Hoy se habla de “rock clásico” -una etiqueta inimaginable en los comienzos del género- y, para las compañías discográficas de las bandas incluidas en esa categoría, se ha vuelto un negocio lucrativo y frecuente reeditar una y otra vez los discos más amados por sus fans (en ocasión de cualquier aniversario redondo de su lanzamiento), si es posible con *bonus tracks *que pueden ser, por ejemplo, versiones de canciones conocidas que fueron desechadas en su momento, ensayos, grabaciones preliminares para mostrarle una canción al grupo, o -mejor aun en términos de atractivo comercial- canciones previamente desconocidas, que a veces resultan ser buenas, o al menos interesantes, y que otras veces habría sido mejor que permanecieran en la oscuridad.

Todo eso lo sabíamos, y uno de los ejemplos más extremos fue, este año, la edición de una caja con 18 discos compactos que incluyen -creámosles a los productores- absolutamente todo lo que Bob Dylan grabó en estudios durante 1965 y 1966. Pero ahora se va a superar esa marca con una caja de 27 discos (algunos de audio y otros de video), que según se anuncia contendrán, entre otras cosas, siete horas de grabaciones en vivo previamente inéditas de Pink Floyd, registradas de 1965 a 1972, más de 15 horas de filmaciones de espectáculos de la misma banda británica, y lo que se considera (o los publicistas dicen que se considera) “el Santo Grial” del grupo, “la más oscura de todas” sus grabaciones: ocho temas registrados en 1967 con la intención de que fueran usados en la banda de sonido de un cortometraje, que fueron dejados de lado y que nunca habían circulado en versiones piratas. Y, de postre, una canción compuesta por el primer -y legendario- guitarrista de la banda, Syd Barrett, de la que sólo se había conocido hasta ahora una versión abreviada y con audio de mala calidad.

Quienes quieran empezar a ahorrar, tengan en cuenta que saldrá a la venta el 11 de noviembre.