“Todavía estamos sacando sangre”, comentaba ayer de noche, por teléfono, el doctor Jorge Curbelo, director del Hemocentro de Maldonado. Los números van a demorar algunos días en llegar al Servicio Nacional de Sangre, dijo a la diaria su directora, Lourdes Viano, pero hay algunos datos: a la sede, en Montevideo, adonde llegan cerca de 50 donantes por día, fueron unos 85; al centro de Maldonado (que recibe cerca de 70 por día), 210; y 200 a la Torre Ejecutiva, a los que habría que sumarles la participación de centros de salud del resto del país. Cada persona donó 450 centímetros cúbicos y, por reglamento, no podrá hacerlo de nuevo por lo menos hasta dentro de ocho semanas.

“Son cifras que rara vez se alcanzan. Fue un día excelente”, evaluó Gustavo Amado, presidente de la Asociación de Voluntarios Uruguayos de Sangre. Según las cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP), uno de cada diez pacientes hospitalizados necesita sangre -en su mayoría para cirugías, pero también en casos de anemia y partos- y hay 100.000 donantes por año, un número bajo en comparación con el 4,5% que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) -que para Uruguay serían unas 150.000 personas-, aunque más alto que el promedio de los países de la región.

La mitad son donantes de reposición, es decir, personas que tienen algún pariente o amigo hospitalizado, dijo el titular del ministerio, Jorge Basso, que participó en la conferencia de prensa en el edificio de Presidencia. El ideal del MSP es que la otra mitad de los donantes, los voluntarios, llegue a 100%; en el Hemocentro de Maldonado, el número ronda 70%.

“Si bien no es una situación crítica, porque nadie muere en este país por falta de sangre, puede haber cirugías programadas que pueden ser aplazadas, con todos los problemas que eso implica”, aclaró Amado, aunque, según Curbelo, todo el tiempo se está “prestando” sangre de un centro a otro. En Maldonado hubo una participación de jóvenes muy superior a la media: el director del centro dijo que la mitad de los donantes tenía entre 18 y 20 años, un tramo de población al que cuesta llegar, y al que se apuntó este año en coordinación con el Centro Universitario de la Región Este.

La directora del Sistema Nacional de Salud también quedó conforme: “Podemos decir que esta difusión que hubo sobre las actividades da resultado”. La mayoría de las donaciones se hacen los lunes o los viernes, y Viana reconoce que puede tener que ver con que la ley, desde 1991, establezca el día de la donación como libre y pago en el trabajo.

Pueden donar las personas mayores de 18 años y menores de 65 que pesen más de 50 kilos y estén en buen estado de salud. Para Curbelo, la restricción que deja fuera de la posibilidad de donar a hombres que tuvieron sexo con hombres en los 12 meses anteriores es un estándar científico, porque es una población con mayor probabilidad de contraer enfermedades como VIH. “Si me preguntás a mí si hay discriminación, creo que sí. Tanto una persona homosexual como una heterosexual puede haber tenido múltiples parejas o parejas estables en un mismo período”, acotó. En el Hemocentro se aceptan donaciones de personas que han tenido una pareja estable el año anterior, sin diferenciar si fueron hombres o mujeres. El presidente de los donantes voluntarios, Amado, opinó -y aclaró que es a título personal- que la norma no tiene sentido, pero que si forma parte del protocolo de la OMS, hay que cumplirla. El Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas pide al Estado que derogue el decreto en cuestión, el 385/000.