En la madrugada del sábado falleció la actriz Mary da Cuña, que a lo largo de su carrera sumó un repertorio sorprendente: fue la primera mujer en integrar una murga (Diablos Verdes, en 1975), y contó con una intensa actividad televisiva entre Telecataplum y Plop! En teatro fue dirigida con frecuencia por Jorge Denevi, y también por Villanueva Cosse, Rúben Yáñez, Carlos Aguilera, Luis Cerminara, Elena Zuasti, Alberto Coco Rivero y Rúben Coletto; interpretó autores clásicos, contemporáneos y vanguardistas. Por ejemplo, en Raspando la cruz, de Rafael Spregelburd, sobre un grupo de resistencia checo durante la Segunda Guerra Mundial; Plaza suite, de Neil Simon, ambientada en una habitación de hotel; Traición, de Harold Pinter, que evidencia la degradación subyacente a la vida cotidiana; El refrigerador, de Copi, en la que una heladera adquiere, por momentos, la vida de sus dueños; y la exitosa Rescatate, de Gustavo Bouzas.

Se formó en la escuela de Club de Teatro, con maestros como Villanueva Cosse y Héctor Manuel Vidal, y luego consolidó una prolífica carrera, que algunas veces también alternó con la dirección. Por ejemplo, en 1997 asumió la dirección de la Comedia Nacional, a la que volvió en 2010 con La confesión de Don Juan, de Anatoly Krym, con Delfi Galbiati, Jorge Bolani, Diego Arbelo y Florencia Zabaleta.

El año pasado, homenajeada por la Asociación Uruguaya de Intérpretes, Da Cuña expresó su compromiso con un objetivo que estaba en la agenda de sus colegas desde hacía mucho tiempo, y que comenzó a hacerse realidad con la Ley del Artista: “Quisiera expresar, desde mi corazón y el de todos los actores del Uruguay, algo que sería maravilloso, porque desde que tengo 26 años estamos en la lucha por una jubilación...”.