Primero hay que saber moverse, después esquivar, después zafar y al fin sentarse. O “tocar, tocarse y ser tocado, horas rozando nuestros cuerpos con otros cuerpos desconocidos. No hay acuerdo previo, debemos soportarlo”. Un viaje en ómnibus puede exponernos a un sinnúmero de situaciones impensadas, que en general surgen de una galería de fricciones que actúan presionando, obligando, intimidando. Los viajantes descubren las texturas de la vida diaria, de las relaciones sociales y de las formas que va adquiriendo la comunidad en esa temporalidad. Consciente de esto, el fotoperiodista Javier Calvelo editó Touch, un fotolibro en el que registra los gestos más impensados, bolsos, lecturas, niños, sueños, auriculares, termos, una silla playera instalada en un descanso; instantáneas fragmentarias que le dan sentido a ese ir y venir constante.
Touch -que se presenta hoy a las 19.30 en la cafetería del Centro Cultural de España- es un libro innovador, en formato acordeón, que elude las formas habituales de confección y de lectura; apuesta por una estética sucia, apretada, alejada de la complicidad de sus protagonistas. Y es, además, el debut de El Ministerio, la primera editorial uruguaya especializada en fotolibros. Según comentó el autor, este trabajo documental se desarrolló en el transporte público de Montevideo, Buenos Aires, Nueva York y México de 2012 a 2014, utilizando cámaras de celulares “nada sofisticadas”, y desde el comienzo decidió adoptar una mirada antropológica sobre “la violencia generada en el transporte cotidiano”.