Como es costumbre en estas fechas de enero, la Academia de Hollywood dio a conocer sus nominados para las estatuillas doradas que otorgará este año, en el que el cine estadounidense y sus representantes parecen querer tomar una relevancia no necesariamente relacionada con las películas. Se prevé que la ceremonia, que se realizará el 26 de febrero en el Dolby Theater de Los Ángeles, estará muy politizada y tendrá apasionadas tomas de partido (contrarias al actual ocupante de la Casa Blanca, cabe esperarse), en un ámbito en el que, como demostró la reciente entrega de los Globos de Oro, la industria cinematográfica ha decidido tener una presencia muy activa en el actual panorama político.

Por lo pronto este año Hollywood y sus nominaciones se han salvado de las críticas acerca de la excesiva predominancia de actores y cineastas blancos entre sus nominados, una recriminación que se hizo constante por medio del hashtag #OscarsSoWhite. Esta vez, entre los nominados hay actores de varias etnias y entre las películas nominadas al premio mayor hay al menos tres que no sólo están protagonizadas por afroamericanos, sino que además tratan de las relaciones raciales. Entre los nominados a los premios por actuación hay al menos siete no caucásicos, y cuatro de los cinco documentales aspirantes al premio de su categoría fueron dirigidos por negros, lo que tal vez esté relacionado con una mayor apertura de la Academia a la diversidad implementada en la ampliación de los miembros votantes, cuyos nuevos integrantes tuvieron una proporción mucho mayor de mujeres y etnias minoritarias.

Sin embargo, no es ni lo racial ni lo político lo que aparentemente será el signo de esta premiación, sino lo musical, ya que lo más llamativo, a priori, de estas nominaciones es la cantidad récord de nominaciones que obtuvo la película La La Land, el mayor número que haya alcanzado jamás una comedia musical. Con 14 nominaciones, La La Land igualó el récord de All About Eve (Joseph L Mankiewicz, 1950) y Titanic (James Cameron, 1997). Esta enorme cantidad de nominaciones le asegura a la película dirigida por Damien Chazelle algunas estatuillas, pero los precedentes no indican necesariamente que vaya a ser la gran ganadora de la noche. De hecho, los dos precedentes con 14 nominaciones tuvieron suertes muy distintas, ya que mientras Titanic ganó 11, All About Eve apenas se llevó seis, o sea, menos de la mitad En todo caso, el director Chazelle -un cineasta de apenas 32 años que ya había conseguido una nominación a mejor película en 2015 con Whiplash- declaró haberse quedado “sin palabras” y lleno de gratitud al enterarse del vagón de nominaciones obtenido por su película, que ya ganó los siete Globo de Oro a los que aspiraba y marcó otro récord.

Siguiendo de atrás a La La Land, están las otras ocho películas aspirantes a mejor película -todas con múltiples nominaciones-, de las cuales sólo la poética historia de ciencia ficción de Denis Villeneuve Arrival y la violentísima (pero extrañamente pacifista) Hacksaw Ridge, de Mel Gibson, han sido estrenadas en Montevideo. La lista es completada con el fascinante western moderno Hell or High Water (David Mackenzie), el drama racial histórico Fences (Denzel Washington), el similar -pero a la vez feminista- Hidden Figures (Theodore Melfi), la historia de crecimiento y aceptación sexual Moonlight (Barry Jenkins), el drama Manchester by the Sea (Kenneth Lonergan) y Lion (Garth Davis), una adaptación de la autobiografía del escritor indoaustraliano Saroo Brierley.

Los aspirantes a mejor director son Denis Villeneuve, Damien Chazelle, Barry Jenkins, Kenneth Lonergan y Mel Gibson (todos por películas también nominadas a mejor película). Los candidatos a mejor actor son Ryan Gosling, Denzel Washington, Andrew Garfield, Casey Affleck y Viggo Mortensen (por Captain Fantastic), mientras que entre las aspirantes a mejor actriz sólo hay una presente en las posibles mejores películas: Emma Stone, de La La Land; las otras son Isabelle Huppert (Elle), Ruth Negga (Loving), Natalie Portman (Jackie) y Meryl Streep (Florence Foster Jenkins). Streep, quien fue galardonada hace un par de semanas con un Globo de Oro a su trayectoria, también consigue con esta nominación el récord de nominaciones, al llegar con esta al número 20, algo inédito para cualquier actor, cualquiera sea su sexo.

Gente que no

El resto de las numerosas nominaciones de las distintas categorías de los 89º Premios de la Academia de Hollywood puede consultarse en la página oficial del evento (o en Wikipedia o en cualquier diario con más páginas), pero tanto o más interesantes que los nombres presentes son los ausentes. De todos ellos, el más sorprendente es el de Amy Adams, protagonista de Arrival, cuya interpretación de una lingüista que intenta comunicarse con extraterrestres es tan deslumbrante que ya se la consideraba la candidata con más posibilidades de llevarse el Oscar; sin embargo, no fue incluida en la lista de las cinco aspirantes. En cambio, una sorpresa a medias es la casi completa ausencia de las listas de dos presencias permanentes, cuyas últimas películas han tenido además excelentes críticas, como son las de Martin Scorsese y Clint Eastwood, quienes han sido más bien ninguneados con Silence y Sully, respectivamente, y tal vez a causa de los nuevos vientos que soplan. Scorsese es un director considerado tibiamente progresista, pero es también un católico asumido y, aunque la crítica en general ha considerado a Silence su mejor película en muchos años (por no decir décadas), su temática -el martirio de dos misioneros cristianos en Japón previo a su apertura a Occidente- no parece combinar mucho con la orientación étnica y espiritual de los dramas que hoy en día Hollywood privilegia; su película quedó relegada apenas a una nominación a mejor cinematografía. Igual de escueto fue el reconocimiento de Sully, de Eastwood -nominada, con mucha justicia, al premio menor de mejor edición de sonido-, pero esto no sorprende tanto, teniendo en cuenta el reconocido conservadurismo de su director y su explícito rechazo al gobierno de Barack Obama, tal vez el presidente más adorado en Hollywood de todos los tiempos.

En todo caso, y aunque parezca contradictorio, los ánimos están lo bastante caldeados como para que la ceremonia, que será conducida por el comediante Jimmy Kimmel, sea un poco más entretenida que lo que ha sido en los últimos y tediosos años.