Hace exactamente un año, llegó la noticia de que la poeta uruguaya Ida Vitale había ganado el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en reconocimiento al conjunto de su obra (ver http://ladiaria.com.uy/UKY). En aquella ocasión, Vitale se convirtió en la quinta mujer en recibir ese galardón, considerado el Cervantes de la poesía, convocado en forma conjunta por el Patrimonio Nacional de España (entidad pública que gestiona los bienes del Estado utilizados por la Casa Real) y la Universidad de Salamanca.

Ayer, su sucesor fue el poeta, narrador, ensayista y traductor español Antonio Colinas (1946). Según el jurado, sus poemas “están llenos de cultura: ha traducido a Leopardi y siempre ha reconocido que bebe mucho de Virgilio; además de estar influido por la tradición mística de Juan de la Cruz”, y de ser “el emblema de una generación que va desde la trinchera del culturalismo hasta el existencialismo”, con una obra de “ritmo y sonoridad inigualables”.

El crítico y escritor chileno Jorge Edwards, integrante del jurado, sostuvo que Colinas es un “poeta y ensayista notable”, cuyo “conocimiento de la tradición literaria italiana es sumamente estimulante”.

Aunque se lo ha identificado con el grupo de “los novísimos” (poetas que se consideraban los más renovadores de los años 60), Colinas se distingue por un camino personal marcado por el equilibrio clásico.