Definir el auténtico alcance de la saga de Star Wars en la cultura occidental de fines del siglo pasado y comienzos de este será, seguramente, un gran entretenimiento de los teóricos e historiadores culturales del futuro, si no están ocupados viendo el Episodio CXXI de las aventuras del tataranieto de Darth Vader y su amigo, el Chewbacca calvo, o leyendo el guion de El imperio contraataca en clave teológica. Es claro es que esta historia, que refiere a arquetipos míticos tradicionales, se ha vuelto de por sí una mitología contemporánea, y una de las pocas reconocidas como tal hasta por quienes no tienen la más remota idea de quién era Joseph Campbell o de sus teorías sobre los héroes arquetípicos y su recurrencia cíclica.

En todo caso, hace tiempo que Star Wars dejó de ser (incluso legalmente) propiedad de George Lucas y sus colaboradores, para convertirse en algo que tampoco poseen los actuales dueños de la franquicia (Disney), sino millones de fans de varias generaciones, que han hecho suyo este universo como algo que va mucho más allá del entretenimiento. Como buen mito, ya es una metáfora, una alegoría, un referente de humor o reconocimiento, una bandera intelectual y estética, un sistema comparativo referencial, una fuente de citas ubicuas... Se puede decir que esto se aplica a cualquier objeto cultural masivo, y es cierto, pero a Star Wars se le aplica más.

Por el amplio alcance de su temática y el conocimiento general acerca de su imaginario, la saga es usada como analogía política, religiosa, estética, etcétera, y para explicar, con mayor o menor pertinencia, cualquier cosa en términos relativamente simples y reconocibles. Teniendo en cuenta esto, tres profesores de filosofía estadounidenses, William Irwin, Jason T Elberl y Kevin S Decker, decidieron coordinar una serie de ensayos que tomaran como referencia el universo de Star Wars para explicar algunas nociones básicas de la filosofía. Los tres ya habían escrito ensayos y tratados en esa línea, sirviéndose de productos culturales como Batman, Los Simpson, Terminator y hasta la serie Sons of Anarchy. Se inscriben, por lo tanto, en cierta tendencia posmodernista que se aproxima a las ciencias de cualquier tipo apelando a referentes atractivos de la cultura popular, y evitando cuanto sea posible la jerga especializada y académica.

El equilibrio de los ensayistas entre sus condiciones simultáneas de profesores de filosofía y fans de Star Wars es delicado, y por momentos la desproporción es absoluta, como cuando se pretende ejemplificar las teorías de filosofía del lenguaje de Wittgenstein mediante los gruñidos del hirsuto Chewbacca. Wittgenstein es un pensador de particular complejidad, y que se lo traiga a colación en relación con ese personaje sólo puede considerarse una guiñada esnob y una idea completamente forzada, que no aporta nada sobre Chewbacca, y mucho menos sobre Wittgenstein y la filosofía del lenguaje.

En sus peores momentos, como ese y varios más, Star Wars y la filosofía hace recordar la anécdota posiblemente falsa de cuando, en una reunión, alguien le pidió a Albert Einstein si le podía explicar la Teoría de la Relatividad en términos muy simples. Einstein lo intentó, pero el interlocutor seguía sin entenderla, de modo que el físico siguió simplificándola más y más, hasta que finalmente el curioso le dijo “ahora sí entendí”, a lo que Einstein respondió: “Sí, pero ya no es la Teoría de la Relatividad”. Mientras los ensayos mantienen cierto equilibrio entre los pensadores citados y la cosmogonía de los jedi y los sith, Star Wars y la filosofía es un ejercicio interesante, divertido y no pocas veces didáctico; pero cuando la nave zarpa a las lejanas galaxias del nerdismo total, y se limita al ejercicio ingenioso de comparar a Anakin Skywalker con Zenón de Citio, es prácticamente como compararlo con Paco Casal, es decir, no es nada, y mucho menos filosofía.

Pero son 26 ensayos, y el número de ellos que resulta interesante e inteligente alcanza para que el libro sea recomendable a los neófitos en el estudio del conocimiento. También puede ser atractivo para muchos fans de Star Wars afectos a las conversaciones bizantinas sobre sus personajes favoritos, o directamente para puristas que pueden encontrar en este libro un ensayo como el de David Knepp, en que se parte de una intrincada y especializada reflexión sobre algunos raros figurines de personajes menores de la saga y, de pronto, se desemboca en la obra del filósofo de las ciencias cognitivas Daniel Dennett. No es que se llegue a entender muy bien cómo se pasó de una cosa a la otra, pero el recorrido es muy divertido.

Star Wars y la filosofía

(The Ultimate Star Wars and Philosophy), coordinado por William Irwin, Jason T Elberl y Kevin S Decker. Rocaeditorial, 2016. 382 páginas.