Centros Educativos Asociados (CEA) es un programa que une en un mismo predio a una escuela del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) con una nueva escuela técnica de Ciclo Básico del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU). Surgió a partir de la demanda de los colectivos de vecinos, padres y ex estudiantes de diferentes zonas, preocupados por la continuidad educativa después de primaria y por la falta de propuestas de educación media básica en su área. Este año se inició la experiencia con seis escuelas de Montevideo y, tras una primera evaluación, que muestra mejoras en la asistencia y en los rendimientos, los organismos decidieron redoblar la apuesta y habilitar 12 nuevos CEA en 2017: cinco en Montevideo, dos en Canelones, dos en Rocha, uno en Paysandú, uno en San José y otro en Tacuarembó.

Lo que caracteriza a los CEA es que facilitan el paso de educación primaria a media, en tanto los niños se mantienen en el mismo predio, con sus mismos compañeros, y los maestros trabajan en coordinación con los profesores. El consejero del CEIP Pablo Caggiani explicó a la diaria que “a mitad de año se miró cómo había sido el primer semestre de estos gurises [la primera generación de primer año del CEA] y si tenían diferencias con otros grupos del mismo contexto”. Añadió que “se demostró que concurrían más asiduamente a los CEA que a una escuela técnica y que, en el corte semestral, al menos, les estaba yendo mejor en cuanto a rendimiento que a grupos similares en otras escuelas técnicas; esto no necesariamente significa aprendizaje, sino que van más y les va mejor”. De 275 estudiantes que comenzaron las clases, en agosto seguían yendo 258, es decir, 94%.

La primera experiencia comenzó en seis escuelas de barrios periféricos de la capital, con la colocación temporal de aulas prefabricadas en el predio. Trabajaron dos grupos de primer año en cada centro, y se contemplaron los espacios administrativos, de dirección y servicios sanitarios. La semana pasada se inauguraron las obras en la escuela 255, de Puntas de Manga, que ya está pronta para recibir a los nuevos grupos, que ingresan a la educación media en 2018, así como a los que pasaron a segundo año. En las cinco escuelas restantes las obras estarán prontas en febrero y podrán recibir a los estudiantes en marzo. Mientras, los 12 nuevos CEA comenzarán 2018 en aulas prefabricadas.

Caggiani aseguró que el CEIP tiene “diferentes niveles de coordinación con [el Consejo de Educación] Secundaria y UTU, relacionados con el egreso en sexto año: se trabaja con las familias y los gurises en las opciones que tienen en educación media, se va a visitar los centros y hay distintos encuentros”. “Estas propuestas [los CEA] se enganchan en la preocupación por resolver el tránsito entre primaria y enseñanza media, pero no hemos logrado aún articular una propuesta de este tipo con secundaria, por las distintas condicionantes”, dijo. Explicó que la cantidad de alumnos por institución no puede superar los 180 estudiantes, y destacó la necesidad de que los adolescentes estén siempre bajo supervisión de un adulto, ya que comparten el espacio con niños, algo que UTU ha logrado concretar con una elección rápida de las vacantes y un coordinador que se hace cargo de los grupos si tienen horas libres.

“Es una cultura nueva que hay que ir creando, trabajar en coordinación con Primaria es una innovación”, comentó en diálogo con la diaria Freddy Amaro, consejero del CETP. Coincidió con Caggiani en que la primera evaluación es buena y que ya están planteadas diferentes innovaciones para el próximo año. En este sentido, Caggiani comentó que se espera “una mejor articulación con el Plan Ceibal, así como un trabajo con la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación que ayudará a profundizar el diseño de la propuesta y a validar la matriz de evaluación y monitoreo de esta política”. Amaro agregó que se aumentará el “apoyo en los proyectos educativos”, que permitirá seguir profundizando la continuidad de los proyectos escolares en los talleres optativos de la UTU.

También se implementarán nueve jornadas de coordinación pagas, tanto para maestros como para profesores, para incentivar el encuentro. De todas formas, Caggiani comentó que “efectivamente hubo una coordinación muy fuerte entre la dirección de la escuela y el coordinador del CEA, que piensan en conjunto las historias de los gurises. También se trabajó con maestros comunitarios y con los maestros de quinto y sexto año, que daban cuenta a los profesores” sobre sus ex alumnos, lo que permitió “visualizar cómo hacía la escuela para abordar determinados temas, trabajar con determinados gurises, y cómo eso se puede viabilizar en educación media y, a su vez, las escuelas pudieron identificar las debilidades en la forma en que abordan algunos contenidos que luego, en educación media, son claves para que les vaya bien”.

Al inicio de la experiencia preocupaban las diferencias asociadas a las institucionalidades, pero “los colectivos docentes las han salvado muy bien”, puntualizó Caggiani. Otra de las áreas que vigilaron es la relación de los adolescentes en el espacio de la escuela, un aspecto que “también se salvó bien: cada escuela lo resolvió a su manera, pero por ejemplo en el comedor hay escuelas en las que los liceales comen con los niños de inicial y otros con los de quinto y sexto. Las cosas que pensábamos que podían llegar a complicarse han sido muy bien manejados por los colectivos docentes”, subrayó el consejero.