Desde 2005, Gonzalo Halty, gestor cultural y profesor de educación física, ha estado vinculado con la Intendencia de Montevideo, primero como coordinador de la Secretaría de Deportes (2005- 2012) y luego como director de la División de Promoción Cultural (2012-2015). En 2015 asumió la gerencia general del SODRE, y en agosto del año pasado sucedió a Gerardo Grieco en la dirección del Auditorio Nacional Adela Reta. Para él, lo prioritario de una sala pública es apostar a la descentralización y a aquellos contenidos emergentes o alejados de la “mirada comercial”, con mucho cuidado en su programación porque “el espacio comercial debe vivir y desarrollarse”. Reconociendo a referentes de distintas áreas, este año homenajearán la trayectoria de Hugo Fattoruso y la de artistas como la tecladista Cristina García Banegas, el guitarrista Eduardo Fernández (que curará el Festival Internacional de Guitarra), el violinista Federico Britos (ganador de ocho premios Grammy) y el percusionista Federico Blois. Entre las figuras de otros países que llegarán al Auditorio se encuentran Herbie Hancock, Víctor Heredia, Pablo Milanés, el grupo Quilapayún, José Carreras y la violinista y performer Lindsey Stirling. En paralelo, la sala Hugo Balzo albergará ciclos y presentaciones que cruzarán a diversos artistas, como Sebastián Teysera y Juan Casanova.
En cuanto a la prioridad de la descentralización, la idea es que los elencos estables recorran el país. “Estamos pensando estrategias para acercarnos a teatros y salas del interior. Si sale el ballet en una gira nacional, tiene que llevar todo lo que necesita, porque en general en otras salas no se cuenta con infraestructura o no hay personal capacitado para manejar determinados equipamientos. Ahí es donde nosotros podemos jugar un rol importante en capacitar gente, generar y programar trabajos de contenido, asesorar, invitar a equipos a que puedan ver cómo funciona el Auditorio. Utilizar la ciencia y la tecnología para llegar al resto de las salas a nivel nacional. Así como uno por streaming puede contratar un espectáculo de cualquier parte del mundo, nos encantaría que lo que sucede acá adentro con los elencos del SODRE llegue a las salas del resto del país. En eso estamos trabajando”, explicó Halty.
Programación y ballet
Cuando asumió, advirtió que debía frenarse la “saturación” de programación. Ahora asegura que se ha trabajado mucho en ese sentido, mediante el diálogo con los distintos actores del ámbito, y en algunos casos se han “generado ciclos que van pretendiendo uniformizar la mirada sobre ese rol que tiene como organismo nacional el Auditorio, que no necesariamente tiene que volverse una sala de arriendo en forma obsesiva y permanente. Si bien la demanda es mucha, hemos logrado instalar determinadas lógicas. Por ejemplo, hacía muchos años que no se realizaba el Festival Internacional de Guitarra: invitamos al maestro Eduardo Fernández y a la Escuela Universitaria de Música, y lo haremos en noviembre. Durante una semana la sala estará dedicada a recibir a los mejores guitarristas del país y del exterior, como un primer paso para instaurar un festival bianual, rescatando aquella mística de [Abel] Carlevaro y otros artistas. Haremos algo similar con la danza contemporánea; en verano hicimos una experiencia piloto con la danza folclórica, que también parece invisible pero que en el país tiene un movimiento monstruoso, e incluso el SODRE está creando su ballet juvenil folclórico. Y no podemos estar ausentes, la sala Balzo tiene que estar a disposición. Ni que hablar de lo que tuvo que ver con el espectáculo de [Luciano] Supervielle, en lo que se vincula con la tecnología y la música. Todos los artistas que están dejando su huella en el criterio de la formación de la música en nuestro país van a tener un lugar acá”.
Adelanta que, en lo que tiene que ver con la percusión, también han convocado a “los mejores”, como Blois, Nicolás Arnicho, Juanita Fernández y el grupo holandés Slagwerk Den Haag. En la sala grande, lo que se prioriza son los elencos estables, que “cada vez están apostando por producciones más arriesgadas y de altísimo nivel. Esta es la prioridad, porque queremos trabajar cada vez más y mejor con nuestros elencos estables. El ballet es la frutilla en la torta de lo que hoy tiene el SODRE. Tenemos que cuidarlo mucho, está entre los mejores elencos del mundo, quiere posicionarse entre los diez mejores y no hay duda de que lo va a lograr. El Auditorio tiene que estar a la altura”, afirma. En lo que tiene que ver con la incidencia del ballet en la programación, responde que es el que marca la agenda, porque hoy en día se ha vuelto “la identidad nacional a nivel cultural. Desde el plano deportivo, es la selección nacional. Y si nos plantean hacer seis temporadas para el año que viene, buscaremos la forma de que se hagan. Esto se trabaja con muchísimo diálogo y articulación, porque un teatro como este tiene que programarse con tres o cuatro años de anticipación”.
Ópera y orquesta
Recién llegado del Encuentro de Ópera Latinoamérica, en el que se reúnen los principales teatros y óperas latinoamericanos para concretar -entre otras líneas de trabajo- acuerdos de colaboración, Halty destacó la discusión acerca de cómo lograr una cooperación regional para que las producciones de ópera, “que en general son muy caras para nuestros presupuestos, tengan una línea de eficiencia en el gasto”. “Nosotros tenemos un sistema que trabaja en la lógica del teatro Solís y el SODRE, que tiene la escuela de canto lírico, y por lo tanto hay herramientas desde el punto de vista de la formación. Tenemos que ordenarnos un poco más, porque siempre venimos sobre la hora en la discusión de los presupuestos. Y para entrar al mercado regional no se puede apostar en el mismo año en que se hace la producción”, señala. Para el director, es preciso marcar presencia de la plaza montevideana de ópera, en un marco de circulación de contenidos regionales, “sobre todo por el vínculo con Buenos Aires y Santiago, que pueden ser públicos de circulación y aportar en lo que tiene que ver con la eficiencia del gasto. A su vez, para el Auditorio puede generar oportunidades de negocios. El Auditorio es el único teatro de gran producción que hay en el país. Hoy en día, la producción del ballet [El corsario] está viajando a Hong Kong. No es descabellado pensar que algún área artística de la ópera también pueda circular en la región. En estos días hablamos sobre un proyecto en el que podríamos jugar un rol de producción en lo escenográfico, y que podría transformarse en una producción regional. Esto, tarde o temprano, es dinero que vuelve, y no sólo para pagar lo que producimos nosotros, sino que además se transforma en un negocio”.
Consultado sobre los reclamos que la Orquesta Sinfónica del SODRE (OSSODRE) ha planteado en estos años, cuenta que hay “buenas señales”. Dice que es un tema “harto complejo” y que tiene muchísimos años, pero que ahora han llegado a una etapa en la que el sistema político debe tomar decisiones.
Según Halty, “los problemas que tenemos se deben a que las dos orquestas, tanto la Filarmónica como la OSSODRE, están en un nivel de productividad muy alto, y esa es una buena noticia. Se generan problemas porque todos queremos hacer más. Lo que está claro es que este sistema no se puede sostener, porque tenemos músicos compartidos entre las orquestas, y no dan los tiempos. La noticia más importante es que ya ha habido una respuesta a nivel de Presidencia para que el Ministerio de Educación y Cultura y la Intendencia de Montevideo se pongan a trabajar en la perspectiva más política y técnica, para encontrar un camino”.
Fideicomiso, Café literario y gestión
Sobre la financiación mediante el fideicomiso, que unos consideran una forma de aligerar y mejorar las capacidades operativas, mientras que otros la ven como un medio de mantener contratos precarios, Halty asegura que el SODRE “es uno solo”, y que el fideicomiso, como adecuación a la gestión contemporánea, es “una herramienta fantástica e innovadora, que permite agilizar y posicionarse desde otro lugar en la lógica de la administración y los presupuestos. Nosotros debemos trabajar en las líneas que el SODRE define, y es verdad que a veces hay tiempos que no son similares, de modo que la administración del fideicomiso y la del SODRE tienen que compatibilizarse, y eso no es fácil. En algún momento tendremos que discutir cuál es el modelo final que debemos tener. Hoy contamos con este, es con él que tenemos que trabajar, y tenemos que ser absolutamente eficientes en relación con los fines que persigue la institución y en la planificación del gasto. En eso estamos trabajando”.
En lo que tiene que ver con la discontinuidad del ciclo de entrevistas con público Café literario, a cargo de Alfredo Fonticelli -que hace unos días anunció, en una nota de tono crítico, la agencia Uypress-, Halty explicó que no están en discusión esa propuesta ni su calidad, sino que se trata de “ordenar algunos procedimientos”. “En el marco de un crecimiento vertiginoso, se necesitaba que acá sucedieran cosas y se legitimaran, pero tenemos que ordenar el proceso de cómo se dieron algunas cuestiones. En lo referente al Café literario nos faltaban algunas documentaciones que teníamos que resolver: hay que formalizar un presupuesto y saber cómo lo pagamos. Ahora estamos terminando de resolver pagos pendientes del año pasado. En paralelo, TNU ha tenido otras prioridades. Así que lo aplazamos seis meses para tomar una decisión, y a su vez durante el primer semestre las actividades se inclinan más por lo musical que por lo literario, como en el caso de lo vinculado con el centenario de “La cumparsita” a partir de abril, cuando haremos instalaciones en el Auditorio, además de charlas, muestras y [actuaciones de] bandoneonistas”.
Halty cree que si bien la institución se encuentra en un camino de afianzamiento, “hay que tener en cuenta que nosotros administramos dinero público y no podemos hacer lo que se nos ocurra. Tenemos que apostar a la excelencia, acorde al dinero que tenemos”.