Es difícil verificar si El manifiesto del Partido Comunista (su título original) ha sido, como dice la contratapa de esta reedición, “el libro más difundido tras la Biblia”, pero parece probable que así sea. En todo caso, y al igual que en el caso de la Biblia, se trata de una obra cuya difusión poco ha tenido que ver con su venta, ya que históricamente se editó y distribuyó por el mundo en forma gratuita, para ganar adeptos. En tal sentido, resulta llamativo este lanzamiento comercial de un texto que, además, está desde hace tiempo en el dominio público y es muy fácil descargar de internet.
La reedición que nos ocupa se realizó, por otra parte, sin más contenido textual que el del original de 1848 y siete prólogos de ediciones en el mismo siglo XIX, dos de ellos (de 1872 y 1882) a cargo de los autores, Karl Marx y Friedrich Engels, y los otros cinco, posteriores a la muerte de Marx en 1883, escritos sólo por Engels, hasta 1893 (dos años antes de que él también muriera). Vale decir que todo lo que aquí se puede leer fue redactado hace bastante más de un siglo, y mucho antes de que la revolución de 1917 triunfara en Rusia, invocando las ideas del Manifiesto.
Lo único nuevo son las excelentes ilustraciones del español Fernando Vicente, que recrea la iconografía comunista antigua con intervenciones propias de un artista contemporáneo, pero ese componente es el único que, de algún modo, intenta un diálogo con el presente de lo que Marx y Engels plantearon hace 169 años. No hay un prólogo a esta reedición, ni notas al pie, ni ningún otro elemento que trate de explicar o situar la obra en su contexto histórico, o de relacionarla con el nuestro. Esta opción, discutible y que admite diversas interpretaciones, tiene entre sus efectos el de presentar el objeto vendido por Taurus, ante todo, como una obra literaria. No se trata, por supuesto, de una obra cualquiera, sino de una que es de enorme interés -y podría decirse que obligatorio- leer, por muy diversos motivos.
En primer lugar, por su tremenda influencia histórica: más allá de lo que se piense sobre las ideas aquí expuestas, es innegable que se volvieron parte del patrimonio cultural del mundo, y conviene conocerlas de primera mano. En segundo término, porque leer el Manifiesto es una valiosa oportunidad de apreciar cuánto de lo que se hizo en su nombre estaba escrito en 1848 y cuánto no. Por ejemplo, el texto aboga por una revolución violenta, pero no hay en él una sola palabra que recomiende el ejercicio del poder por parte de un partido comunista, sino referencias a que debe ejercerlo el proletariado como tal, para conquistar una cabal democracia; abunda en aciertos visionarios, pero también formula previsiones muy erróneas, y contiene grandes dosis de eurocentrismo.
Por último, porque es una obra literaria singularmente bien escrita, un ambicioso relato que busca nada menos que resumir el pasado, el presente y el futuro de la humanidad, y que lo hace mediante una prosa magnífica, en la que se combinan eficacia retórica, aproximaciones a lo poético y pinceladas de sutil ironía. Ciudadanos del mundo, leedla. Y que os aproveche.
El manifiesto comunista
De Karl Marx y Friedrich Engels, con ilustraciones de Fernando Vicente. Taurus, Argentina, 2017. 135 páginas.