El show del entretiempo del Super Bowl -usualmente traducido como “supertazón”, la final absoluta anual del fútbol americano- se ha vuelto con el tiempo el escenario más cotizado para cualquier músico. Aunque este partido-evento ha incluido, desde su primera edición en 1966, espectáculos musicales (más bien de corte nostálgico) durante el descanso de media hora que separa en dos el partido, en 1993 todo ese tiempo fue ocupado por una recordada presentación de Michael Jackson, y desde entonces comenzó la tradición de que ese medio tiempo se dedique a un breve concierto de megaestrellas musicales. Se trata de un espacio muy codiciado, ya que la transmisión del Super Bowl suele ser el programa televisivo más visto año tras año en Estados Unidos, y sólo artistas de la popularidad de The Rolling Stones, Madonna, Paul McCartney, U2, The Who o Prince son invitados a ocuparlo por completo. En la última edición, para celebrar el cincuentenario, el Super Bowl ofreció un show de entretiempo que reunió a la banda británica Coldplay y a los cantantes estadounidenses Beyoncé y Bruno Mars.

Sin embargo, algunos músicos se han negado a presentarse allí; el más notorio de ellos es Bruce Springsteen, que rechazó la oferta varias veces por considerar al principio que era una especie de chiste ser un número para entretener a gente que había venido por otra cosa, pero el propio Boss terminó rindiéndose a la importancia del evento y tocó allí en 2009. Sin embargo, todavía quedan rebeldes como la cantante británica Adele, a quien, luego de un año en el que quebró varios récords de ventas con su disco 25, se le había preguntado reiteradas veces si iba a participar en el próximo Super Bowl. Adele, a quien le gusta mucho hablar sobre sus planes y su vida personal en el escenario, negó esa posibilidad dirigiéndose al público de un concierto que dio en Los Ángeles: “No voy a cantar en el Super Bowl. Quiero decir, vamos, ese show no tiene que ver con la música. Y yo realmente no sé bailar ni nada de eso. Fueron muy amables, me lo pidieron, pero dije que no”, aseguró.

Toda una declaración de independencia, y la negativa ante una oferta tan codiciada sería aun más admirable si realmente hubiera ocurrido. Luego de que los medios de comunicación reprodujeron en forma abundante esas declaraciones de Adele, un comunicado conjunto de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por su sigla en inglés) y Pepsi, principal patrocinadora del Super Bowl, explicó con suma delicadeza que aunque “la NFL y Pepsi son grandes fans de Adele” y han tenido “conversaciones con varios artistas sobre el show del entretiempo del Super Bowl” próximo, no habían “extendido una oferta formal a Adele ni a nadie más”. Agregaron que están “enfocados en armar un show fantástico para Houston”, donde se jugará este año la final, y que anunciarán “los detalles a su tiempo”. Más allá del tono amable, da la impresión de que no estaban muy contentos con que la autora de “Hello” hiciera público su rechazo a una propuesta que no habían llegado a hacerle.