El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, llegó el martes a Uruguay y al otro día salió a caminar por la rambla. Fuentes cercanas al mandatario reconocieron que su objetivo no era hacer ejercicio, sino “cruzarse con un ex dirigente de la FIFA y del fútbol local que aparentemente frecuenta esa misma zona y que podría llegar a tener interés en vincularse de alguna forma con el Partido Popular (PP)”. Por la tarde se reunió con su homólogo uruguayo, Tabaré Vázquez, y en la conferencia de prensa que se realizó posteriormente al encuentro afirmó que Uruguay es “un excelente lugar para que las empresas españolas puedan invertir”. A raíz de estas declaraciones, el mandatario recibió varias consultas de empresarios españoles sobre las condiciones para hacer negocios en Uruguay, por lo cual debió salir a aclarar sus palabras. “Sobre las inversiones en infraestructura, hotelería, empresas pesqueras y todas esas cosas, la verdad es que no tengo mucha idea. Yo me encargo de las colonias grandes, como Argentina y México. De las colonias pequeñas como Uruguay, Paraguay, y los países terminados en guay en general, se encargan los pasantes”. Lo que Rajoy quiso decir, según él mismo explicó, fue que “Uruguay es un gran destino para el tipo de inversiones que el PP no hizo ni haría jamás, es decir, los desvíos de fondos, el blanqueo de capitales mediante empresas fantasmas y ese tipo de maniobras turbias. Pero, cuidado, no estoy incentivando a los integrantes de mi gobierno, ni a mi partido, ni a los empresarios con un sentido de la ética excesivamente laxo a que utilicen a Uruguay como lugar para ocultar sus dineros malhabidos. Simplemente estoy reflexionando en voz alta”. Desde hace varios años el PP viene recibiendo acusaciones de corrupción que en algunos casos involucran a estudios jurídicos uruguayos. “Aclaro que con eso no tengo nada que ver, no sea cosa que después salgan a decir que los españoles trajimos la corrupción a América. Nosotros somos civilizados, hombre”.