no sólo la superación de la pobreza, sino una mayor igualdad en sus múltiples aspectos.

-¿Qué balance hace de los resultados de la investigadora de ANCAP y lo que eso generó para el FA?

-En primer término, confío en el instrumento que constituyen las comisiones investigadoras parlamentarias. También dije que si la oposición ya tenía definido desde antes ir a la Justicia porque suponía que había elementos ilícitos, se pierde el tiempo al conformar una investigadora. Los resultados que se obtuvieron me dejan tranquila; lo que yo le reclamo al FA es que difunda en todos lados que esta comisión no dio como resultado la existencia de irregularidades ni de ilícitos, y, por otro lado, soy muy crítica con respecto al otro aspecto, el que no estaba en cuestión en la investigadora, que es la gestión. La oposición obviamente trató de mezclar las dos cosas, y me parece que no tuvimos capacidad de pasar a la ofensiva para defender el plan estratégico de ANCAP, pero reconociendo, en los casos en que correspondía, que tal vez los tiempos no fueron valorados adecuadamente o que hubo circunstancias que implicaron fallas en el control, como es el caso del capítulo publicitario. El saldo de la investigadora nos deja tranquilos, pero eso no quita que veamos esas fallas que tenemos en el diálogo hacia la ciudadanía.

-¿El vicepresidente Raúl Sendic debió haber pedido disculpas públicamente por la situación vinculada con su título?

-Hubo un reconocimiento del error por parte de Sendic frente a un plenario. Hay un pedido de disculpas al plenario, y creo que hay también una explicación de por qué se llega a naturalizar la existencia de un título que, en realidad, tiene una explicación en el contexto en el que se generó. Desde el punto de vista institucional, la defensa de la institución vicepresidencia. Desde el punto de vista del procedimiento, el reconocimiento por parte del propio Sendic del error y de las consecuencias que tiene para el FA y para el gobierno. Desde el punto de vista humano, la solidaridad con un compañero que, aunque comete ese error, tiene una serie de situaciones en el último tiempo que cualquiera puede confirmar viendo alguna prensa y redes sociales. Ojalá Sendic hubiera hecho de inmediato el reconocimiento que hizo en el plenario; creo que hubiera sido mucho mejor para él desde el punto de vista personal, y también para el partido y el gobierno de los que forma parte. Y pienso que cuando se dice que se rechaza la campaña desplegada por la oposición y por medios de comunicación, y se habla de que debilitan la institucionalidad democrática del país, es muy fuerte, sí. Pero cuando uno hace acusaciones -no las que constituyen el error, sino otras que también estuvieron- hay una advertencia que hay que hacer: no sirve dañar a la política, porque ese daño no discrimina entre quienes cometen errores y quienes no, aleja a la política de la gente, y ése es un camino que no contribuye.