La joven cantante y compositora neozelandesa Lorde, cuyo disco Melodrama ha sido considerado uno de los mejores de 2017 en las listas de muchas revistas, tenía previsto un show en Tel Aviv para el 8 de junio, pero, luego de que se le acercaran varios pedidos de que no lo realizara, decidió cancelarlo. El tema de tocar en Israel se ha vuelto conflictivo para los artistas internacionales, ya que más de 100 conocidos músicos impulsan un boicot cultural a ese país por el trato de su gobierno a los palestinos, que comparan con el que se daba en Sudáfrica a los negros y que motivó un boicot de la comunidad musical de su tiempo. Este movimiento, que tiene su principal portavoz en Roger Waters e incluye también a Elvis Costello, Brian Eno, Stevie Wonder y Carlos Santana, intentó sin éxito que cancelaran sus espectáculos en Israel recientes visitantes de ese país, como Radiohead y Nick Cave, de modo que la decisión de Lorde puede considerarse un gran éxito de los activistas. Ella admitió en un comunicado público que “un número abrumador de mensajes y cartas” la hicieron reflexionar y la convencieron.

La decisión ya tuvo consecuencias: por un lado, el ministro de Cultura israelí, Miri Regev, exhortó públicamente a la cantante a ser una “auténtica heroína” y no ceder a presiones políticas “extrañas y ridículas”; por otro, la comediante estadounidense Roseanne Barr convocó mediante Twitter a una medida espejo contra Lorde, con la frase “boicoteen a esta bigot”, término duro y despectivo que se usa en Estados Unidos para referirse a las personas racistas o prejuiciosas en general.