Un film sobre la peor cantante lírica que haya pisado el Carnegie Hall Florence Foster Jenkins (nacida en 1868 como Nascina Florence Foster) fue una figura tragicómica estadounidense de la primera mitad del siglo XX. Tras divorciarse de un magnate, e instalada en la alta sociedad de Nueva York por razones económicas, no le alcanzó con dedicarse a la caridad sino que tuvo el berretín de ser cantante lírica. Que se presentara con vestimentas algo extravagantes era una cuestión menor en relación con el problema básico de que su desempeño vocal estaba realmente muy lejos de los requisitos básicos para la tarea, e incluso del mínimo de afinación aceptable para entonar tonadas populares en una reunión de amigos, y eso resultaba más que evidente cuando acometía, con gran entusiasmo y aparente inconsciencia de sus limitaciones, obras difíciles incluso para los profesionales del bel canto. Los resultados de aquella insensatez, que incluyó una presentación en el Carnegie Hall cuando la diva tenía ya 76 años, y un mes antes de su muerte, quedaron registrados en 1938, con acompañamiento en piano de un personaje pintoresco llamado Cosme McMoon, y fueron editados varias veces, en discos que llevan títulos como La gloria (????) de la voz humana o La verdaderamente inolvidable voz de Florence Foster Jenkins.
Con el paso del tiempo, esas grabaciones, ante las cuales es muy difícil no reír a carcajadas, han alcanzado un extraño estatus de culto, y en este siglo se han realizado espectáculos musicales evocando la figura de Foster. Ahora la historia llegó al cine, el año pasado con la francesa Madame Marguerite, de Xavier Giannoli, inspirada en el personaje pero sin utilizar su nombre, y ahora con una película llamada simplemente Florence Foster Jenkins, que se atiene más a los hechos reales (aunque eso no la vuelva verosímil), dirigida por el británico Stephen Frears y con la actriz estadounidense Meryl Streep en el papel protagónico, que se estrenó esta semana. Dicen las primeras críticas que el film, con Hugh Grant como el segundo marido de Foster y Simon Helberg (el Howard Wolowitz de The Big Bang Theory) como McMoon, está muy bien, y que el desempeño de Streep es excelente, no sólo en la difícil tarea de cantar tan mal, para alguien que en realidad lo hace bastante bien, sino porque el papel exige causar a la vez hilaridad y compasión, y la actriz camina por ese pretil sin perder jamás el equilibrio.