En un contexto local de marcado crecimiento del hip hop, Los Buenos Modales, un dúo de pibes casi desconocidos de Colonia, terminó armando uno de los mejores discos de 2016, que no sólo tiene valor en sí mismo, sino que además funciona como un interesante álbum de figuritas de los más nuevos exponentes del género. Entre un antiguo local de trabajo y un asado pasado por agua a pura achura, whisky y gazpacho, entrevistamos a Guillermo Beschizza (Dubchizza) y Santiago de Souza (Pan), el yin y el yang de la revelación del último año.
Algo que llama la atención de Los Buenos Modales, además de la música, es la relación entre esta y la imagen.
Santiago de Souza (SdS): -Creo que en el hip hop está pasando algo que sucede también en otros géneros: las bandas se están convirtiendo en sus propias productoras. Guille tiene su conocimiento de sonido porque está arriba de los masters, yo soy diseñador, y se dio eso de generar los beats y entregarlos para que los raperos nos los devolvieran con lo que habían trabajado. Algunas cosas quedaron enteras, otras las recortamos y otras las retocamos -a veces metiéndoles cosas que ellos ni se imaginaban-, y muchos de ellos cayeron después con ideas de videos. Está bueno ese ida y vuelta. Yo vengo del entorno de bandas de rock y son muy celosos de sus cosas. Se dio crear muy libremente; si queríamos hacer un trap, lo hacíamos, y si queríamos hacer una referencia a un videojuego que nos gustaba, también. Hay muchos guiños al barrio en que nos criamos allá [en Colonia].
Me contaron que los dos vivían en el mismo edificio, a un piso de distancia.
SdS: -Nacimos en el barrio del cementerio; había tres edificios en Colonia, y éramos de los pocos pibes que vivían ahí.
Guillermo Beschizza (GB): -Sólo había unos guachos mucho mayores, entonces no nos relacionábamos con nadie salvo entre nosotros.
SdS: -Yo vivía en el primer piso y él en el tercero, y nos hicimos amigos para siempre, en un pueblo donde no hay mucho para hacer. Éramos de los poquitos que teníamos banda, y además el padre de Guille tocaba. Mis primeros contactos con la música fueron con el padre de Guille tocando la guitarra en el living.
GB: -Mi padre tocaba folclore, también curtía rock, pero se crió en la dictadura, y en esa época tener una banda de rock era muy complicado. Tocó en algunas bandas, pero no era muy conocido. Tiene un par de vinilos de una banda suya llamada Cruz del Sur. Mis padres son de Montevideo, pero se fueron a Colonia, y yo nací allá. La costumbre es terminar el liceo e irse a vivir a la capital, pero yo me vine un año antes. No sé qué me pasó, pero cuando terminé quinto pensé “qué bueno sería irme a vivir para allá”, porque Colonia es muy chico para llegar a pensar en una escena musical.
SdS: -Teníamos más expectativas con la escena musical en Montevideo. Veníamos del punk y teníamos contacto con pibes de otras banditas de acá. Habíamos venido a tocar un par de veces, nos encantaba y pensábamos “vamos a poder ser más parte de este circuito”. No te podés imaginar el montón de bandas en las que tocamos con Guille. Eso ya venía de cuando nos metimos en un instituto de músicos; rotábamos un montón.
¿Será por esa rotación que no son tan celosos de lo que producen?
SdS: -Yo antes de Los Buenos Modales había tenido un par de proyectos a los que les fue moderadamente bien, pero estaba medio harto del formato de banda, eso de coordinar ensayos: que yo puedo, que yo no puedo, que hay que grabar. Creo que lo de Los Buenos Modales salió muy libre porque Guille tenía su grupo aparte; yo no quería saber de nada con una banda, y él cayó y me dijo: “Che, tengo estos temas, tengo estos beats, quiero que te sumes para cerrarlos y aportar ideas nuevas”. Yo venía pinchando, pasando mucha música, y haciendo una exploración para ver qué rendía y qué no rendía en pistas, y me subí más que nada por divertimento. Él sabía mucho más qué iba a funcionar y cómo, porque es mucho más ordenado. Yo arranqué en plan “si sale un tema, buenísimo; si salen tres, mejor”, y al final terminaron saliendo 15.
Tomando esto último en cuenta, ¿cómo fue manejarse con la inexperiencia dentro del género?
SdS: -Creo que nos ayudó no saber nada de rap; yo a Hache o a Santi no les podía decir “eso no se hace así, eso está mal”: uno es campeón de freestyle y el otro hace 15 años que hace esto. Cuando ellos se coparon, nos dimos cuenta de que quizá había algo acá.
GB: -Empezaron a entrar personas que eran de generaciones diferentes y quedó buenísimo, porque tenés a Santi [Mostaffa], a Sapo [DJ de Contra Las Cuerdas] y a Eli [Almic]; a Seba Jones, que es el más joven; y por otro lado a Hache, Arquero y Berna, que quedaron en el medio.
SdS: -Estaba bueno porque había un Dropbox y cada uno laburaba sin saber bien qué iba a pasar. Además, llevó mucho tiempo hacer el disco.
GB: -Pasó tanto tiempo que Santi en un tema metía “Y yo esperando que de AGADU [Asociación General de Autores del Uruguay] caiga un pago”, y cuando lo volvió a escuchar, un año y medio después, me dijo “esa parte no está bien, yo ya no espero ni un peso de AGADU”.
SdS: -Había veces que uno ni siquiera había escuchado lo que el otro había grabado, pero nos interesó ese formato libre, sin jerarquías. Nos gustó venir de afuera y no estar metidos de antemano en algunos vicios de la escena. Así como siempre respetamos lo que los invitados escribieron, nos gustó esa libertad de romper los huevos y decir “para vos un autotune, a vos te corto el verso”; laburar de forma más despreocupada.
GB: -Además, venimos de una generación que tiene tanto acceso que la gente escucha de todo. Ya no está el prejuicio de encerrarse en un género. Es un sistema tan abierto que tenés muchas más chances para no tener prejuicios.
Es una mezcla rara, porque tenés por un lado una hiperespecialización, y por otro una mayor amplitud.
SdS: -Es que hay recursos que están buenos y punto, y no hay que tener miedo de usarlos. A mí el trap no me gusta, pero si metés un cortecito con un bombo denso y uno de esos platillos, rinde. Cuando estuve en bandas punk, las bandas de screamo no me gustaban, pero cada tanto meter unos gritos así, de enojado, rendía.
¿Qué creen que sea una particularidad de Los Buenos Modales?
GB: -Creo que nuestro trabajo apunta a la calidad musical, algo que en el hip hop más cuadrado a veces no es una preocupación. Se busca que el beat funcione bien, un sample copado, una bata que te rompa el cuello y ta, rapeás. En este disco no, hay cortes instrumentales.
Me acuerdo de hablar de eso mismo con AFC (Arrajatablas Flow Club). Decían que en su primer disco habían tapado todo de rapeo y después se dieron cuenta de que le faltaba aire.
GB: -Todos los grandes del hip hop terminan buscando eso. Desde Pharrell [Williams], hasta Snoop [Dog] y Kendrick Lamar, una vez que dominan el hip hop y andan volando llaman al músico, dejan la pista de lado y suben de nivel.
SdS: -Las colaboraciones tampoco son nuevas. Dr Dre, cuando sacó The Chronic [1992], agarró a un montón de capos del funk y del soul, metió bajos gordos y siguió haciendo lo mismo.
¿Cuáles son, hoy, la mayor limitante y la mayor apertura del hip hop local?
GB: -Capaz que no está bueno criticarlo, pero me gustaría que los gurises aprendieran a hacer mejor lo que están haciendo, sin cuestionar a otros que también están haciendo la suya; respetar la diversidad que se arma. Hay un bardo en todo el hip hop, internacional, entre los del trap y los de la vieja escuela.
SdS: -Yo creo que las limitantes del género son las que puede tener cualquier banda en cuanto a plataformas donde mostrarse. En los últimos años el hip hop creció mucho agarrado de movimientos culturales, como Black Lives Matter y campañas similares. Acá creció un montón también. Hache me decía el otro día: “Bo, estoy viendo gente no disfrazada de rapero en los toques de rap”, y eso me parece súper interesante. Las limitantes de la movida del rap no sé cuáles son, y no me importan especialmente. Quiero que haya buen nivel de bandas en cualquier circuito, sin importar de qué género sean. Que toquen 235 con los Hermanos Láser y Buenos Muchachos en un toque, y funcionen. Eso es lo que interesa.
Una perspectiva transgénero.
SdS: -Hay tremendo nivel de hip hop, y se está diversificando en materia de calidad y equipos. El otro día Wolflow estaba subiendo a Youtube unos covers re locos, y está bueno que un rapero tenga los huevos para hacerlo, como está bueno que César Gamboa, de Contra Las Cuerdas, le escriba a Wolflow “bo, aguante”, porque estamos hablando de la vieja escuela cuadrada del tambor, de “aguante Palermo”, y Wolflow que está tocando arriba de una base de Bruno Mars, cantando sobre 25 gramos de porro en vez de 24 kilates. Eso habla de dos generaciones que pueden entenderse entre sí.
Algo que llama la atención de Los Buenos Modales es que es de los discos de rap con un costado más fiestero que se hayan hecho acá.
SdS: -No sé qué habría pasado si hubiera aparecido algún invitado que se pusiera demasiado serio, pero me decía a mí mismo “que no vengan a hablar de esas cosas, no es para eso”. Tratamos de no pensar mucho en las letras, porque no era un nivel que domináramos para reclamarles, pero se portaron bastante bien.
GB: -Si escuchás “Weekend”, es re G-Funk, pero la agarraron y la hicieron un tema re festivo. Quito vino de Illyricist, una banda de Suecia. Lo conocimos en enero y lo enloquecimos al sueco: lo llevamos de recontrajoda, a las mil raves, agua sucia, camioneta, y la letra es eso. Su fraseo y el estribillo son sobre lo que estuvimos haciendo esos diez días. Después lo escucharon el degenerado de Arquero y Hache, que venían queriendo hacer un tema de joda, y quedó demás.
SdS: -Nos gusta del hip hop que sea recontra libre, y es históricamente libre por no tener recursos. Para mí está de más que podamos tocar con banda o meter un DJ set o hacer sólo sound system, o que se toquen nuestros temas con nosotros en el bar, como hace Mac Team. Eso es algo que con una banda de rock no te pasa. Es más, no sé si se promueve.
Sería visto como una herejía.
GB: -Si un miembro muy importante de la banda no fuera a un toque, sería rarísimo. No sé, imaginate a Los Redondos tocando sin el Indio Solari.
SdS: -Tuvimos dos presentaciones en vivo y varias versiones no se tocaron como las originales del disco. Eli no estuvo en el último toque, Hache tenía un verso que no había quedado grabado y lo metió, el Seba metió un rapeo en el tema de Quito porque sabe inglés y quedó re bien. Nosotros funcionamos así. Si hay algún purista al que no le cae bien, que la chupe. Que venga a decírmelo a la puerta de mi casa.
GB: -Poné la dirección en la nota.
SdS: -Lorenzo Pérez 3172.