La pequeña armónica, que comenzó a fabricarse a comienzos del siglo XIX, no es un instrumento especialmente prestigioso, pero hay músicos virtuosos en su ejecución, la mayoría en Estados Unidos y especialmente en los mundos del blues y de la música country. Fuera de ellos, quizás el armonicista más conocido fue el jazzman belga Toots Thielemans, especialista en la armónica cromática y también acordeonista, guitarrista y silbador, un tipo risueño, humilde y querido, que se había retirado en 2014 debido a problemas de salud y falleció ayer a los 94 años.
Toots comenzó tocando la guitarra, y se relacionó con figuras estadounidenses del jazz que realizaban giras por Europa. Así conoció, entre otros, a Benny Goodman, Duke Ellington, Charlie Parker, Miles Davis, Sidney Bechet y Max Roach. En 1952 emigró a Estados Unidos, donde trabajó con Parker, Davis y la cantante Dinah Washington, y luego con una larguísima lista de estrellas que incluyó a Chet Baker, Dizzy Gillespie, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra, Pat Metheny, Jaco Pastorius, Stephane Grappelli, Quincy Jones, Oscar Peterson, Bill Evans, Philip Catherine y Joe Pass en el terreno del jazz, y fuera de él a figuras tan diversas como Paul Simon y Johnny Mathis, sin contar su fuerte relación con la música brasileña, de la que quedaron un disco con Elis Regina y dos llamados The Brasil Project, en los que tocó con gente como Chico Buarque, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Milton Nascimento, Edu Lobo, Ivan Lins, Djavan, Dori Caymmi, João Bosco, Luiz Bonfá, Oscar Castro-Neves y Eliane Elias.
También se lo pudo escuchar como solista y en las bandas de sonido de numerosas películas, entre ellas Desayuno en Tiffany’s (1961), Perdidos en la noche (1969), Delicias turcas (1973) y Bagdad Café (1987), así como en los créditos finales del prestigioso programa infantil Plaza Sésamo.