Uruguay retrocedió cinco puestos en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa publicada por Reporteros sin Fronteras en 2017 y se ubicó en el lugar 25.

El informe establece que en Uruguay “se registraron casos de presiones políticas directas, así como intentos de obstaculizar el trabajo periodístico”. Según se asegura, “en todos los casos, los dirigentes del Estado o sus instituciones ejercieron presiones para evitar que se abordaran temas relacionados con la corrupción, malversaciones o conflictos de intereses”.

Si bien el informe no hace referencias específicas, sí contiene un link a un artículo de El Observador publicado el 7 de marzo de 2016, en el que informaba cómo la Asociación de la Prensa Uruguaya cuestionaba la declaración del Plenario del Frente Amplio que criticó la “campaña” que la oposición y varios medios de comunicación supuestamente realizaban, “destinada a menoscabar la imagen y credibilidad” de algunos integrantes del gobierno, y con el objetivo de “debilitar la institucionalidad democrática del país”. La declaración fue realizada tras el artículo de ese medio que denunció que el vicepresidente Raúl Sendic no tenía el título de licenciado en genética humana.